From: Alexandro Saco <alexandro09538@gmail.com>
Date: 2011/1/7
Subject: Defensa de FS
To: Raúl Wiener <raulwiener@yahoo.com.ar>, h m <herbertmujica@gmail.com>
Defensa de FS
Alexandro Saco
Como buenos limeños, nos las hemos arreglado para convertir un triunfo histórico en una derrota política y hasta epitafio de un partido como Fuerza Social. Ningún análisis ha podido aceptar que más allá de las complicaciones emanadas de la resistencia a reconocer la victoria o de las posteriores relacionadas al manejo de las alianzas, lo que tenemos al frente es la emergencia de un partido político más orgánico que la mayoría de los que se llaman tales. Todos han jalado agua para su molino, algunos sustentaron justificar a FS como furgón de cola de Toledo, otros de Humala. La aspiración primordial de un partido, llegar al poder, expresada en la candidatura propia, ha sido ninguneada o satanizada; síntoma de los tiempos.
Otros hemos visto en la campaña de Susana, de FS, de los demás grupos de la confluencia y de otros que apoyaron a la candidata, un triunfo resonante, ahí donde más de duele al conservadurismo y a la derecha. Los vaivenes para administrar de mejor o peor manera esa victoria, no opacan ni deben llevar a desconocer la envergadura de la campaña de Lima. Hoy FS y la confluencia tienen la posibilidad de lograr un gobierno municipal que refleje las posibilidades de una izquierda para lograr el poder nacional. Los demás grupos de este espectro político están en toda la libertad de observar a FS como les parezca, pero ponerse en plan de víctimas o jueces es poco serio.
Trinchera nacionalista
Desde el nacionalismo se le acusa a Susana y FS de no haber tenido la madurez para entender el momento histórico, que en buena cuenta significaba que todo el progresismo debía ir detrás de Ollanta. No haber asumido ese mandato del campo popular según algunos, equivale a avalar las injusticias en el país, rendirse ante el neoliberalismo y forjar la izquierda que la derecha quiere tener, inútil y encasillada.
Es más, la lógica detrás de ello es que toda división del centro hacia la izquierda significa restar votos al candidato mejor posicionado, es decir a Humala. Indicativo razonamiento, algo incoherente, ya que es el mismo que ha venido utilizando el vocero de la caverna, Aldo M, para acusar en el 2006 a Paniagua de la derrota de Lourdes, y en el 2010 a Lay por los votos que le quitó también a Lourdes.
Ese asunto es clave, porque es necesario entender que nadie es dueño de los votos en una sociedad abierta; nuestras aspiraciones y entelequias no deben llevar a buscar anular expresiones políticas para favorecer a determinado candidato desde un supuesto mandato o momento histórico. Así como unos tienen todo el derecho de fundar un partido y defender desde la derecha o desde la izquierda lo indefendible o hacer propuestas atendibles, otros tienen la libertad para trabajar un partido o una candidatura sin tener que reparar en el de al lado. La Izquierda Unida de los 70 o inicios de los 80, y todas las analogías que se han querido establecer sobre ello con la izquierda de 2010, obvian que han pasado más de 30 años entre una y otra realidad y que los motivos del voto son diferentes. Hoy nada garantiza que la suma de candidatos o partidos se materialice en más votos, y ello no se quiere reconocer.
A la derecha le conviene presentar a FS como aventurera y al nacionalismo como un grupo de derecha encubierto pro neoliberalismo. Entonces, si para el nacionalismo y para otras izquierdas FS es un partido que se dice de izquierda pero realmente o es de derecha o juega para la derecha, ¿por qué la insistencia en que se sume al campo de la izquierda?, ¿por qué se tuvo tanto interés en que FS termine en una alianza amplia o detrás de Humala? Es claro que ahí se veía un caudal de votos y la posibilidad de dotar de más tecnocracia a la izquierda o al toledismo.
FS no es el desbarajuste que sus desavenencias internas y sus apresuramientos en estas semanas han puesto en vitrina. Es un grupo de orientación de centro izquierda que como tal propone la profundización de la democracia, el equilibrio entre Estado y mercado; un reformismo que a algunos nos puede parecer limitado para las demandas del país, pero que expresa una opción que viene siendo trabajada desde hace más de una década, antes que varios de los que ahora quieren ganar la presidencia.
Elección y desenlaces
Los grupos políticos tienen la libertad de elegir con quien se alían y sus estrategias. Así la carta de Susana o el texto de Guerra García hayan expresado rechazo a Patria Roja o a Humala, no se puede dejar de reconocer que en la campaña de Lima FS y Susana pese a todo defendieron con razones la alianza para Lima. Porque de eso se olvidan algunos, de que se trató de una alianza para la ciudad y no para el país, que son dos cosas algo distintas. La ciudad implica asuntos más concretos y tangibles, de hecho desde una orientación y visión ideológica, mientras que el país contiene una visión sobre el mundo y sus procesos.