Tuesday, July 01, 2008

El ridículo y el número 41

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
1-7-2008

El ridículo y el número 41

Son tres los párrafos, de un libro de 350 páginas, ¡Estafa al Perú!
¡Cómo robarse aeropuertos y vivir sin problemas!
http://www.voltairenet.org/article148321.html, de mi modesta autoría,
los escogidos para plantear la denuncia por difamación agravada y por
la cual se demanda la suma de S/ 100,000 como reparación. El
protagonista querellante es Jaime Daly Arbulú, asalariado de Lima
Airport Partners. Y de eso tomé debida nota al rendir mi manifestación
ante el 57avo Juzgado Penal de Lima, con no poca sorpresa ante la
miseria jurídica y flaqueza de la querella.

¿Qué dice el tercer párrafo de la página 160?:

"En febrero, por ejemplo, nada menos que el gerente general de LAP,
Jaime Daly Arbulú, acompañado de 40 rufianes, desalojó a la empresa
peruana Cexport Exclusive y la arrinconó debajo de una escalera y en
un lugar de nulo tránsito de pasajeros o turistas a quienes de podía
ofrecer la mercadería que fabrican más de 300 artesanos peruanos, Como
esto no importa a LAP, entonces el caso está pendiente de resolución
en juzgados inmorales para quienes el dinero de LAP si tiene la mayor
rentabilidad". Como cualquier ciudadano podrá colegir, se dice,
categórica e incuestionablemente el nombre y apellido del gerente
general y se alude a 40 individuos. ¿En qué momento hablo de 41? Si la
conciencia inclusiva, personal e instransferible del señor de marras
pretende considerarse a sí mismo como parte de ese grupo (40), es un
tema que pertenece a su ilustre creación intelectual. Yo no he dicho
eso, en ningún idioma. ¿Por causa de qué atribuirme sus deseos más
íntimos –los de Daly Arbulú- y echar la culpa –vía querella por
difamación agravada- a quien sólo expone hechos de absoluto
conocimiento público?

En efecto, en febrero de 2005, sin mandato judicial, a la mala,
premunidos de actitudes matonescas, rufianescas, un grupete desalojó a
la empresa Cexport Exclusive y faltó de hecho y de palabra a las
empleadas. Tan es la "justicia" de Lima Airport Partners que un fallo,
también judicial, devolvió a Cexport un pequeño lugar en el Jorge
Chávez, y el caso, aún se ventila en un tribunal penal, por tanto está
en trámite y vigente. Fue un hecho real, denunciado por múltiples
medios de expresión.

Si algún ciudadano, digamos con un número arbitrario, ¡el 41! cree que
debe incluírsele o se da por aludido cuando se habla de rufianes,
puede ser que esté mal aconsejado por abogángsteres, de esos burros
con orejas largas, bigotes y lentes, que no hesitan en hacer cualquier
adefesio, verbi gracia, querellas por "difamación agravada" con tal de
no perder la vigorosa mesada que cada 30 días gratifica sus servicios,
buenos o malos –o ridículos como en este caso- que involucran a
ciertos asalariados de cuya cultura o intelectualidad no hay la más
mínima sospecha.

¿Cuál es el deber de los periodistas que entienden su trabajo como un
apostolado al servicio de la defensa del bien público y de la
soberanía nacional? Denunciar las imposturas y señalar, con claridad
inequívoca, los desmanes en que incurren empresas e individuos
mercenarios al servicio de éstas.

Dijimos poco tiempo atrás: "Obligado por las interrogantes reiteradas
por el suscrito en el escuchado programa de César Hildebrandt en Radio
San Borja http://www.voltairenet.org/article157147.html, aterrado por
el proceso judicial que va a analizar la nulidad del proceso que
concesionó el Aeropuerto Internacional Jorge Chávez, la empresita LAP
y, sin duda, su gerente general, el perseguidor de periodistas, Jaime
Daly Arbulú, revelaron, vía Travel Update, uno de sus secretos más
escondidos en torno a los US$ 125 millones de dólares que levantó en
el 2003 con bancos norteamericanos y alemanes."

¿Cuál es la verdad de este asunto? ¡Una muy simple! Jaime Daly Arbulú
pretende amordazar el ejercicio de la libertad de prensa porque la
nulidad del acto jurídico de la concesión del Aeropuerto Jorge Chávez
se viene con todo su cúmulo de irregularidades y avalancha de hechos
censurables. Y entonces ¿qué mejor que silenciar a uno de los
periodistas denunciantes (en este caso, el que esto escribe)? ¡Bah! A
este caballero hay que recordarle –mejor dicho, enseñarle- como dice
el poeta: ¡Los muertos que vos matasteis, gozan de buena salud! ¡Vade
retro!

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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