Wednesday, April 08, 2015

Golpe de Estado contra Perú….y Respuesta de la Democracia

Golpe de Estado contra Perú….y Respuesta de la Democracia
por Luis Alberto Salgado T.; luissalgadot@aol.com

6-4-2015

El 5 de abril de 1992 se produjo un hecho nefasto para el Perú.

Ese día fue el golpe de Estado que perpetró Alberto Fujimori con un grupo de militares indignos y con el apoyo de un sector inculto y autoritario de poderosos vinculados a negocios y empresas que nunca entendieron que ésta era una patria para todos. Así, Fujimori, quebrantando el mandato democrático y constitucional que recibió y deshonrando su palabra, so pretexto de combatir al terrorismo y del desprestigio del Parlamento, violando la Constitución de 1979, dio un golpe estructural, descarado y brutal contra las incipientes instituciones de nuestra democracia e impuso un orden dictatorial que devino en uno de los regímenes más corruptos, entreguistas y abusivos de la historia nacional. Violentamente y por la fuerza de las armas que la Nación les entregó para protegerla, disolvió y cerró el Congreso, intervino y puso a su servicio al Poder Judicial y al Ministerio Público, calló y sometió a la Contraloría General de la República, cerró medios de comunicación y ordenó la detención de dirigentes de la oposición así como de líderes populares, gremiales y sindicales.

Dice el diccionario que nefasto es algo que causa desgracia o va acompañada de ella. Y aunque algunos (incluidos los regímenes de Alejandro Toledo, Alan García y el actual de Ollanta Humala) pretendan ver, convenientemente, en ese golpe de Estado sólo el aspecto formal institucional que corrompió inclusive instituciones no políticas como nuestras Fuerzas Armadas y Policiales, es una verdad contundente y comprobable que el carácter estructural de ese quebrantamiento constitucional, de ese rompimiento del pacto social obligado que emanaba de nuestra Constitución de 1979, alcanzó perniciosamente, mediante la violación de derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales, las bases mismas de nuestra sociedad y malogró por décadas el futuro de millones de peruanos. Y no nos referimos solamente a las ejecuciones extrajudiciales o asesinatos de inocentes y dirigentes gremiales y campesinos, o a las gravísimas y sistemáticas esterilizaciones forzadas a las que fueron sometidas miles de mujeres peruanas, ni al descenso drástico de los niveles educativos y de salud de nuestras poblaciones. Nos referimos a ello sí, pero también a lo que muchos no logran percibir en términos de deterioro que compromete las bases mismas de nuestra existencia como nación.

Los múltiples efectos

De manera que para que nos entendamos mejor entre los peruanos, debemos hablar las cosas claras y observar reflexivamente y de manera integral los múltiples efectos dañinos y lesivos a la libertad y a la dignidad humana involucrados en la necedad de mantener con engaños de “honestidad, tecnología y trabajo”, con la demagogia del “cambio responsable”, o traiciones descaradas ofreciendo la “gran transformación”. Esa forma indecente de administrar el poder político, que a eso le llaman “gobernar”, que profundiza de manera insultante las desigualdades, que genera frustraciones masivas, que arrebata la esperanza a nuestros jóvenes, que abandona en la indigencia a los ciudadanos de tercera edad que, en general, degrada la dignidad de los peruanos con gobernantes incapaces y/o corruptos, y que origina evidente desgano, desesperanza y llega a encolerizar tanto en sectores populares como a nuestras clases medias, debe pronto terminar, por la vía de la democracia y de las urnas.

En el lento, largo y complejo acontecer de la vida de los pueblos y sociedades esos resultados nefastos a los cuales nos hemos referido, difícilmente se perciben por la mayoría al día siguiente, ni a corto o mediano plazo. Inclusive, al controlar y concentrar todo el poder, como lo hizo abusiva y delictivamente el régimen de Fujimori, puede generarse por un tiempo la ilusión, mediante maniobras psicosociales, de que se están corrigiendo algunas cosas importantes y se puede atrofiar o anestesiar temporalmente el entendimiento de cierto sector ciudadano, con el apoyo de prensa transable y negociante. Sin embargo, en el caso del 5 de abril de 1992, la descomposición del organismo social comenzó por dentro y se puso en marcha, y sólo años después se descubriría cabalmente, a nivel nacional e internacional, lo que le habían hecho al Perú.
  
Un modelo agotado y fracasado

Ese año comenzó a incubarse, a paso firme, la ineficiencia y contradicción de largo plazo de un modelo económico neoliberal a ultranza impuesto con fanatismo ideológico. Un modelo fuertemente antinacional excluyente, discriminatorio y racista que privilegia y favorece a una minoría que sólo se benefició por el auge de los precios internacionales de minerales mientras profundizaba la desigualdad. En lugar de iniciar un proceso de industrialización con gobierno y gestión transparente de los recursos del Estado, comenzó el remate vil de nuestros bienes, recursos y riquezas nacionales con una privatización extremista que unos cuantos vivazos aprovecharon para hacerse millonarios. Y, por supuesto, con el silencioso empobrecimiento estructural y sistemático de millones de familias peruanas. Pero también comenzó intensificado el envilecimiento soterrado de nuestra sociedad y del Estado y las consecuencias claras las vamos viendo el día de hoy.

Por ello ese golpe del 5 de abril fue nefasto para Perú pues se sentaron las bases para el comienzo de la pesadilla colectiva que hoy, como dura realidad se cierne sobre nuestro país, con la corrupción impune al más alto nivel del Estado, extendida y generalizada, con su lógica secuela de la criminalidad organizada -que pretende justificarse a sí misma ante la corrupción impune de la llamada “clase gobernante"-, de redes del narcotráfico (que impregnan inclusive cierto sector del Estado), y de la delincuencia común que vemos avanzar en el territorio nacional hoy en el 2015.

Así, al quebrantar nuestra incipiente democracia y con el pretexto de combatir a la subversión terrorista se inició un proceso sistemático de violación masiva de derechos humanos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales. Es decir, por el carácter integral, transversal e indivisible de los derechos humanos, también se ha iniciado la destrucción de nuestros diversos y ricos ecosistemas que, si no se produce un cambio real y sustantivo en la forma de gobernar, tomar decisiones con participación de los pueblos involucrados y de manejar nuestros recursos naturales daremos pasos irremisibles de un verdadero descalabro ecológico y ambiental en perjuicio masivo de todos.

La respuesta de la democracia

Lo anterior ha sido una breve exposición de lo que nunca debió ocurrir en el país y no se trata de ser profetas del pasado pues hay quienes desde las primeras semanas del régimen fujimorista percibieron con nitidez la traición que se gestaba, en manos el gobierno del Perú, de quienes por un sino indescifrable hasta hoy, jamás debieron detentar poder alguno. Y si quisiéramos comprender en algo el drama de nuestra patria, quizás debiéramos hurgar en los antecedentes y conductas que definieron la derrota del Perú en el conflicto que tuvo con intereses ingleses a través de Chile en 1879.

Por las anteriores consideraciones, al cabo de 23 años de persistir en ese empecinamiento negativo, improductivo y lesivo para el país, es que la necesidad y perentoriedad, ahora sí, histórica, de un cambio de rumbo, en democracia y en libertad, constituye la tarea impostergable de la hora.

No es necesario, a estas alturas, abundar en razones para afirmar que es inaplazable y hasta éticamente obligatoria la coordinación y unión de todas las fuerzas y organizaciones sanas y democráticas del Perú. Las organizaciones políticas y movimientos sociales que estamos empeñados en la construcción de un gran Frente Amplio nacional y democrático, tenemos como principal fundamento y propuesta a los pueblos del Perú nuestro compromiso transparente e indeclinable con los derechos humanos y con los valores y principios de la democracia para todos. La ejecutoria y trayectoria de quienes impulsamos este Frente Amplio necesario en la hora presente es el principal argumento ante los pueblos del Perú, que tienen derecho al escepticismo y a la desconfianza, pero también a la esperanza.





¡Inca Garcilaso, Inca Garcilaso, burros!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
7-4-2015

¡Inca Garcilaso, Inca Garcilaso, burros!

La ignorancia no sólo es atrevida sino también popular. Y en los tiempos que corren ha anegado la televisión, radioemisoras, periódicos impresos y publicaciones digitales. A propósito de una modificación urbana dispuesta por la administración municipal de Luis Castañeda, se cita a cada rato la Av. "Garcilaso de la Vega" ¡que no existe en Lima!

Para Raúl Porras Barrenechea: "Ese arte de contar innato lo escogió y plasmó en su obra admirable el Inca Garcilaso de la Vega, uno de los mejores relatores y narradores en lengua castellana, quien dio en la Florida la mejor prosa narrativa de América, que dijo Menéndez y Pelayo". (Raúl Porras parlamentario, p. 96, Ediciones Congreso del Perú, Lima 1997)

Cuando los locutores o los que dicen ser periodistas y "escriben" o "informan" aludiendo a las travesuras ediles de don Luis, se refieren a la supuesta avenida "Garcilaso de la Vega", no sólo meten la pata ¡y de qué modo! sino que citan el nombre de quien nunca vino al Perú y que fuera un poeta del siglo de oro de España y uno de los más brillantes de la producción lírica del Renacimiento y que naciera allá en 1498 y muriera en Niza, herido en batalla, en 1536.

En cambio, nuestro cronista y narrador, Gómez Suárez de Figueroa, nació en el Cusco en 1539 y murió en España en 1616. Es, precisamente, al que aluden múltiples libros y estudios respecto del extraordinario mestizo que adoptó luego el nombre de Inca Garcilaso de la Vega, hijo del ibérico Sebastián Garcilaso de la Vega y de la princesa Chimpu Ocllo nieta del Inca Túpac Yupanqui. Y la avenida que antes se llamó Woodrow Wilson tomó, décadas atrás, el nombre del extraordinario autor de Comentarios Reales de los Incas, La Florida del Inca, Historia General del Perú-II Parte de Comentarios Reales), y que ha servido, con sus imperfecciones o modificaciones, sublimaciones o inexactitudes, como fuente feraz de la historia del Perú desde el incario hasta la conquista.

Nótese, y recuerden los ignaros que cuando un burro habla, el resto para las orejas, que el capitán español Garcilaso de la Vega, murió tres años antes de que naciera en la ciudad imperial de los Andes, Cusco, Gómez Suárez de Figueroa. Que nunca vino el poeta de luces potentes renacentistas a América Latina y que en realidad fue tío abuelo del padre del Inca Garcilaso, Sebastián. El parentesco es algo así como sobrino-nieto, el del cusqueño.

Subrayemos que la ignorancia no genera derecho, diestro, ni zurdo o siniestro. Por el contrario destruye los hondones de la historia al reemplazar con frívola tendencia abominable el recuerdo y homenaje que se merece el Inca Garcilaso de la Vega, cusqueño, mestizo y de linaje incaico materno, al ser reemplazado por voces acríticas, por el capitán peleador en las huestes de Carlos V de España contra Francisco I de Francia, Garcilaso.

¿Qué debiera hacerse? No poco, a mi juicio.

Una primera medida sería la de corregir los audios de la propaganda del municipio limeño. No puede ser que se pretenda convertir masivamente al peruano que escucha esos mensajes plagados de errores, en burros ilustres de luces nulas o anuladoras de un pasado que en el caso del Inca Garcilaso de la Vega, discurrió por una prosa elegante, castellana, rica y muy informada, más allá de sus propios gustos o visiones. O interpretaciones.

Otra segunda, es la de saber si hay algún alma piadosa entre los lectores, y que le sople la pluma al alcalde Luis Castañeda Lossio de quien no se sospecha que posea curiosidades lectoras o intelectuales de ninguna especie. Pero sí debiera entender que en el Perú hay gente aún dedicada al estudio, al homenaje a la historia y a la forja de un país libre, justo y culto.

Una tercera vía posible sería la de enterar a todos los noticieros y programas periodísticos o que así dicen llamarse, de estas modestas líneas, para que NO sigan repitiendo la bestialidad de referirse a una avenida que en Lima NO existe.

La historia, madre y maestra, no es una reliquia, es por el contrario ministerio grave y a su recuento y escrutinio deben coadyuvar también los periodistas.

Por tanto, repitamos: ¡Inca Garcilaso, Inca Garcilaso, burros!