Mujer de 40, firme y
hermosa, hombre de 20 atractivo y musculoso
por Zully Pinchi Ramírez; zullyarlene39@gmail.com
5-7-2018
¿Por qué nuestro chip cerebral y razonamiento lógico, nos
hace ver normal que un hombre mayor se enamore de una mujer más joven y por qué
se nos hace tan difícil y complicado de entender a la mujer que se enamora de
uno de 20? Tal vez es el machismo encubierto, que muy en el fondo aún
conservamos aunque lo neguemos.
Una mujer de cuarenta años, si bien es cierto ya no es una niña,
tampoco es dueña de la infinita madurez y sabiduría, su cuerpo si ha sido
cuidado, se puede mantener igual o más firme y hermoso que cuando tenía 17 años
y es que la edad nada tiene que ver con la belleza, pero de cierta forma una
mujer realizada ya no tiene las mismas inseguridades, ni los mismos temores,
aunque en el amor pueda seguir conservando grandes patrones de timidez.
Y es en este punto donde los hombres contemporáneos a ellas,
no saben cómo afrontar esa independencia, esa nueva manera de tomar decisiones
y verlas más determinadas y los hombres se vuelven como vulnerables y saltan a
la vista ciertos complejos que no les permiten coincidir o lograr una buena, sana
y mutua atracción. Y por darse por vencidos demasiado rápido, las mujeres de
cuarenta al no ver insistencia ni perseverancia, voltean a oír y a ver a
indomables, desenvueltos, atrevidos y conquistadores hombres de 20.
Sin mencionar, elementos a su favor como que no hacen
problemas ni reclamos, no celan por nada, son demasiado comprensivos y de
acuerdo a la circunstancia, se convierten en tus amigos y casi siempre intentan
aunque fallan, ser tus héroes. Pareciera que desde el momento en que se
levantan ensayaran en un espejo el arte de las palabras, los versos, las
expresiones y se portan como hombres mayores, te abren las puertas del auto, te
jalan la silla para que tomes asiento y te mandan flores, así sean virtuales.
El factor físico es el punto de quiebre para una mujer, pues
la mayoría de hombres de veinte años, son bastante atractivos, fuertes,
musculosos, guapos, bronceados, con mirada pícara y una ancha y perfecta
sonrisa, saben que son atractivos y sacan el mayor partido a eso, la ropa más
pegada, que pueda resaltar todo su esplendor, el perfume casi que hipnotiza, el
aliento a mentol y siempre con buen ánimo y muchas ganas de hacerte pasar un
grato momento.
Te llevan de la mano por las calles, con orgullo y sin
ningún tipo de vergüenza, quieren presentarte a todos sus amigos, a su familia,
darte el importante lugar que para ellos representas, les hablan de ti a todos
sus conocidos y eres casi una estrella de fama mundial en su pequeño mundo.
Y es que mientras los hombres de cuarenta, te desprecian, te
hacen sentir vieja y acabada y te dejan a un lado por mirar a mujeres más jóvenes,
los hombres de 20 sienten que es una hazaña que ocurre cada año bisiesto salir
con una mujer en el verdadero sentido de la palabra y tan hermosas e
inteligentes, ya que según ellos, no hay diferencia, en el físico ni en la
piel, ni en la belleza entre una mujer de 20 y una de 40.
Y se produce un intercambio insólito e inédito, los hombres
de 20 dejan a sus parejas de edades similares por mujeres de 40 y se vuelven locos
de atar apasionados, mientras que los hombres de cuarenta cambian a sus esposas
o novias por mujeres menores.
Narran muchos historiadores especialistas en el amor eros,
que los hombres desde muy pequeños sienten una gran atracción por las mujeres
mayores. Y lejos de pensar que es un amor interesado, es un amor genuino,
porque te dan lo que pueden y lo que no y todo lo construyen para ti.
Personalmente entro a los cuarenta y no he podido vivir esa
experiencia de cuarenta y veinte con algún hombre, pero sí me han atraído los
hombres mayores, con buen carácter, alegres y divertidos, ya que se me hacen
interesantes, pero prefiero a hombres contemporáneos, si son ateos, agnósticos,
católicos, cristianos o budistas, no me importa mucho, creo que nada prevalece
más en esta vida que el amor, así que mujeres que aman a escondidas a hombres
menores que ustedes, libérense, atrévanse, suelten las cadenas y garrotes de
chismes y rumores y emprendan un nuevo comienzo en su vida.