Informe
Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas
18-8-2025
Amnistía con fines inconfesables
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No preocupa el ruido del mal; sino el
grito del silencio del bien.”
Edmundo Burke
El capitán de Ingeniería EP,
José Robles Montoya, expresa vibrantes conceptos de protesta ante el vilipendio
de la ley de “amnistía” para muchos réprobos y violadores de los derechos
humanos. Leamos su arenga a la conciencia.
“Se promulgó, en menos de 25
años, una segunda ley de amnistía para aquellas personas que cometieron
acciones contra los DDHH donde siempre los beneficiarios son los menos pero
producen su efecto en los más que sí actuaron correctamente.
Esta ley y sobre todo, sus
promotores y firmantes, busca el olvido de denigrantes actos que cometieron
contra propios ciudadanos, so pretexto, igual que en el 95, de buscar la unidad
nacional.
En el 95, para buscar la reelección;
ahora, para fines misteriosos e inconfesables.
Pero en ambos, casos lo claro
es que fue una errónea decisión política y fácil de predecir el futuro para los
responsables directos de esta infamia; los mandones que siempre piensan que el
Poder lo puede todo y los conversos que, por algunas razones creen que el
juicio de la historia no los alcanzará.
Esta ley deshonra a aquellos
miles de soldados que sí combatieron
al enemigo terrorista (peor aún, a aquellos que ofrendaron su vida) de la
manera cómo se nos enseña en las escuelas de formación militar, con valores y
con honor para defender a nuestros compatriotas y jamás comportándonos como los
delincuentes, a los cuales se combatió.
Esta ley (y sus promotores)
quiere que nos olvidemos que incluso para una guerra con enemigos externos, existen
códigos y normas en virtud que el uniforme representa honor y valentía, como
nos lo enseñó el insigne Miguel Grau Seminario, gran Almirante del Perú,
peruano del milenio y precursor de la defensa de los DDHH y de la vida incluso
de nuestros enemigos, por encima de los intereses operacionales, como ocurrió
aquel 21-5-1879 durante el hundimiento de la Esmeralda en el Combate naval de
Iquique.
Esta ley quiere que nos
olvidemos que representamos la reserva moral de la Nación; que el uniforme
representa el compendio de los valores y principios. Y quien lo viste, tiene el
deber de honrarlo y de defender a los más necesitados.
Quiere, el malhadado
instrumento jurídico, que nos olvidemos que, como decía Calderón de la Barca,
representamos "una religión de hombres honrados".
Quiere que nos olvidemos de
nuestra gloriosa historia, porque siempre se nos enseñó a proteger y defender a
nuestros compatriotas; no a asesinarlos.Quiere, por sus intereses, nos
mezclemos con la aberración de sus conciencias sucias
Toda culpa individual no
sancionada adecuadamente, se corporativiza y afecta señaladamente a la
institución, porque nos mezcla, nos confunde, nos embarra del lodo del
deshonor.
La gran mayoría de militares
que venció a la delincuencia terrorista, actuó con honor y no merecen ser
revueltos con el lodo de la babarie que significa la violación de los derechos
humanos de nuestros compatriotas; más aún cuando existen víctimas militares de
esa tragedia y que en esa época no fueron reconocidos y aún no lo son. Craso e
imperdonable error de la Comisión de la Verdad.
Lo peor de las leyes de
amnistía, en un mundo civilizado y humano, es que confunde en una sola bolsa,
la paja con el trigo; hace del honor y el deshonor de una actuación lo mismo;
hace que las enseñanzas recibidas (valores y principios) se conviertan en un
verdadero cambalache y nos hace ver, injustamente, a la gran mayoría de
soldados que combatieron y vencieron con honor al delincuente terrorista, como
iguales a quienes decidimos combatir; es decir, igual a los procedimientos de
los delincuentes terroristas.
Para los terroristas el
repudio eterno; a los militares que combatieron con honor, la gloria eterna y
el reconocimiento eterno de nuestra sociedad.
A los delincuentes terroristas
les tocó y toca la cárcel (ojalá la cadena perpetua) pero eso no implica
combatir el mal con el mal.
Eso sí, debemos tener
presente que justicia que tarda en llegar, no es justicia sino venganza y es
algo que debimos ver en su momento (no podemos permitir tampoco que existan
juicios eternos), y debemos ver ahora, para evitar llegar a la división social
que esta ley está provocando.
Finalmente decir a nuestros
compatriotas que el glorioso Ejército del Perú es el Ejército de Bolognesi,
Cáceres, Rojas García y muchos héroes anónimos que ofrendaron sus vidas por
nosotros; y nunca jamás, el ejército del criminal Grupo Colina, sicarios
asesinos, ni de Montesinos, traidor declarado de la Patria, que junto a adláteres
políticos e institucionales, corrompieron (y corrompen) a nuestra institución
militar y las gloriosas y honorables fuerzas armadas, jamás rendidas.