Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
14-10-2015
TPP para el próximo
Congreso
¿Quién o quiénes tienen prisa porque Perú -es decir vía el
Congreso- apruebe, a tontas y a locas, el Acuerdo de Asociación Transpacífico,
TPP? A menos que el actual gobierno de Ollanta Humala, supuesto negado, se haya
comprometido a troche y moche, a ninguna nación puede obligársele a otorgar su
aquiescencia sobre un asunto que NADIE sabe.
La ministra Magaly Silva ha dicho que el texto del acuerdo
recién será conocido en su integridad a partir del 5 de noviembre. Otro
trascendido señala que en Estados Unidos se está haciendo la traducción en idioma
de los países que lo han suscrito.
Si el acuerdo está oculto o casi ignoto, ¿cómo armar
algaradas contra su aprobación o denegatoria? La lógica más elemental indica
que primero tendrá que ser puesto a disposición para el análisis exhaustivo a
cargo de los inquilinos de Plaza Bolívar, es decir del Congreso.
Si las llamadas negociaciones han durado cinco largos años y
hubo especial cuidado en no divulgarlo, hay razones para afirmar que por la
misma potente razón, su estudio, desbroce y exégesis, tendrán que ser un
riguroso ejercicio a cargo de los responsables políticos.
Un gobierno y un Congreso que se van en medio del descrédito,
con imágenes de absoluta orfandad popular y con una lamentable percepción
ciudadana que ambas instituciones sirven para muy poca cosa, entonces, hay que
arribar a la inevitable inferencia que es mejor que dejen el encargo a la
próxima administración y al nuevo Parlamento.
Apenas quedan unos días de octubre y se ha anunciado que el
texto del TPP será conocido a partir del 5 de noviembre. Entonces ¿cuánto puede
durar el estudio y cuándo sería la discusión o, mejor dicho, en qué
legislaturas? Diciembre es un mes tradicionalmente corto y, los que se van,
alistan bártulos y aseguran sus gratificaciones y empiezan a otear la
reelección.
¿Qué calidad intelectual tiene este Congreso? De 130 es
probable que una centena haya mantenido a la inteligencia en clandestinidad
ominosa. Luego de cinco años, más de cien legiferantes empiezan a ser conocidos
por la ciudadanía y no por méritos sino por escándalos de baja estofa. Enanos
mentales cuyos pensamientos nunca alcanzarán horizonte de porvenir, se
distinguieron por la palabra PRESENTE a la lista cotidiana de sesiones para el
olvido absoluto. Don Manuel González Prada advirtió con solemnidad que hasta el
caballo de Calígula se avergonzaría ser parte de esa corporación, aludiendo al
Congreso. Y tenía razón.
Entonces, el encargo rebasa, a simple vista, la capacidad
congresal de decir algo decente y, sobre todo, soberano por digno y en
resguardo de los genuinos intereses de la patria.
Escribimos pocos días atrás:
"Una de las virtudes excelsas del acuerdo, convenio o
tratado Transpacífico es su secretismo, muy pocos -los que mandan- saben in
extenso de él y las gruesas capas ciudadanas que habitan en los países
supuestamente favorecidos por tanta magnanimidad, saben poco o nada. ¿Desde
cuándo tanto bienestar se guarda muy mucho en los arcanos de quienes cortan el
jamón?
¿Creerá el presidente Humala que sus alabanzas al acuerdo,
convenio o tratado Transpacífico, eximen a dicho instrumento internacional de
los procedimientos previstos en la Constitución cuando se trata de medidas que
afectan, modifican o se refieren a tributos y al funcionamiento económico del
país? Se equivoca si está persuadido de esta tremenda torpeza.
El acuerdo, convenio o tratado tiene que ser analizado,
revisado prolijamente por el Congreso y ratificado o denegado y es hasta
posible, por la magnitud del asunto, que se requiera de votación calificada en
dos legislaturas seguidas. ¿No hay quien pueda orientar al jefe del Ejecutivo
en esta materia?" (7-10-2015. TPP:
¿caballazo o contrabando?
Tengo la viva impresión que no basta el Congreso, las
agrupaciones políticas deben aportar planteamientos serios y hacerlos públicos.
He allí el barrunto de lo que la ciudadanía reclama de quienes aspiran a su
representación.
Sano y serio, cuerdo y sereno, sería dejar a los próximos
Congreso y gobierno, el estudio, ratificación o denegatoria de suscripción del
Acuerdo de Asociación Transpacífico, TPP.