Señal de
Alerta
por Herbert
Mujica Rojas
28-12-2010
Perú-Chile: previo acuerdo; ni permiso o
autorización*
Sostuvo –y
así lo consigna El Mercurio en su edición del domingo 26- el presidente chileno
Sebastián Piñera Echenique: “Le hemos planteado (a Bolivia) que tenemos la
mejor disposición para buscar soluciones a los problemas, pero que tenemos
restricciones”, tras agregar que es altamente inconveniente toda fórmula que
signifique “dividir el territorio chileno”.
En otro
párrafo se anota que: “Una reciente versión de prensa señaló que el gobierno de
la presidente Michelle Bachelet (2006-2010), antecesora de Piñera, llegó a
definir un corredor en el norte chileno por el cual Bolivia recuperaría su
acceso al Pacífico.
La delicada
situación geopolítica obliga a subrayar con energía pertinente que ¡ninguno de los candidatos a la presidencia
del Perú! pareciera tener los reflejos rápidos para plantear ante la
opinión pública cuál será su accionar en relaciones exteriores. Si el
contencioso en La Haya con Chile es el principal tema a tratarse durante la
próxima administración, resulta mucho más incomprensible este silencio –como
todas las mudeces- insondable, mediocre, elusivo, pusilánime. ¿O creerán los
postulantes que pueden pasarse cinco años sin liderar al país en el álgido
capítulo que ha significado siempre la difícil vecindad con Chile? ¡No hablemos
de los vendepatrias y tecnócratas a los que da lo mismo quiénes sean sus patrones
sino de aquellos a los que el deber impone respuestas de Estado ¡para asuntos
de Estado!
Recuento imprescindible
se consignan los siguientes párrafos ilustrativos:
“El 3 de junio de 1929, es decir, hace casi 75 años, Perú y
Chile firmaron el Tratado y Protocolo Complementario para resolver la cuestión
de Tacna y Arica. En el artículo primero del Protocolo se dice: “Los Gobiernos
del Perú y de Chile no podrán, sin previo acuerdo entre ellos, ceder a una
tercera potencia la totalidad o parte de los territorios que, en conformidad
con el Tratado de esta misma fecha quedan bajo sus respectivas soberanías, ni
podrán sin ese requisito, construir, a través de ellos, nuevas líneas férreas
internacionales.”
Quiere decir que cualquier decisión sobre un milímetro de
Arica tendrá que ser con previo acuerdo sobre los términos, alcances, duración
y formas en que esta eventualidad pudiera tener ocurrencia. No es que Chile
presente al Perú decisiones tomadas con terceros países, sino que un trato
antelado, enhebrado en sinergia tiene que incluir la decisión soberana de ambos
países: Perú y Chile, ningún otro. Por tanto, desde 1929, nada ha ocurrido sin
que nuestros países hayan dado su consentimiento o negativa expresos.
Para el ilustre diplomático e historiador, Félix C.
Calderón, en su obra El Tratado de 1929: La otra historia, refiriéndose a las
modalidades de servidumbre en el artículo 1º del Protocolo, escribe: “Cómo
puede apreciarse, ella consiste en la autolimitación que ambos países se han
impuesto respecto a la suerte de Tacna y Arica, después de la entrada en vigor
del Tratado de 1929”
(p.290).
Es más, precisa Calderón que “De origen chileno e incluida a
insistencia de ese país (el artículo 1º del Protocolo), lo que se persiguió con
esa cláusula fue frustrar cualquier eventual arreglo peruano-boliviano en
detrimento de Arica. Stricto sensu, esta limitación debió haberse aplicado
solamente a Chile, como resultado de la cesión territorial de Arica que hizo el
Perú. Lo curioso del caso es que habría sido la libre disponibilidad del Perú
sobre Tacna, sobre todo en lo que se refiere a la construcción de una nueva vía
férrea hacia La Paz ,
lo que habría querido restringir Chile. Y
para ello no se le ocurrió nada mejor a la Cancillería de La Moneda que recurrir al
texto del artículo sexto del Tratado boliviano-chileno de 10 de agosto de 1866,
tal como lo recordara Culbertson” (p. 290, op. cit).
En la p. 237 de Posición Internacional del Perú,
Alberto Ulloa Sotomayor, sostiene: “Resuelta la cuestión de Tacna y Arica sin
la participación de Bolivia, el interés y juego de Chile son y tienen que ser
claros en el sentido de orientar hacia el Perú la aspiración portuaria
boliviana. Satisfacerla a costa nuestra significaría vencer y debilitar
nuevamente al Perú, émulo permanente de Chile en el Sur del Pacífico; crear una
separación abismal entre el Perú y Bolivia por un tiempo cuya extensión estaría
en razón directa de tan monstruosa injusticia; crearle al Perú un nuevo
competidor político y económico, en mejores condiciones geográficas y
necesariamente subordinado o sometido a Chile, ya que no podría ser amigo el
Perú y ya que necesitaría apoyar en una amistad con aquél la garantía de
continuidad en una posesión írrita de la que el Perú haría todos los esfuerzos
posibles por expulsarla”.
El integérrimo patriota Alfonso Benavides Correa afirma en
su libro Por la patria libre y la justicia social, en la p. 64: “Chile se luce
muy generoso con el territorio de Arica, que fue exclusivamente peruano hasta
el 3 de junio de 1929 en que el Perú se la cedió a Chile con reservas de
dominio, pero se cuida de no hacerle ningún ofrecimiento por los territorios
que a Bolivia le pertenecieron hasta el 20 de octubre de 1904 en que, de sur a
norte, Bolivia tuvo como puertos propios Antofagasta, Mejillones, Cobija y
Tocopilla. ....Chile no le ofrece a Bolivia ninguno de estos puertos porque
desde 1879, le ofreció Tacna y Arica a Bolivia, o únicamente Arica o una
fracción de Arica, que no pertenecía a Bolivia sino al Perú que se proyectaba
desmembrar, como canje por Atacama que Chile le sustrajo a Bolivia y como
póliza de seguro de Tarapacá que Chile le arrebató al Perú”.
Es decir
Chile puede conversar con Bolivia y llevar a cabo entrambas
naciones cuanto esté en sus intereses bilaterales. Eso es lícito.
Chile ha dicho que tienen restricciones a su salida al mar
“siempre que no esto no implique la división del territorio”. Si esto se aplica
para el país del sur, con la misma razón y en virtud del Tratado y Protocolo
Complementario del 3 de junio de 1929, también rige para Perú y por la señalada
razón que Perú posee soberanía restringida y servidumbres en Arica, territorio
–a la par que Tacna- que requiere de un previo acuerdo entre Perú y Chile para
cualquier cesión de los mismos a una tercera potencia.
No es que Chile, en virtud de sus acuerdos bilaterales con
otra nación, pueda venir a plantearle a Perú un hecho consumado, una decisión
adoptada, sobre la que exista la perentoriedad de absolución de consulta. ¡No!
Mucho antes que eso, en trato bilateral y bajo el mandato pétreo, expreso e
ineludible del Tratado de 1929, Perú y Chile deben manejar un previo acuerdo.
En rigor en igualdad de condiciones jurídicas y con prescindencia, absoluta, de
cualquier otro Estado.
Veamos
La nación del sur advierte que su país no admite la división
de su territorio. Muy bien, el razonamiento es el mismo para Perú que no ha
encontrado desde 1929 razón valedera para que una tercera nación ocupe
territorio que nunca ha sido ni histórica ni sociológicamente de su posesión.
Sabido es que un corredor no podría expandirse hacia el sur sino al norte
creando una fuente de conflicto de insospechables consecuencias.
Perú y Bolivia
Perú apoya a Bolivia en su derecho a salir al Océano Pacífico
y reafirma su pétreo respaldo incólume al Tratado de 1929 que establece la ocupación
chilena definitiva de Arica y el retorno de Tacna al regazo patrio.
Subrayemos, además, que Perú ha renovado el trato en Ilo a
favor, con dificultades y perfeccionamientos sin duda, de Bolivia, hecho que no
puede comprobarse en ninguna parte del extensísimo litoral chileno. ¡Ni
siquiera en los territorios Antofagasta, Mejillones, Cobija y Tocopilla, que
les fueron arrebatados a Bolivia! Perú en la guerra de rapiña de 1879 no usurpó
territorio de nadie, ocurrió todo lo contrario: le fueron arrebatados Tarapacá
y Arica.
¿Hasta cuándo?
Es difícil saber cuánto durará la insólita abulia de los
candidatos de tocar un tema que requiere de definiciones valientes y de acuerdo
al derecho, en consonancia con la historia y bajo la premisa que nunca antes
tuvo Perú la oportunidad de darse su gran respuesta integral desde 1879. ¿Y son
aquellos los que van a reclamar votos de respaldo? ¡Pues háganlo en el análisis
de los grandes temas de la agenda nacional! ¿Quién se atreve a afirmar que uno
–acaso el más importante- sea éste?
¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena
bien!
¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
hcmujica.blogspot.com
Skype: hmujica
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*Publicado originalmente en la Red Voltaire el 28-12-2010 http://www.voltairenet.org/article167887.html