Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
26-8-2019
Miserias de nuestros políticos
http://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/miserias-de-nuestros-pol%C3%ADticos
¿Aprenden nuestros políticos o estudian in extenso sobre el
país como inmenso conglomerado de más de 30 millones de habitantes y con un
imprescindible destino constructor y de futuro? No parece que fuera así. Por
tanto tampoco inspiran confianza a la ciudadanía, menos provocan respeto y, en
cambio, sí muestran gruesas fallas culturales o de sindéresis en su
comportamiento público.
¿Qué, en cambio, sí aprenden estas personas? Los que se
reputan oradores, pese a voces aflautadas, dicción menos que deficiente e
incapacidad para concatenar un párrafo y medio seguido es a “hablar”. Y por lo
general sus naderías son de altos quilates ridículos. El gesto, ademán,
modulación de voz no improvisan ni sustituyen las gruesas carencias.
Escribí en ¿Qué es un político peruano?*,
del 19-10-2010
http://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/%C2%BFqu%C3%A9-es-un-pol%C3%ADtico-peruano
“Con excepciones contadas, un logrero cuyo mejor éxito constituye, no el
bien de la nación en sus preteridas mayorías nacionales, sino el lucimiento
frente a cámaras televisivas, micrófonos radiales y medios escritos urbi et
orbi. Su mejor blasón es la incultura y desconocimiento de que da cuenta hasta
en la inflexión de la voz ora espontánea ora delicadamente diafragmática. Vive
navegando en la epidermis y olvida el coágulo social que anida explosivo en
todas las regiones del Perú.
Verbi gracia: carece de visión
geopolítica. En plena guerra jurídica con Chile por delimitación marítima,
el 95% de los políticos peruanos, oblitera en cada una de sus declaraciones
frecuentes el intríngulis, por una razón fundamental: ignorancia, descarada desinformación puntual, histórica y de las
constantes que signan nuestra difícil vecindad con el país del sur. Por esa
palurda razón asemeja al español del chiste que jamás había visto una jirafa y
cuando se la mostraron, afirmó con subrayada energía: ¡ese animal no existe!”
Y con pesar, habida cuenta de la década pasada, hay que insistir en que
poco o nada ha cambiado y la regresión no pudo haber sido más infeliz para el
Perú.
Hay genuinos iletrados que “opinan” sobre temas constitucionales o
económicos y no son diestros en cualquiera de esas dos disciplinas. Mejor dicho
no son hábiles en nada, salvo en cobrar cada fin de mes sus elevados
emolumentos.
Y el Congreso se resiste al adelanto de las elecciones. La especie que
el “el pueblo los eligió por cinco años” no puede ser más deleznable. Para la
gente común y corriente el Parlamento es un estorbo más o menos costoso, un
ágora en el que compiten por quien dice más barbaridades o se comporta como
tribu caníbal para engullirse al adversario.
Común es el razonamiento tan popular que sindica al Congreso como el
peor de los últimos 35 años. Y esa calificación no es gratuita, se la ganaron a
costa de mediocridades y ridículos descarados.