Friday, September 14, 2007

Huevos en una canasta

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
14-9-2007

Huevos en una canasta

Una de las demostraciones más patéticas de ineptitud, imprevisión,
falta de horizontes y mediocridad posibles en una ministra, la acaba
de protagonizar la titular de Comercio Exterior, Mercedes Aráoz. Ha
dicho la señorita de rostro bello y cerebro microscópico, que el
gobierno peruano no tiene previsto algún plan para afrontar un
eventual retraso en la ratificación del tratado, ya que solo existe la
consigna de obtener la ratificación del TLC, según da cuenta la
agencia oficial Andina. O sea que si Gringolandia nos da un puntapié
en el trasero con este asunto, NO hay ningún plan contingente. Lo ha
confesado la titular de una cartera importante que debía estar en
manos de alguien con una pizca de sentido común, responsabilidad y
adiestramiento patriótico.

No obstante la estupidez ínsita en lo expresado, no es todo cuanto
sorprende de las cándidas declaraciones. Ha dicho Aráoz que el TLC es
una consigna porque el gobierno se maneja así. Agregó: "mi impresión
es que para el caso del acuerdo del Perú, aunque no manejo la agenda
legislativa del Congreso de Estados Unidos, las posibilidades son muy
altas y bastante fuertes para que la ratificación se obtenga este año
de todas maneras".

¿Cree alguien en su sano juicio que la volición de cualquier
funcionario peruano, por más alto el cargo que ocupe y que equivale
allá al microbio más deleznable del último rincón de vida política en
Capitol Hill, servirá de referencia u horizonte a Gringolandia?
¡Pamplinas! ¡Sólo alguien con grado académico suma cum laude de
idiotez excelsa puede atreverse a pensar que algo semejante tendrá
ocurrencia en la estrategia externa de Estados Unidos!

Entonces hay que concluir que la ministra Aráoz ha puesto todos los
huevos en una sola canasta-consigna: el TLC. Y si éste no funciona
este año, el gobierno carece de algún plan. En buena cuenta, la
indefensión estratégica ante una posible dilación, es tremenda y muy
reprochable. ¿No era que aquella constituía un bastión en el área de
comercio exterior? Tal como van las cosas, la Aráoz da demostraciones
diarias de impresionante ineptitud. Lo de Machu Picchu podía
prescindir de toda una campaña mediática que quiso demostrar que las
ruinas que tienen cientos de años, son un atractivo "moderno". La
huachafería se demuestra sola, sin mayor ayuda.

Hace muy mal la prensa en subrayar la inolcultable buena voluntad de
los ministros o funcionarios y presentarla, en el caso del TLC, como
paradigmas que habrán de suceder. Y lo detestable es que no hay
posibilidad alguna que eso acontezca aquí porque el centro decisorio
está en Washington, en el Congreso y en la puja de negociaciones en
que están enfrascados los republicanos y demócratas. Medir a los
norteamericanos con los criollísimos cánones vulgares de la política
nacional, traduce una aberración psicológica y frustrante de nuestras
costumbres.

No son pocos los críticos que han señalado asimetrías,
irregularidades, defectos monstruosos de que es portador el tratado de
libre comercio, pasado por el Congreso peruano en democrático
caballazo y discusión de alto nivel teórico en una sola tarde y con
intelectuales y políticos que no entendieron ¡absolutamente nada! de
lo que se discutía. Por tanto, algunas cosas deben tener atendibles
taras o imprecisiones por corregir. Si el asunto es tan maravilloso y
tan conveniente ¿cómo es que la agonía dura hasta hoy, tantos y largos
como prolongados meses de incertidumbre? ¿no es humillante que, como
pordioseros de sexta categoría, los ministros y ministras, tengan que
viajar continuamente a rogar porque les aprueben, cual país bananero,
la panacea TLC? No querer ver los tremendos desaguisados obvios, es
también práctica cotidiana de nuestra política contemporánea.

¿Cómo hizo el presidente Alan García para juntar en un gabinete a
tantos mediocres, miopes, vendepatrias y regalones alegres de lo que
no es suyo, y contrariar, raigal y descaradamente, lo que su partido
político predicó por décadas de sufrido, meditada, en cárceles y ante
pelotones de fusilamiento, pasión por el Perú? A eso se le llama en
cualquier parte del mundo con un solo nombre: claudicación.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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