Autoestima herida en
la infancia y medidas cómo superarla
por Isabel Peña Rodríguez; isabelpenarodriguez@yahoo.com
29-9-2019
Muchas de las heridas emocionales que tiene una persona,
producidas en su niñez, pueden causarnos problemas físicos y psicológicos,
produciendo dificultades en sus vidas, conflictos serios en el trabajo,
disminución de energía y de capacidad creativas, deficientes relaciones
matrimoniales, no poder hacer ni conservar amigos, poco entendimiento con los
hijos(as).
Existen padre, profesores o cuidadores que humillan,
desprecian, no prestan atención, se burlan o se ríen del niño(a) que cuando
pide ayuda, siente dolor, necesita que lo defiendan, expresan miedo, piden
compañía, se aferra buscando protección, tiene vergüenza etc. Estas actitudes
se completan con otras opuestas, demostrándole al niño que es “querido” lo cual
le crea una confusión mental.
Pero estas muestras de cariño son aparentes, adjudicándoles un
rótulo a su identidad que tiene como consecuencia un peso negativo en su
formación y en el desarrollo de sus capacidades. En el momento en que la
persona afectada llega a la adultez, trasmitirá la humillacion y el maltrato a otras personas. Pareciera ser una
cadena hereditaria de abuso y de poder ya que el desprecio y la vergüenza
vividas en la infancia son la fuente de los problemas que afectan en la vida
adulta y los causantes de la baja
autoestima.
La principal imagen y más generalizada forma de violencia es
el maltrato emocional. Hay muchas maneras para asustar a un niño y hacerlo
sentir culpable e intimidado, sin recurrir a la violencia física. El niño(a) se
atormenta con pensamientos y
sentimientos que no pueden comunicar ni compartir con nadie y aprenden a
soportar el dolor y el silencio. La comunicación y la autoestima están ligadas
porque según lo que se le diga al niño(a), el efecto o respuesta será negativa
o positiva, de aprendizaje o de resentimiento, que se trasmite desde la
infancia hacia el futuro. Por esta razón, los padres que dañan la autoestima de
sus hijos(as) no siempre lo hacen intencionalmente, ya que a ellos también
fueron educados del mismo modo.
Hay padres que quieren que sus hijos(as) reaccionen como
ellos deseen, suelen comportarse de formas particulares: Mártires, controlan al
niño haciéndolo responsable de su sufrimiento y culpable por todo lo que pueda
querer o hacer que no le caiga bien a estos mártires, a quien nada les viene
bien y recurre a las quejas, reproches, lágrimas, amenazas. Los dictadores,
controlan al niño(a) atemorizándolo cuando hace algo no autorizado, son
estrictos y amenazantes para que obedezcan y todo les enfurece.
Para aprender a ejercitarse en desaprender lo negativo que
nos inculcaron y sanar a ese niño(a) que quedó escondido y herido en nosotros,
podemos ir reemplazando las viejas ideas que construimos por otras. Repetir
estas afirmaciones con frecuencia es manera de comunicarnos con nosotros
mismos, de ayudarnos a adquirir seguridad y tener presentes nuestros derechos.
·
Realizo mis elecciones y acciones con responsabilidad y sin temor.
·
Solo yo decido el modo cómo utilizo mi tiempo, pongo límites a
quien no respeta esto, hago acuerdos para combinar mi tiempo con el de otros
sin someterme.
·
Hago mi trabajo con responsabilidad pero si algo no va bien, no es
porque yo sea un fracaso sino que tengo que aprender más.
·
Me hago responsable del modo cómo trato a los demás y evito
repetir lo que a mí me hizo sufrir.
·
Tengo confianza en poder resolver lo mejor posible en cualquier
situación.
·
Aprendo a comunicar mis sentimientos y respeto los de otros.
·
Cambio mis opiniones sin temor si me doy cuenta que no eran
correctas.
·
Soy una persona valiosa, capaz, creativa y estoy abierta para
cambiar todos los aspectos de mi vida.
Si una persona tiende a valorarse de esta manera se
transforma en guía de su propia vida y está protegida de sentir culpas
irracionales, de creerse incapaz, malo o inútil, de tener que complacer para
ser aceptado(a).
Visítenos en nuestro consultorio: Av. Caminos del Inca No. 2028, of.
208, Urb. Las Gardenias, Surco, teléfono: (01) 303-1413; 9-9500-6364