Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
6-10-2023
¡En Perú NO se piensa!
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En los días adolescentes,
marchábamos por las calles, protestando contra la dictadura militar y clamando
por elecciones y entonces nuestro lema era: la revolución es el sufragio. No
pocos, hoy vigentes y reciclados, militaban apoyando aquella administración entre
1968-1980.
La Asamblea Constituyente de 1978
representó una salida con votos, masas, protestas y, sobre todo, esperanzas.
Haya de la Torre, en el único cargo público que ostentó en sus 84 años de vida,
dijo al país que se procuraba una Constitución para el Siglo XXI.
El péndulo va de un lado a otro y
pareciera ser que su dinámica también ha impregnado no poco del ADN social
peruano. Queríamos elecciones, protestábamos por su realización, incurrimos en
ella desde 1978 a la fecha y hoy por hoy, una buena parte del pueblo peruano no
cree en la democracia electoral porque la siente mediocre, falaz, hueca. Nos
fuimos del amor y anhelo a la desaprensión decepcionada. El movimiento pendular
hizo lo suyo.
El péndulo va de un lado al otro.
No admite pausas ni consideraciones, ora en un lado, ora en el otro.
Vale la pena preguntarse si son
las urnas vías legítimas a un cambio radical y esperanzado en Perú. Sólo el
compendio de alzamientos y protestas violentas a lo largo de la historia nacional
parecieran sugerir que no es así.
Pruebas al canto: en elecciones
depositamos la confianza a varios que hoy son ex presidentes y que gozan por
todo prestigio de inmensos cúmulos de sospechas acerca de cómo obtuvieron sus
patrimonios en millones de dólares y en la administración de fortunas vía
testaferros a quienes no se les puede echar el guante y meterlos a la cárcel.
¿Quién explica a dónde fueron a
parar los miles de millones de dólares de las privatizaciones durante la
dictadura de Kenya Fujimori?, ¿no fue acaso su régimen, la destrucción cultural
del Perú convertido en guarismo y en coto de caza de banqueros desaforados?
La exacción radical que hizo esa
gavilla incontrolable no quedó circunscrita a los fondos dinerarios. ¡No!
Atacaron las raíces mismas, anemizaron la educación convirtiendo o “poniendo en
valor” (léase festival de privatizaciones), los recursos no renovables del
país.
¿Qué podemos decir de aquellos que
fueron parlamentarios, autoridades burocráticas y que encontraron a la Diosa
Fortuna con decenas o cientos de millones de soles, escamoteados al pueblo
peruano?
Todos esos ex jefes de Estado, de
esta democracia insuficiente, advinieron a la administración de Palacio por la
vía electoral.
El ilusionante poder del que dicen
gozar, una vez instalados en la presidencia, no es más que una quimera.
Preguntemos ¿cuánto manda realmente un jefe de Estado? Acaso musitar que ante
cualquier arrebato insurgente, los bomberos transnacionales vía organismos
internacionales, ponen en vereda al más guapo.
Nótese que el imperialismo chino
ya tiene sus reales muy bien sentados y asentados en Perú. De a pocos, se nos
ha convertido en un ring de box para la pelea que Beijing tiene con Washington
DC y al medio, los bobos de siempre, sufriendo los golpes y embates: la sociedad
civil.
Los partidos políticos son apenas
anacrónicos clubes electorales al viejo estilo civilista. Es decir su único
cometido es encaramar a sus esbirros en los puestos de la maquinaria estatal y
asegurar, primero, el silencio ante cualquier desmán y, segundo, la prosecución
de pingues negocios iniciados desde lustros atrás. Tomar a lo serio cosas del
Perú, rezongaba Manuel González Prada.
Si la democracia electoral es
insuficiente, hay otros entusiastas que elucubran sobre formas directas, no se
sabe bien cómo ni con qué legitimidad y el péndulo vuelve a funcionar: entonces
hay que apelar a las arcaicas formas violentas con botas, vetos y a rajatabla
con tanques y tropas. Dicen corrillos que más de uno y una alientan quedarse en
Palacio por los próximos 20 años.
La convocatoria a pensar y a
hacerlo en términos críticos y auto-críticos no pareciera emocionar a nadie. En Perú NO se piensa, se actúa por
inercia y porque -dicen- la política es sucia y entonces todo vale. Cierto que
los primeros gonfaloneros de esta barbaridad son los Atilas que están listos a
depredar el país otra vez con sus inclementes hunos y potros salvajes.
Irredentos apóstatas de mil y un
tiendas en vida, jurando y perjurando fidelidades al mejor postor, una vez, en
el catafalco, reciben todos los homenajes que la hipocresía puede brindar para
las cámaras. El movimiento pendular convierte a genuinos oportunistas en
demócratas o héroes.
¡Tanta inverecundia abruma a las
nuevas generaciones! Y hasta influye en su decisión de abandonar Perú. Como si
vivir en el extranjero fuera más sencillo y que los puestos de trabajo se
encuentran colgados en la rama de los árboles.