Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
5-6-2024
¡La culpa de ser pobre!
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Iván
Izquierdo Elliot, analista y estudioso, comenta en torno al tan común fenómeno
de la pobreza, cita textos de lectura, ofrece reflexiones de aguda percepción.
“Uno de
cada ocho norteamericanos es pobre; pero uno de cada tres peruanos también lo
es. En el país más rico del mundo y en un país del tercer mundo como el Perú,
resulta igualmente vergonzoso.
En ambas
sociedades la pobreza trata de ser invisibilizada, ocultada, negada; se
pretende culpar el pobre por su condición; aparecen reflexiones falaces del
tipo “enseña a pescar en vez de recibir” y pensamientos similares; ante el
grotesco espectáculo de la pobreza desconectamos nuestra capacidad de empatía”.
“La clase
dominante, la clase media, aquellos que gozan de los privilegios del acceso a
los medios de comunicación, a las redes sociales, a la salud, a la alimentación
mínima, a una red tribal que los sustenta suelen perder empatía con ese
“tercero”, ese otro ser humano, desposeído, hambriento e ignorante —“es su propia
culpa”— repiten los más cínicos”, subraya Izquierdo.
Preguntas simples
¿Sabes lo
que es vivir en la pobreza, sentir la desesperación del presente, el hambre
permanente y la ausencia de alternativas?, inquiere Izquierdo.
Iván
Izquierdo cita a Matthew Desmond, ganador del premio Pulitzer que nos ofrece
una descripción de primera mano, de los efectos nocivos de la vida en la
pobreza y sus efectos sobre los individuos, (Poverty, by America. 2023)
“La pobreza es la disminución de la vida y de la
personalidad. Cambia tu forma de pensar y te impide desarrollar todo tu
potencial. Reduce la energía mental que puedes dedicar a las decisiones, lo que
te obliga a concentrarte en el último factor estresante (una factura de gas
atrasada, un trabajo perdido) a expensas de todo lo demás.
Cuando alguien es asesinado a tiros, los niños que viven
en esa cuadra obtienen resultados mucho peores en las pruebas cognitivas en los
días posteriores al asesinato. La violencia se apodera de sus mentes. El tiempo
pasa y el efecto se desvanece hasta que alguien más cae.
La pobreza puede hacer que cualquiera tome decisiones
que parecen desacertadas e incluso, francamente estúpidas, para aquellos de
nosotros que no nos molesta la escasez.”
Durezas en la vida
Reflexiona Izquierdo: “la vida es dura para todos, nos
obliga a tomar decisiones permanentemente y de ellas dependerá nuestro futuro y
el de las familias. Pero, como indica Desmond, la pobreza produce cambios
fisiológicos que disminuyen esa capacidad de decisión de la que depende la
supervivencia”.
Adicionalmente, Desmond nos interroga a través una situación
muy común para los que hemos tenido la desgracia de atravesar por una
enfermedad grave o la de un familiar:
“¿Alguna
vez te has sentado en la sala de espera de un hospital, mirando el reloj y
orando por buenas noticias? Estás ahí, encerrado en la emergencia actual, al
lado de la cual todas las demás preocupaciones y responsabilidades se sienten
(y son) triviales. Esa experiencia es algo así como vivir en la pobreza.”
Escasez de
opciones
Ante una enfermedad y la pobreza, las alternativas de vida
disminuyen, las opciones se vuelven aún más escasas, es el momento de las
oraciones y plegarias metafísicas que, por problemas que la mente pierde la
capacidad de procesar, añade Izquierdo, según Matthew:
“La
pobreza es a menudo escasez material, apilada sobre el dolor crónico, apilada
sobre el encarcelamiento, apilada sobre la depresión, apilada sobre la
adicción, y así sucesivamente. La pobreza no es una línea. Es un apretado nudo
de males sociales. Está conectado con todos los problemas sociales que nos
preocupan —el crimen, la salud, la educación, la vivienda— y su persistencia en
la vida estadounidense significa que a millones de familias se les niega la
seguridad y la dignidad en una de las naciones más ricas de la historia del
mundo.[1]”
Conclusiones
Iván
Izquierdo finaliza y afirma: “la pobreza afecta la mente de quienes la padecen,
en resumen, estupidiza; Si a esto sumamos una mala alimentación, la incidencia
de la anemia que afecta a casi la mitad de los peruanos y que produce
perniciosos efectos sobre el desarrollo mental y de las capacidades cognitivas
de los niños, es fácil deducir que será uno de los factores que alimenta el
resentimiento, la incapacidad y la violencia generalizada.
La
pobreza es la materia prima de una sociedad en la que la vida se convierte en
un perverso juego por la supervivencia”.