Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
22-7-2013
Política de gnomos*
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Que en Perú los clubes electorales sólo producen gnomos para
cualquier cosmovisión no queda ¡siquiera! un ápice de duda. Incapaces de
formular pensamiento geopolítico en favor de la nación, están huérfanos de
cualquier otro afán distinto a la algarada, a la turbamulta, al ruido informe
en contraste con la disciplina que sí muestran al cobrar el cheque mensual que
la Patria les obsequia. Lo acontecido en los últimos siete días nos coloca en
un nivel zoológico de la más baja estirpe.
Manuel González Prada admonizaba: "Tomar a lo serio cosas del Perú". Y razón -o razones- no le
faltaban al escritor de palabra acerada y flageladora. No enorgullece
reiterarlo pero cuanto dijo -hace 110 años- don Manuel en sus vibrantes
artículos podría haber sido análisis exacto del circo que ocurrió en el
Congreso y con respecto a la Defensoría, al Tribunal Constitucional y a los
directores del BCR.
Gnomo, según el diccionario Larousse es:
"Ser pequeño y deforme que vive en el interior de la
tierra guardando sus riquezas. Ser fantástico de tamaño muy pequeño".
Al ser diminutos y de pensamiento deforme aunque viven sobre
la tierra conservando riquezas a veces mal logradas u obtenidas, nuestros
hombres públicos practican una política de gnomos, son nulos para elevarse
sobre las palurdas coyunturas y transitan por las componendas, repartijas,
pretextos, excusas y la estulticia a raudales que no anida en una tienda en
particular sino en todas.
¿No hemos visto acaso a un ex presidente que se compra una
casita de un millón de dólares pidiendo que todo vuelva a fojas cero? La verdad
genuina es que aquél tiene mucho que explicar sobre los narcoindultos y los
múltiples negociados de que es sospechoso él y su taifa de simios amaestrados
en expoliar la caja de Estado, como para que pretenda erigirse en ejemplo moral
de cualquier cosa.
La Alianza del Pacífico que Perú integra junto a Chile,
Colombia y México, ha proclamado su voluntad que el otorgamiento de tercera,
cuarta y quinta libertad de aeronavegación sea IRRESTRICTA con perjuicio, claro
y directo por falta de reciprocidad, para el Perú. ¿Ha oído o leído que algunos
de estos políticos gnomos se haya pronunciado sobre el asunto de tan lacerante
presencia en detrimento del país? Su ignorancia es espeluznante.
En lugar de preparar a la opinión pública, a la juventud
escolar y universitaria, a la comunidad municipal y a los gobiernos regionales,
a todas las regiones, respecto de lo que se viene con el fallo de La Haya y su
Corte Internacional a que Perú llevó a Chile por el contencioso marítimo, aquí
nos obsequian con invocaciones poéticas a la "calma, paciencia"
cuando en el sur ya suenan tambores que prefiguran escenarios alternos de cómo
no aplicar los fallos que aquí se reputan como ineludibles. ¡Cómo si no hubiera
existido el precedente de Tacna y Arica entre 1883 y 1929!
Y siendo que el otorgamiento de tercera, cuarta y quinta
libertad en la aeronavegación y también el tema La Haya corresponden al
concepto de soberanía territorial y marítima, es posible preguntar a cualquier
político gnomo sobre las materias y responderán toneladas de naderías,
imprecisiones a granel y demagogia a raudales. No hay soberanía nacional sin soberanía popular, es decir, mientras que
la Nación y sus 30 millones de habitantes comprendan con perfección qué tenemos
que defender y con qué visión de futuro y complementariedad con el resto de
países latinoamericanos. ¿Enseñan los clubes electorales a sus epígonos
reflexiones o conocimientos sobre soberanía? No hay que confundir cómo robar
faltriqueras con el resguardo inequívoco de nuestro patrimonio nacional.
A propósito de la palabra o término repartija tiene que ver
con Chile, así se aludió en el sur a la partición que postulaban -Tacna para
Perú y Arica para Chile- que fue lo que se consagró en el Tratado del 3 de
junio de 1929 y su Protocolo Complementario, realidad pesarosa que Perú debió
aceptar merced a su indefensión militar de entonces. Leguía no pudo ir más allá
de lo que se reflejó en el acuerdo aludido.
El país necesita de gigantes con pensamientos de dimensión
geopolítica y de vigorosa honestidad en la oposición y en el gobierno. No
pueden ser las administraciones públicas estaciones obligatorias para las
bandas de coimeros y ladrones que se suceden de gobierno a gobierno, de
generación en generación y desde centurias atrás.
En el extraordinario libro del tempranamente desaparecido
escritor Alfonso W. Quiroz, Historia de
la corrupción en el Perú, se lee en su página 100 y sobre Ciclos de la
corrupción colonial:
"Sobre la base de las evidencias proporcionadas por
Ulloa y otras fuentes relevantes examinadas en este capítulo, es posible
sugerir la siguiente secuencia de ciclos de corrupción durante el maduro
virreinato peruano: (I) un nivel sumamente alto de corrupción desde al menos la
segunda mitad del siglo XVII hasta el temprano XVIII, (II) una caída temporal
aunque ligera desde el decenio de 1720 hasta el de 1740, (III) un incremento
marcado desde el decenio de 1750 al de 1770, (IV) una caída breve pero
significativa en las décadas de 1780 y 1790, (V) un ligero incremento en la
primera década del XIX, y (VI) una aguda alza en la década anterior a la
independencia."
Mal de muchos, consuelo de tontos. La sociedad tiene que
pulverizar a los políticos gnomos y sin altura y reemplazarlos como una misión
fundamental de cualquier reforma o revolución en el Perú.
Ha llegado la hora.
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*Publicado originalmente en
la Red Voltaire el 22-7-2013 http://www.voltairenet.org/article179525.html?var_mode=recalcul