Thursday, March 31, 2022

Perú: a grandes males, grandes remedios I

 


Perú: a grandes males, grandes remedios I

por Antonio Ramírez; ardesperu@hotmail.com

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31-3-2022

 

Ante la grave crisis política y de corrupción que padece el Perú hoy, los peruanos debemos saber que estos se originan en tiempos de la conquista, la colonia y en el proceso emancipador falaz y son los gobiernos y élites de poder los que han mantenido por 200 años, las estructuras de un Estado perverso que data de Europa del siglo XIX y que ata e inmoviliza el desarrollo del país.

 

La urgencia de un acuerdo social

  

Ante la república bicentenaria fallida y corrupta, toca rescatarla, devolverle su dignidad, su grandeza milenaria y elevar a la gloria el nombre de este territorio llamado al azar Perú y que pocos conocen. En este camino, urge la exigencia de un acuerdo o pacto social, cuyos primos cimientos sean: “educación, alimentación y salud pública” dentro del contexto de la revolución científica y tecnológica del siglo XXI.

 

Enseñar desde la escuela, el colegio y la universidad, la verdad histórica de la civilización andina “la del oro y la fábula, sin parangón en la historia de la humanidad” y que admiró Simón Bolívar. Que se enseñe también que de las pendientes eriazas y accidentadas del territorio costero y andino, forjó tierras fértiles, dominó ríos y cordilleras e hizo maravillas arquitectónicas, provocando la admiración universal pudiendo a nivel del turismo, superar los ingresos por exportaciones sin dañar el medio ambiente.

 

Seamos leales con el maestro Jorge Basadre: “un país que conoce y comprende su historia, es capaz de encarar con mayor entereza y convicción los desafíos del futuro”.

 

Conectar historia, perspectiva y prospectiva

 

En retrospectiva, es tiempo de articular el presente y la prospectiva, para poner fin a la tragedia del mito falaz que se disfraza en las escuelas como “el Perú, es un mendigo sentado en un banco de oro”, a él, se refería el sabio Raimondi por su incipiente explotación, de igual forma, la estupidez literaria de “cuando se jodió el Perú”.

 

Son tiempos de poner fin a las versiones de la prosperidad falaz del guano, la anchoveta, el caucho y el salitre que solo han dejado desastres ambientales, desempleo, hambre y anemia y tener en cuenta lo que el antropólogo norteamericano Michael Moseley (1975), postuló en  The Maritime Foundations of Andean Civilization que la gestación de la civilización andina se debió a la excepcional riqueza de la fauna marina, hecho que se confirmó con el hallazgo de la civilización de Caral y Áspero en Supe, considerado el primer puerto pesquero de la humanidad.

 

Desmontar estructuras que atan e inmovilizan

 

En segundo lugar, lo que hace inviable al país, es producto de un Estado fallido y centralista, perverso y corrupto, vigente desde nuestra presunta independencia y la Constitución de 1821, en que José de San Martín mantuvo las intendencias coloniales con el afán de imponer una monarquía o protectorado, para luego, en la Constitución de 1928, en que ganan unitarios a federalistas, se adopta o copia de la Francia republicana, la forma territorial de los departamentos como espacios políticos y administrativos; fueron ocho en 1834, once en 1850, dieciocho en 1876, veintiuno en 1904, hasta culminar con 24 en 1980; sin dudas, así ha respondido el Estado fallido, a las exigencias y demandas del perú provinciano.

 

En esta oprobiosa etapa debemos evitar que la historia se repita. En 1845 se inicia la prosperidad falaz con la explotación de millones de toneladas de guano de islas, que generaron ingresos por más de 600 mil millones de US$ dilapidados por los gobernantes de turno, que importaban lencería de seda para sus mujeres, vajilla, etc, construyeron un ferrocarril de Lima a Barranco y Chorrillos, lujosas residencias de verano; finalmente en 1879, Chile nos declara la guerra y nos arrebata o mutila los territorios de Tacna, Arica, Iquique y Tarapacá, en una área de 150 mil KM2

 

Centralismo, descentralización y regionalización

 

La gran crisis política y de gobierno tiene su origen en el centralismo limeño, en la falta de organizaciones políticas sólidas y de líderes probos, honestos y en su poco interés de entender que la descentralización es una política de Estado continua y que va más allá de la ignorancia electoral o gubernamental.

 

Es oportuno decir que la Constitución de 1979, así como la 1920 identificaron los efectos perversos del centralismo, sin entender las causas que lo originaban, estableciendo como alternativa la regionalización que al igual por ilusión, se crearon los departamentos, (Constitución 1828), es por eso que, asistimos a un proceso de “regionalización desnaturalizada” haciendo por vía legislativa-Congreso, de los viejos departamentos “flamantes regiones” creyendo que con una ley se pueden cambiar 200 años de  “república fallida” con valores y costumbres que ha condicionado el “centralismo”.

 

Ya lo decía el insigne colónida Abraham Valdelomar en 1915: “El Perú es Lima, Lima es el jirón de La Unión, el jirón de La Unión es el Palais Concert y el Palais Concert soy yo”. Taras y miserias nos hicieron creer que regionalizar era posible, sin una previa reforma económica, sin reestructurar y optimizar el Estado, al final se ha puesto a los caballos detrás de la carreta y el fracaso y la corrupción conspiraron contra la causa descentralista y desarrollo del Perú.

 

Concluyentemente, el mapa de la estructura política, administrativa y territorial que rige en el Perú y amparada en la Constitución de 1993, se copió de Europa del siglo XIX. Esto explica en forma clara que en el siglo XXI todo sigue igual y parodiando al gran maestro del Politeama, González Prada, diríamos: “En el Perú del bicentenario no solo salta el pus, la corrupción ha hecho metástasis”.