por Herbert Mujica Rojas
16-2-2007
Estupidización con éxito
Los peruanos solemos holgarnos con frecuencia –a veces razones sobran
y dan orgullo- del ingenio nacional. Hemos producido una encíclica:
"Los derechos humanos son una cojudez", Cipriani dixit y hemos,
también, dado al mundo paradigmas como el de nuestros días que dan
cuenta de una aceleradísima estudipización en todas las esferas de la
vida cotidiana. Así, los pobres circos que llegaban en julio con sus
espectáculos, ya no lo harán, porque aquí se mata a los payasos y no a
los dueños. Ha dicho el presidente García que se castigará duramente a
los asesores de la aún ministra del Interior, la peruanoide Pilar
Mazzetti Soler, pero que ella goza de todo su respaldo. No olvidó
subrayar, el mandatario, que su gobierno no permitirá ningún nivel de
corrupción.
Bajo el silencio cobarde de múltiples miedos de comunicación, ciertos
traidores pretenden cubrir sus desmanes con las palabras manidas de
"descontextualización", "87 años" y adefesios por el estilo. ¿Serán
aquellas salidas entendibles por la gente digna que puede mirarse al
rostro sereno y sin dobleces o están las maquinarias dolarizadas
pagando urbi et orbi para que se calle y enmudezca lo que todos saben
que ocurrió desde hace largos decenios contra la patria?
El gobierno del señor García no ha repudiado las expresiones
singulares de un quintacolumna pagado por la Cancillería para que sea
un servil gonfalonero de intereses ajenos al Perú. Acusé, en blanco y
negro y públicamente, a Felipillo Fabián Novak Talavera, en mayo del
2005, de haber traicionado al Perú en noviembre de 1999 cuando la
actitud aviesa con Chile respecto de Arica y el Tratado y Protocolo
del 3 junio de 1929. Pero, resulta que no era su única mugre. Habían
otras que han salido a flote en el curso de los últimos quince días. Y
este rábula de conciencia a lo Petain, ni renuncia ni se suicida. Pero
sí manda cartitas y paga a mermeleros en los miedos. ¿Qué fácil, no?
La estupidización tiene ejemplos humorísticos de muy alto calibre. Una
fuente fidelísima, de inconcuso conocimiento, me refirió que a muy
altas horas de la madrugada un consejero ofreció al canciller José
García Belaunde, un texto sobre límites. Quien sabe si no escuchó o su
ignorancia es genuina, pero él asintió y no dejó de sugerir con
energía: "pero con papas fritas". No se puede negar que el paladar del
"demócrata" es exquisito. Cada vez que recuerdo la justicia que hizo
César Hildebrandt al homenajearlo con el calificativo de "débil
mental", confirmo que a veces hay sinrazones que tienen piernas y
hasta rebuznan porque no hablan.
El paradigma de la estupidización se nota porque en cualquier otro
país del orbe, la sola sospecha de sobrevaluaciones o precios
recargados en 90%, hubiera hecho funcionar la guillotina y ¡fuera! las
cabezas de esos ministros ineptos. Para justificar sus mediocrísimas
gestiones Allan Wagner Tizón y Pilar Mazzetti, metieron presos a
campesinos en Ayacucho. Derrotados por la presión pública debieron
reconocer luego de un mes que eran inocentes esos ciudadanos. Pero
¡ninguna ONG dolarizada con dineros imperiales, les ha denunciado por
atentar contra sus derechos humanos! ¿Será porque, a su vez, estos
incapaces son miembros de ONGs? La decencia no alcanza, como tampoco
la vergüenza, a quienes debían haber renunciado hace mucho tiempo.
¿Conocerán esa virtud estos ciudadanos?
Vaca sagrada de 87 años quiere cubrirse con el manto de su edad
avanzada y el dudoso lauro de haber sido peón pro domo sua de los
norteamericanos en Naciones Unidas. Hoy, el embajador Javier Pérez de
Cuéllar no se acuerda de nada. ¡Qué raro, ante la acusación del
entonces candidato Alan García Pérez, noviembre del 2005, dijo que
había resuelto el asunto del norte! Lo que no se hizo notar fue que
para ello, había desfavorecido al país en el sur. Y ¡lo que es peor!
hasta hoy no se revela el contenido de las notas reversales de 1968 y
1969. Son dos juegos distintos y contradictorios. ¿Qué hay del mapa
con límites equivocados que nuestra Cancillería jamás impugnó, porque
siempre está más ocupada en cocteles y saraos, que en defender a la
patria? ¿Por causa de qué, en citas privadísimas del cogollo, el
amnésico don Javier siempre lamentó sus yerros de lustros atrás y los
llamó fallas garrafales? Costumbre peruana ancestral es disimular,
cohonestar, barnizar ¡las tremendas felonías de sus mamarrachos
oficiales de turno!
¿Se acordará el embajador de su petición lacrimosa, años atrás, para
que no se publicara un artículo que denunciaba la barbaridad, con su
firma y la de Valentín Paniagua, en que con resolución burocrática,
reponían en Torre Tagle a un muerto y con devengados? ¿Habrá olvidado
a su chasqui, un dinosaurio con corbata que entonces era ministro y
que bregó duramente en el teléfono para que se colaborara con aquello?
Testigos hay varios diplomáticos y hasta dos periodistas. Sencillo
recurso el de la amnesia no obstante la pusilanimidad de no asumir con
hombría la totalidad de fallas atroces.
La estupidización es un paradigma que ha tenido éxito en Perú. No
puede negarse aquello. En el conchabo están los miedos de comunicación
en inmensa mayoría; los partidos políticos, mejor dicho, clubes
electorales, que no opinan, no entienden nada, guardan silencio; las
figuras y figurones de barro construidas de fango dolarizado que
recorren mesas de redacción y canales televisivos para vomitar textos
resobados y siempre en la tesitura cruel e indigna que los peruanos
carecemos de memoria. ¿Por causa de qué meternos a todos en el mismo
saco canceroso?
Ya lo saben, en Perú se ejecutan a los payasos y no a los dueños del
circo. La estupidización y su mercadotecnia colonizadora, están
triunfando. ¿Va a permitir, amable lector, semejante infección en el
cuerpo nacional? Sólo usted tiene la respuesta.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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