Señal
de Alerta
por
Herbert Mujica Rojas
13-11-2006
Cura Cipriani mintió al Perú
No
una sino en múltiples oportunidades el cura Juan Luis Cipriani ha dicho
públicamente que la jerarquía de la más grande ONG que hay en el Perú, la Iglesia Católica ,
no ganaba igual que los ministros. Gracias a la tenacidad e investigación de
Humberto Ramírez Arroyo, es posible dar a conocer los documentos que aquí publicamos que desmienten lo
afirmado por Cipriani. ¿Es también virtud de la fe mentir y hacerlo con descaro
y contumacia como lo ha hecho el señor de marras?
El
Perú gasta dinero en sectores ociosos. Un concordato firmado entre Perú y el
Estado del Vaticano, en 1979, entre gallos y medianoche, configura un tratado
internacional que ningún Congreso ha ratificado y menos estudiado. Su anulación
inmediata, terminal y contundente, es premisa ineludible para cualquier estudio
decente que proponga separar al Estado de la Iglesia , cualquiera la confesión que profese. El
Estado no puede mantener a improductivos cuya única misión al llegar con los
socios hamponescos de la conquista, fue expoliar al Perú, depredar sus riquezas
naturales y mineras y repartirse, como hacen las mafias, los sectores de
influencia para incrementar sus botines. Cualquier otra cosa intermediante, es
adefesio o caricatura de Estado laico.
El DS
No. 146-91-EF, firmado por Alberto Fujimori Fujimori, Carlos Boloña Behr y
Carlos Torres y Torres Lara y de fecha 2-6-1991, decreta en su primer artículo:
“Modifíquese las referencias establecidas en el Artículo 1º del DS. No.
275-89-EF, en la forma siguiente: a) Cardenal, Arzobispo Primado, equivalente
al 100% del Monto Unico de Remuneración Total de un Ministro de Estado.”
¿Qué
puede decirnos sobre el particular el cura Cipriani?
El
DS. No. 275-89-EF, firmado por Alan García Pérez, Guillermo Larco Cox, César
Vásquez Bazán y María Angélica Bockos de Grillo, de fecha 23-11-1989, decía en
su Art. 1: “Modifícase las referencias establecidas en el Art. 1 del DS. No.
249-87-EF, en la forma siguiente: a) Cardenal Arzobispo Primado, equivalente al
100% de la Remuneración
Principal de un Ministro de Estado.”
Más
aún.
El
DS. 249-87-EF, firmado por Alan García Pérez, Gustavo Saberbein y Carlos
Blancas Bustamante, de fecha 17-12-1987, dice en su primer artículo: “Las
subvenciones que perciben por el Pliego del Ministerio de Justicia los Obispos,
Canónigos y personal eclesiástico y civil al servicio de la Iglesia con asignación
consignada en el presupuesto del Régimen Eclesiástico serán equivalentes a las
Remuneraciones principales de los funcionarios y directivos del Estado,
establecidas por el DS. No. 107-87-PCM (Escala 01)…..”
Con
el rótulo enorme de SECRETO, el DS. No. 380-86-EF, firmado por Alan García
Pérez, Luis Alva Castro y Carlos Blancas Bustamante, de fecha 13-11-1986, dice
en su artículo 1: “Las subvenciones que perciben por el Pliego del Ministerio
de Justicia los obispos, canónigos y personal eclesiástico y civil al servicio
de la Iglesia
con asignación consignada en el presupuesto del Régimen Eclesiástico serán
equivalentes a las remuneraciones principales de los funcionarios establecidas
por el DS. No. 057-86-EF (Anexo No. 1), …..”. ¿A qué se debe el secreto de esta
norma?
También
bajo el sello de SECRETO, el DS. 394-85-EF, firmado por Alan García Pérez, Luis
Gonzales Posada y Luis Alva Castro, de fecha 2-9-1985, se dice en el artículo
1: “Las subvenciones personales y pensiones que se otorgan al Régimen
Eclesiástico, conforme al DS. 222-80-EFC, de fecha 13-10-1980, se incrementarán
en un monto igual a dos veces el establecido por dicha norma legal”.
Como
se ve, son varios los dispositivos entre secretos y públicos los establecidos
entre el primer gobierno de Alan García Pérez, 1985-1990 y uno durante la
administración del nipón Kenya Fujimori. ¿Será por eso que la obsequiosidad que
dispensa el mandatario García a Cipriani llega hasta el ridículo de besarle la
mano? Cortesanías de esa naturaleza denigran al primer servidor público del
Perú y más aún tratándose de un confeso mentiroso y violador de derechos
humanos como es el capitán mayor de la cofradía católica, Juan Luis Cipriani.
¿A
cuento de qué hay que mantener una burocracia panzona, progenitora oculta de
muchos hijos e impulsadora de sectas fanáticas, fascistas y reaccionarias que
los políticos en Perú pretenden no combatir hasta que caigan bajo su férula
autoritaria y vayan desconcertados al paredón? ¿A quién le ha preguntado el
Estado si queremos seguir manteniendo a seres improductivos cuya única misión
en Perú y Latinoamérica ha sido consagrar la mentira institucional de fe que no
cuestiona nada, acepta todo y encima permite tratados internacionales que
expolian el pobrísimo bolsillo del hombre y mujer común corriente?
Si el
Congreso tuviera pantalones, y hay esperanzas que así lo demuestre, debería
¡inmediatamente! anular el concordato con la Iglesia Católica y decantar al
Estado de cualquier confesión. Quien
quiera creer que crea y lo que le venga en gana, pero que sufrague su fe y sus
mentiras ¡con su dinero! El sagrado recurso popular no se puede tocar para
causas ociosas y viles como la actual que Cipriani ha negado varias veces.
Así
de simple: ¡Cura Cipriani mintió al Perú!
¡Atentos
a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos
al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay
que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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