por Herbert Mujica Rojas
10-7-2007
¡Ladrones de alto y ministerial vuelo!
El gato sigue de despensero. Y con frescura y carencia de rubor
inverosímiles asciende a niveles ministeriales. No es que ser ministro
confiera ningún halo de moralidad o decoro, muchas veces, grandes
hampones y delincuentes de cuello y corbata han pasado por estos
cargos, sin embargo sus mañas se repiten y reiteran, frente a lo cual,
las notas periodísticas no abundan y su eficacia es también simbólica.
En días pasados La Primera, en la nota Ministro mentiroso (9-7-2007)
subrayó las prácticas de que es habitúe el hoy titular de Agricultura,
Ismael Benavides. Es justo entonces recordar el artículo que se lee a
continuación por su horizonte pionero y porque puso en evidencia algo
que no se ha corregido y que nutre el ya robusto prontuario de
nuestros numerosos cacos en la cosa pública y privada. (Herbert Mujica
Rojas)
Una Estafa Legal más. Y ... no pasa nada
(por Luis Bravo Villarán – La Razón, noviembre 2002)
Un Banco –en este caso de accionistas europeos- protegido por la
modernísima "Ley del Sistema Financiero ..." peruana, esquilmó
legalmente a un cliente peruano –mejor lo llamaremos víctima- y le
hizo perder la garantía que al final se van a enterar en qué
condiciones y a dónde fue a parar.
Aquí la historia:
A inicios de 1998 en una oficina del sur, los funcionarios del Banco
en cuestión informaron a la víctima que tenía aprobado su proyecto
agronómico por $465,000; con un aporte propio de activos al proyecto
por el 20%.
Luego el Banco exige se constituya una hipoteca de un segundo
terreno, lo que se procede a hacer por $535,000
Mientras la Gerencia de Riesgos del Banco en Lima aprobaba el
crédito, habilitaron a la víctima vía sobregiro, $120,000 que fueron
aplicados para iniciar operaciones.
En marzo 1998, le exigen a la víctima que suba su aporte al 30%, lo
que hace con dinero fresco; y para no perjudicarlo con los altos
intereses de sobregiro le hacen firmar un pagaré en agosto por
$119,800 –la Gerencia de Riesgos después de más de cinco meses aún no
concluía su evaluación- y le dejan abierta la línea de sobregiro para
que siga la danza.
En el ínterin en junio 1998, pidieron -por no decir presionaron- a
la víctima, para que una persona relacionada (padre de uno de los
socios) hiciera una colocación de $1 millón a la que ofrecieron 9.8%
anual y terminaron pagándole unilateralmente 5.3%.
En octubre 1998 se transforma el segundo sobregiro, en otro pagaré
por $135,400, incluido los intereses. Debido a que los pagarés
suscritos adolecían de errores, se pidió a la víctima que suscribiera
un nuevo pagaré con aval solidario (entre los que estaba el hijo del
depositante del millón mencionado), ya que el proyecto –según
información del funcionario del Sur- había sido aprobado por la
Gerencia de Riesgos del Banco. ¡Oh maravilla!; después de más de 7
meses. El pagaré fue firmado en BLANCO, por exigencia del Banco.
La víctima solicita entonces el desembolso del saldo del crédito
concertado y el Banco no desembolsa por que en realidad la Gerencia de
Riesgos, no había aprobado nada.
Ante esta situación – a fines del mismo mes de octubre y después de
pagar $14,000 por intereses- la víctima presenta una persona amiga
dispuesta a comprar el segundo predio hipotecado y se le recomienda
que para que la operación pueda realizarse sin trabas por parte del
Departamento Legal del Banco, depositara dinero por valor de $300,000
lo que el potencial comprador hizo. Con esto se pretendía terminar con
el Banco para no agravar más la situación –sobre todo debido a que se
tenía un pagaré firmado en blanco- y ya que como resultado de la
eficiente(?) labor de la entidad financiera en su conjunto y
especialmente de su Gerencia de Riesgo, se habían perdido las
plantaciones de algodón, tara, tuna y quinua, al no disponerse de los
recursos financieros para el debido cuidado, por la inesperada
negativa del Banco a cumplir con abonar el íntegro del crédito sin
ninguna justificación técnica, ni comercial. La hicieron larga,
aburrieron al potencial comprador y este desistió.
El resumen de la operación:
Crédito aprobado, según los funcionarios del Banco: $465,000 / Monto
desembolsado por el Banco: $244,700 / Monto de Deuda al 17/07/2000:
$312,581 / Monto de Deuda a la fecha de pago: $453,065 / Monto de la
transacción final: $350,000 (fuera de lo ya pagado y de gastos). Claro
todo esto a través del Poder Judicial que, como es natural, actuó
ajustado con la Ley del Sistema Financiero ...y por supuesto a favor
de la justicia financiera, facilitando que la víctima suscriba lo que
haya que suscribir con tal de salir del remolino.
Lo interesante de todo esto es cómo fue la transacción final: la
víctima había demandado al Banco por los evidentes daños y perjuicios
ocasionados por –vamos a ser bondadosos en el adjetivo- la totalmente
ineficiente gestión de sus funcionarios y especialmente de la Gerencia
de Riesgos causante directa del descalabro de la operación; pero como
el Banco nunca pierde, en la transacción hicieron firmar a la víctima
"... asimismo convienen, de modo incondicional, en que no existe
causal válida que sustente el pedido de indemnización contenido en su
reconvención; respecto de la cual se desiste de la pretensión, con los
efectos de una demanda infundada, y con la autoridad de cosa juzgada
...".
¿Y cómo se pagaron los $350,000 si la víctima había sido arruinada por
el Banco? ... El Banco prestó sobre la mesa a la víctima los $350,000
con los que de inmediato –mediante endoso- se hizo pago del crédito,
extendiéndole bondadosamente una Nota de Crédito por $103,065 y dando
por concluido el expediente. A cambio el Banco se hacía cobro de los
$350,000 con la propiedad de 1,612 Has donde se desarrollaron las
plantaciones -que vale por lo menos 4 veces más- y que el Banco vende
a un tercero cuyo segundo apellido coincidía con el primer apellido
–nada común- del Gerente de Riesgos del Banco (¿palo blanco?). A ese
tercero, el Banco de manera muy expeditiva le extiende un crédito con
prácticamente dos años libres???; y no sabemos cuántos para pagar.
Cualquier parecido con su caso amigo Agricultor -o en general amigo
empresario- no es mera coincidencia; esta es una estafa legal más
amparada por la moderna "Ley General del Sistema Financiero y del
Sistema de Seguros y Orgánica de la Superintendencia de Banca y
Seguros". ¿Hasta cuándo señores del Gobierno van a permitir estos
abusos que no han hecho sino paralizar la economía nacional y
beneficiar a los Bancos y/o a sus relacionados, especialmente cuando
la garantía les resulta atractiva?. Claro está, las 1,612 Has están
hoy paralizadas, pero ya pertenecen a ...
¿Dónde está el RIESGO, en el cliente o en el Banco?