por Herbert Mujica Rojas
26-1-2009
Perú-Chile: la difícil vecindad, un reto
Ni las estridencias o provocaciones del sur hacia el norte o viceversa
pueden –ni deben dejarse pasar- o constituir hitos lodosos en la
difícil vecindad que mantiene Perú con Chile. El título de la opus
magna de Alfonso Benavides Correa La difícil vecindad representa una
visión exacta de la inevitable, mientras que existamos porque así lo
dicta la geografía y la geopolítica, coexistencia entre nuestros dos
países. Resbalar por la fácil pendiente de los histerismos,
ridiculizaciones, cuentos mediáticos, no beneficia en nada. Y hoy más
que nunca, frente a un contencioso que inicia sus exposiciones en
marzo en La Haya, el reto debe ser contestado con altura de horizonte
y con capacidad de hombres de Estado constructores y líderes de su
destino en paz y complementariedad.
De manera que los ignorantes bullangueros, aquí y acullá, debían ser
puestos en salmuera. No otra cosa merecen quienes son habituales
habladores de lo que no saben habida cuenta que sobre el asunto
tampoco hay mucha información que, esperamos, sea dada a conocer en el
momento preciso. Los petardos no apisonan alamedas, más bien
destruyen. Y hay muchos candados que colocar a varios lenguaraces
incontinentes. Como deviene obvio es aquí donde hay que aplicar unos
cuantos azotes a ciertos irresponsables que sueltan fábulas sobre
correos electrónicos. ¿Qué rol cumple una prensa que da cabida a
asuntos tan vulgares como aquellos? ¿o el idiotismo contemporáneo se
enseñoreó absolutamente del anémico cerebro de estos hombres de
prensa? El nivel se marca y la polémica se avitualla de fuentes serias
y jurídicamente impecables.
Ayer en el programa El Perro del Hortelano que dirige César
Hildebrandt, el economista Alan Fairlie y el académico Aníbal
Sierralta, discurrieron con cifras, tesis e informaciones en torno a
la difícil vecindad con Chile. La alusión a las asimetrías entrambas
economías abundaron y las consideraciones geopolíticas, ídem. Este
camino sereno expuesto por televisión debiera constituirse en una
constante informativa desde abajo y desde dentro y hacia el público
peruano de cómo sí se puede introducir cuotas responsables y de aporte
en ayuda a la posición nacional. Ha hecho bien, muy bien, Hildebrandt
porque se hace portaestandarte y gonfalonero del homenaje militante a
los que lucharon por la patria. ¡Enhorabuena!
¿Y qué hace el resto de periodistas? A no pocos el tema de la difícil
vecindad Perú-Chile les suscita el clamoroso envión de las campanas
tubulares ante la puerta de Kiev que denotara en Cuadros de una
exposición Mussoursky. No es la música turca que introduce Beethoven
en la Oda a la alegría del genial Schiller y en ese epocal cuarto
movimiento de la 9na, porque es más bien la aridez que produce la
ignorancia y el gusto indigesto de vivir en la nebulosa con respecto a
un vecino cuya hambre y norte le indican por dónde venir con sus
inversiones y no pocas veces, patanerías no mondadas y deleznables.
Leí hace pocos días alusiones que navegaban la maravilla de la música
sinfónica y no resistí comprobar una coincidencia más en ese inmenso
bosque de creación que generan las creaciones sublimes del hombre.
En multitud de textos, y desde hace larguísimos años, hemos aludido a
la difícil vecindad. Fuimos admiradores y estudiosos atentos de las
lecciones del maestro Alfonso Benavides Correa y estamos siempre al
son de las trompetas del Jericó que predica la patriótica voz de
Vicente Ugarte del Pino y desde el equipo de Perú Heroico tenemos
ambiciones constructivas y fílmicas de empaque invicto. Es hora que la
nación, unida y multánime, acometa con responsabilidad las horas que
llegan. ¡Cada quien a su puesto de combate!
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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