Friday, May 15, 2009

¡Inconsecuencia!

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
15-5-2009

¡Inconsecuencia!

¿Necesitaba el Establo, para perpetrar su caballazo (peruanismo que
traduce la imposición sí o sí), con respecto al ya juramentado nuevo
contralor Khoury, del apoyo que dio públicamente el decano del Colegio
de Contadores? Sin aquél, todo estaba consumado y las matemáticas son
inobjetables. ¿Qué explicación da luces sobre un oscuro asunto que
asesina la palabra consecuencia y fulmina por mano propia a su
protagonista y coloca la temprana lápida a su vida política?

El Colegio de Contadores impulsó un concurso del cual salió una terna
aspirante al cargo de contralor y este hecho fue noticiado al jefe de
Estado. Parecía que una entidad iba a defender los fueros técnicos y
especializados para la procura y garantía de una buena gestión. Con
las semanas y meses, el ánimo decayó hasta desaparecer por completo.
La garrulería de días atrás reveló cómo es la debilidad humana que
amaina principios de consecuencia y se aúpa a la marea para la
felicidad de otros que, comprobadamente, transitan por caminos de
ignorancia y falta de preparación.

Según unas interpretaciones el decano del Colegio de Contadores habría
sido objeto de presiones muy fuertes para torcer su voluntad original.
Más claro, la voz partidaria tuvo un peso decisivo en la inconducta
del personaje. Puede ser. No obstante ¿son los intereses de parroquia
más importantes que los de la nación? O sea ¿lo que el mandón
ocasional dictamina es cartabón a seguir al pie de la letra por la
feligresía? ¡Sólo los súbditos y mandarines actúan así! Y si hay
alguna palabra que oí repetir durante más de 35 años al hoy decano de
los contadores, esa era: consecuencia. Vale decir, la lógica y
decencia de una acción precedente y a posteriori. Reto a que demuestre
que su felonía tiene estos distintivos cívicos.

¡Inconsecuencia: cuántos crímenes se cometen en tu nombre!

¿Creerá posible, una sola excusa satisfactoria?

¿Y qué viene después? Ojalá que nada que se parezca a cargos, honores,
reconocimientos. Las preseas, de llegar, le condenarían
irremisiblemente.

La muerte en combate es gloriosa. El sacrificio por las mayorías
también. La yerta soledad de quien, por torpe mano propia, se suicida
es muy triste. No menos pena se siente cuando se comprueba que ésta es
otra biografía que ya no se puede leer completa. C'est fini.