Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
5-6-2017
¡Antes que lleguen
los “chinos”!
La advertencia ineludible que hace cualquier guía europeo a
los ciudadanos que visitan esos países es: ¡antes que lleguen los “chinos”! Y
se refiere a los contingentes abigarrados, grupales, estruendosos, pintorescos,
compradores compulsivos y procedentes de los países asiáticos a quienes se les
llama “chinos”. No importa que sean coreanos, tailandeses, vietnamitas,
camboyanos, chinos o japoneses! Cualquier calle, avenida, parque, iglesia,
café, discoteca, monumento es visitado por ellos.
Obligatoria como imprescindible la reflexión: ¿cómo hacemos
para que apenas el 10% de esos millones de ciudadanos orientales, venga al Perú
a poblar hoteles, llenar con su decurso masivo las principales riquezas
turísticas nacionales y dejen dólares generando puestos de trabajo, ingresos
diversos y adentramiento peruano en una competencia atractiva y plena en
recursos?
Otra de los cuestionamientos estriba en saber ¿qué hace el
Estado para la promoción del turismo? ¿se tiene a los elementos esenciales y
políglotas en estos países del Asia para esa dinámica fundamental? Para hacer
más simple el asunto ¿no son los peruanos en los países de Europa quienes
debieran tener la iniciativa formidable de promover el turismo asiático hacia
nuestro país? Si no lo hacen Cancillería u otros organismos, convendría muy
mucho que sí lo realicen y con fuerza extraordinaria, los connacionales que
viven por decenas de miles en todos los países europeos.
Se infiere que nuestros políticos no harían mal en
considerar esta fuente, el turismo –la industria sin chimeneas-, como una tarea
urgente y con leyes adecuadas de protección a los foráneos que demandan
excelentes medios de transporte, respeto en las reservas, carreteras
perfectamente asfaltadas donde el tránsito no baje de los 150 kilómetros por
hora, túneles seguros y bien iluminados, guías de turismo y oficinas capaces de
absolver los siempre exigentes cuestionarios del turista y en varios idiomas.
Reducir a los asiáticos los grupos visitantes en los países
europeos puede ser una arbitrariedad, pero son los más numerosos y siempre
andan juntos. Y literalmente atropellan cuanto esté a su paso. Saquean tiendas
y compran de todo, sin mayor pregunta por el precio salvo cuando negocian 2 ó 3
artículos idénticos. Sus guías siempre son provenientes de su país original y
por eso el celo de los europeos que advierten con indisimulado racismo “antes
que lleguen los chinos”.
Tengo la impresión que el papel de los peruanos en los
países europeos tiene un reto formidable con o sin el Estado: construir un
turismo de ultramar que acerque, aproxime y verifique que los ciudadanos del
Asia pueden llegar a Perú y a Latinoamérica donde hay, ciertamente, muchísimo
que ver.
¡Cuánto daríamos para que siquiera el 10% del turismo
asiático en Europa llegara al Perú!