Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
2-2-2015
Idiotez institucional y "ruido político"
Cada vez que alguna administración pretende calificar lo que
no le gusta, es decir le disgusta y no está dentro de sus planes, casi siempre
nutridos de miopía cerebral aguda, tilda de "ruido político", al
tema. Así, lo que diga cualquier opinante de los clubes electorales,
constituirá parte de esta categoría sociológica que está en boga desde hace
algo más de cinco lustros. Conviene denotar que la idiotez institucional en
Perú nace desde que llegaron los españoles, la hicieron, a sangre y fuego,
parte del ADN social patrio y luego mutó, mil o más veces, hasta nuestros días.
Huérfanos de ideas o de asesores con un mínimo de inteligencia,
los gobernantes o los empresarios súbditos del afán de lucro salvaje, no tienen
mejor recurso que acudir a resobadas cantinelas que suenan bien, dicen poco
pero suficientes para una ciudadanía acrítica, domesticada por el bombardeo
feroz de televisión, radio y prensa escrita que son parte solemne de esta tarea
de idiotización masiva de la ciudadanía. Desde que amanece hasta el cansado
anochecer, los apuñalamientos, violaciones, palizas abusivas, sangre a
raudales, colman el cerebro de los peruanos. Si a eso agregamos la mediocridad
escandalosa de los voceros gubernamentales, el resultado no puede ser más
indigesto.
Dos ejemplos.
En lugar de silenciar su indisimulada pobreza conceptual y
política, una señora a la que nadie ha elegido pero a quien los medios otorgan
enorme espacio, pontifica ahora sobre la democracia y es ella una de las
gestoras más ínclitas del tremendo fracaso del gobierno con el arrojo de la ley
Pulpín al tacho de basura de dónde no debió haber salido jamás. Aquella no sólo
se desentiende de la enorme responsabilidad que le cabe sino que pretende
dictar cátedra en terrenos en los que da sobradas pruebas, cotidianamente, de
su ineptitud monumental.
Otro. El 4-1-2014 escribí el artículo: ¡2014, Año de la
Reafirmación del Mar de Grau! http://www.voltairenet.org/article181640.html?var_mode=recalcul
y sostuve en su conclusión central que:
Siendo que por vez primera, desde 1879, pareciera ser que la
justicia internacional pudiera dar parcial o totalmente razón al Perú en el
contencioso marítimo a que llevamos a Chile ante la Corte Internacional de
Justicia de La Haya, el 2014, sin hesitaciones ni hipérboles, debiera ser
declarado ¡Año de la Reafirmación del Mar
de Grau!
En honor del marino piurano caído heroicamente el 8 de
octubre de 1879 en Punta Angamos en lucha desigual contra más de cinco navíos
chilenos, la soberanía del Perú en el Océano Pacífico se llama Mar de Grau y es
precisamente parte de aquella, la que sostuvo la Nación como usurpada por
Chile, la que ampliaría sus confines merced a un veredicto cuya fecha el 27 del
mes en curso, marcará un simbolismo realmente espectacular.
Es más que palmario que en el gobierno del presidente Humala
hay funcionarios con demasiada imaginación extraviada. Ad portas lo más importante
que le ha ocurrido al Perú desde 1879 y con una posición de serena y vigilante
expectativa, declarar al 2014 como "Año de la Industria Responsable y del
Compromiso Climático", provoca preguntar ¿en qué país viven esos bobos e
ignorantes del designio histórico de la Patria?".
Hace pocos días, luego de doce meses de transcurrido el
fallo de La Haya, recién el gobierno reacciona y alude al 27 de enero como
fecha de celebración. ¿Se demoraron un año para llegar a una conclusión
obligatoria y lógica?, ¿qué clase de mediocres son los que "asesoran"
al gobierno y cuánto cuesta mantener una pandilla de descerebrados?. ¿Qué
temían, el "ruido político"?. ¡Pamplinas despreciables!
Todo lo que no sea del agrado del gobierno será "ruido
político". Entonces, orillamos la difícil circunstancia que el disgusto
popular frente a una clara falta de brújula sea creciente y por demás
preocupante. La soberbia y la idiotez juntas son un coctel muy peligroso.
El gabinete está pegado con babas. Es una opinión generalizada
y el reemplazo obligatorio, a menos que se insista en la presencia de ministros
achicharrados por la comisión de sus propias aventuras en terrenos que les
quedan grande, muy grande. Sabio sería comprender que la reorganización
equivale a quitar la pólvora al cañón y a entenderse democráticamente.
Caminar tozudamente "sin dudas ni murmuraciones" y
pretender que eso es inteligente sólo echa gasolina al fuego y ¡ay de los
quemados!.