Informe
Señal de Alerta-Herbert
Mujica Rojas
Diario Uno/
21-10-2023
¡Mafias a granel!
https://senaldealerta.pe/mafias-a-granel/
Subrayó en su conferencia de días pasados, Conciencia
tributaria, el contador especializado, Luis Alberto Latínez, que a partir de
1990, las mafias habíanse establecido masivamente en el aparato del Estado. Su
propósito avieso fue depredar, exaccionar, succionar de los impuestos.
El grupo político que obsequió porciones enormes del Perú,
vía remate de empresas estatales a precio vil, con el cierre de muchas de ellas
y abriendo la puerta ancha con sus leyes y regulaciones tributarias a empresas
foráneas, fue el fujimorismo.
Las mafias, organizaciones clandestinas de criminales, no
sólo ensuciaron con su presencia al Perú: lo llevaron a una degradación que
fletó que 33 millones de habitantes vivan hoy en el salvajismo más extremo, sin
reglas, ni valores morales y mucho menos democracia.
¿Cómo puede ocurrir a diario la crónica sangrienta de
ajustes de cuentas a balazos y con asesinados?
No puede llamarse democracia a un sistema que privilegia con
exoneraciones absurdas a grupos enriquecidos de mala manera y con el deterioro
económico de millones de habitantes.
¿Por causa de qué los colegios particulares que cobran
pensiones altas, están exonerados del impuesto a la renta y del IGV (impuesto
general a las ventas)?
Lo mismo ocurre con universidades en las cuales hay que
pagar o pagar. También exoneradas.
Esta desigualdad escandalosa no parece molestar a los grupos
políticos que consienten esta aberración discriminadora.
Las mafias tienen sus propias leyes y preferencias. Se
manejan con destreza impune porque no hay quien fiscalice con detalle prolijo y
exhaustivo su desempeño roedor.
Nadie podría afirmar
que no han habido planteamientos de reforma tributaria. Han existido, pero el
agravante de tener entre sus teóricos a los estudios de abogados y contadores,
notables por ser delincuentes, transparentará que el asunto no pasa de un gesto
o ademán.
La mafia es inmensa, impregna todo el cuerpo social del Perú
en sus múltiples manifestaciones, desde las más elementales (dar coima a
policías) hasta los usos más sofisticados (bancos offshore, lavandería por
millones de dólares so pretexto de finanzas sin nombre y apellido en cualquier
lugar del inmenso orbe).
No es, en modo alguno, un grupúsculo. Es casi un sistema
cultural que patrocina comportamientos aviesos, fuera de la ley, contra los
reglamentos y “facilitadores” de lo que no se puede conseguir correctamente por
la simple razón que eso “conspira” contra los intereses creados.
Que se reúnan los grandes concilios y que apliquen la ley
tal o cual. Que boten a quien quieran, las puniciones pasan, la mafia queda.
¿Cómo se gobiernan los clubes electorales que tienen entre sus filas a ex
presidentes enriquecidos nadie sabe de dónde o cómo, si no fue a través de coimas,
extorsiones, conferencias y cualquier pretexto recurrente?
La mafia no se limpia desde arriba. Se aplican
cosméticamente los castigos, no obstante no hay uno sino 20 ó 30 candidatos a
reemplazar al caído y con mañas muy bien aprendidas y por aprender, para evitar
futuras reprimendas.
La pelea a muerte contra la mafia tiene que ser desde abajo,
haciendo conciente a la masa que el único bien que posee es el de una
existencia libre, lo contrario es lo que tenemos hoy en Perú y desde hace
largos decenios, cuesta abajo la rodada, como dice la letra del tango.
La insurgencia popular, que los clubes electorales no
entienden porque son ruinas desvencijadas y anacrónicas, tiene que ser contra
CUALQUIER PODER, no para instaurar uno “nuevo” y tan o más pervertido que el
anterior, sino para impedir o atajar que éste sea centralizado por mafiosos que
manejen el país desde la industria, finanzas, poder político, poder represor
que acalla cualquier protesta o elimina a los rebeldes y reacios a callar.
La insurgencia se transforma en ética social creadora cuando
proclama su derecho a ser libre de cualquier clase de delincuencia y ejerce el
castigo contra los ladrones de cuello y corbata y sus esbirros hábiles en el
ejercicio tramposo de la cosa pública.
Si el pueblo alzado con sus proclamas libertarias y éticas
decide que la insuficiente democracia representativa (electoral) ya no rige,
entonces alcanzará la liberación de sanguijuelas exaccionadoras de los recursos
del Estado (tributo del pueblo que muchas empresas poderosas no pagan y para
eso tienen abogángsteres funcionales).
Creer que una golondrina hace verano, es un suicidio
colectivo. Además, de promesas, gestos y mentiras, está empedrado el suelo de
la república.
A la mafia de la omerta y la suciedad se le pelea desde las
bases a los gritos de libertad, igualdad y fraternidad.