Señal
de Alerta
por
Herbert Mujica Rojas
28-8-2009
La estupidez es democrática*
Pocas
dinámicas son tan potentes para identificar entre sus integrantes a enormes
franjas de hombres y mujeres de todas las razas, de lenguas múltiples, de
estaturas diversas, de geografías disímiles, de historias distintas, de
trayectorias absolutamente inconexas, como la estupidez. Hay entre sus epígonos,
allende y aquende, parlamentarios, per se muy conocidos adalides de la especie;
diplomáticos, periodistas, militares, gobernantes, burócratas, intelectuales,
los genuinos –unos pocos- o los a la carta al servicio de cualquier ONG que les
pague lo que ellas quieren que diga; en palabras breves, la estupidez, con su vasto
poder impresionante, es un ámbito en que casi todos compiten entre sí para ver
quién empeora la bestialidad de los movimientos del vecino. Ninguna disciplina
se libra de esta clase de neumáticas, todas gozan del discutible mérito de
tener entre sus cultores a estúpidos más o menos brillantes. ¡Ni qué hablar de
gobernantes palurdos y zafios! Afirma Robert Heinlein –y así lo recuerda
Giancarlo Livraghi en The power of stupidity, May 2009, p.
11: “Never underestimate the power of human stupidity” .
¿Cómo
entender a sociedades que ven cómo sus empresas caen, cual borreguitos balando
sus cánticos animales, en las garras del narcotráfico, son investigados por sus
policías, pero nadie parece darse cuenta ni enterarse porque el silencio prima
como parche y “soluciona” las circunstancias? ¿alguien puede explicar por causa
de qué, después de más de 20 días de haberse hecho de conocimiento público, Lan
Chile y su socia peruana, Lima Airport Partners, LAP, la empresa concesionaria
del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, perseguidora de periodistas, no han
dicho ¡absolutamente nada! de un auto apertorio penal que involucra nada menos
que a sus jefes de Seguridad, en un engorroso y muy grave tema de narcotráfico?
Tengo mis dudas que la sola estupidez sea capaz o talentosa como para explicar
un asunto que no tiene ninguna justificación.
¿Alguna
disciplina es tan abyecta, para silenciar a esos diplomáticos que ven cómo sus
capitostes traicionan, violan, violentan, los Tratados que Perú ha firmado y
defendido en su pétrea contextura, como el del 3 de junio de 1929, y se callan
o disimulan, a la postre, el acto proditorio es el mismo, en nombre de un
escalafón que protege imposturas y falsedades que todos conocen pero nadie
quiere denunciar en voz alta? Dice Livraghi en su obra citada, p. 12:
When
stupidity combines with other factors (as happens quite often) the results can
be devastating. In many situations human stupidity is the origin of a series of
events that combine into constantly increasing complication, with effects that
can be quite funny –until we discover that they are tragic. In other cases
stupidity is not the origin of the problem, but all sorts of stupid behaviors
make it worse and prevent effective solutions”.
Cuando
la estupidez se combina con otros factores (como ocurre muy a menudo), los
resultados pueden ser devastadores. En muchas circunstancias la estupidez
humana es el origen de una serie de eventos que se complican constantemente,
con efectos acaso divertidos hasta que descubrimos su trágica índole. En otros
casos la estupidez no es el origen del problema, pero toda clase de
comportamientos estúpidos empeoran y envilecen las soluciones preventivas eficaces.
Inquirimos
ha poco, sin respuesta hasta hoy, estúpida o razonada, sobre la siguiente
cuestión:
“¿Cómo
se explica la impresionante estupidez que un partido político con más de ocho
décadas haya perdido casi toda su influencia nacional y esté constreñido al
respaldo que la frívola y racista Lima le da con la derecha que apuesta por el
mal menor y que graficara sus guarismos trágicos en el comicio del 2006? Esa
dirigencia, hasta hoy no explica los métodos científicos que usó para perder de
una manera tan vergonzosa y convertir al antaño movimiento esperanza de los
pobres del Perú en una cofradía de oportunistas recién llegados y en búsqueda
angurrienta de cualquier puesto con tal de conseguirse un ingreso. No causa
pues asombro que a la vuelta de pocos años, los resultados sean los que se
observan: falta de respuesta política, putrefacción en el pensamiento y una
impresionante carencia de líderes con calidad y educación geopolíticas. La
estupidez se nutre de la ignorancia.” http://www.voltairenet.org/article161140.html
Escribe
con pluma certera Livraghi, p. 13:
When we
try to understand stupidity, we are dealing with a subject that is scarcely
studied, rarely understood, broadly avoided because it’s uncomfortable and
disturbing (as we shall see in chapter 28.) It’s as though we all knew that we
are stupid, but we uneasy about admitting it.
Cuando
tratamos de entender la estupidez, tratamos con un tema que es apenas
estudiado, raramente entendido y ampliamente evitado porque es perturbador y
poco confortable (como comprobaremos en el capítulo 28). Es como si supiéramos
que somos todos estúpidos, pero no es aquello fácil de admitir.
En
el Perú de nuestros días, que es el mismo, sin mayor esfuerzo para la exégesis,
desde que nació en los borrosos y controvertidos días de 1821, con criollos
vendepatrias a quienes les gustaba un rey y un imperio del cual depender, la
estupidez tiene un asiento en todas las esferas de la vida pública. Por tanto, la
estupidez es democrática. ¿Alguien se atreve a dudarlo?
¡Atentos
a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos
al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos
el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo
el talento salvará al Perú!
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*Publicado
originalmente en la Red Voltaire el 28-8-2009 http://www.voltairenet.org/article161860.html