Tuesday, February 17, 2009

Desunidos e indiferentes

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
17-2-2009

Desunidos e indiferentes

En su libro, El poder de un símbolo patrio. Clave de la identidad e
integridad, Julio César Rivera Dávalos (Editorial San Marcos EIRL,
2008 primera edición), consigna párrafos de alto contenido polémico.
Leamos.

"Generalmente se suele admitir que los peruanos vivimos desunidos e
indiferentes al bien común, a los valores o al respeto a la ley, a tal
punto que vemos casi con normalidad hechos indebidos como la
sustracción de recursos financieros públicos o privados u otros actos
de corrupción, sin importar las consecuencias en el campo moral ni los
perjuicios que dichos actos ocasionan. La falta de un proyecto
nacional a mediano y largo plazo sería la expresión de lamentable
realidad desde comienzos de la República, deplorable defecto que tiene
una de sus más lamentables manifestaciones en la alarmante falta de
atención a los urgentes problemas sociales, en los escandalosos actos
de inmoralidad pública y el elevado índice de corrupción. Esta
indiferencia de carácter sociopolítico es expresión de una sociedad
resquebrajada a lo largo de su historia y que todavía no logra plasmar
una identidad nacional, tampoco valorarse como seres humanos capaces
de construir una nación fuerte y solidaria, por la ausencia de una
calidad humana y el imperio de una estrechez mental en un gran sector
de los peruanos que puede conducirnos a una sensación de impotencia y
de frustración en la participación del quehacer nacional.

La indiferencia como fenómeno moral se da en todas las sociedades del
mundo en unos más y otras menos, apreciándose que en los países
subdesarrollados acontece con más énfasis, como en el caso del Perú,
en el que se observa una actitud de indiferencia de la mayoría de los
peruanos con los destinos superiores de la Patria, aun cuando se
quieren dar razones aparentes para justificar tal conducta. Esta
actitud usualmente dada en nuestro país, obedece a que permanentemente
nos encontramos en una situación de subdesarrollo, no sólo colectivo
sino hasta individual en muchos casos, desde los inicios de la
República, lo que inexplicablemente se ve con normalidad y no se hace
nada para superar esta situación, en razón a que no somos capaces de
encontrar un punto de unión y comprensión, que posibilite ponernos de
acuerdo, para adoptar un tipo de sistema sociopolítico con una
continuidad que posibilite encontrar un punto de partida para edificar
un bienestar social y económico, así como un carácter nacional con una
integridad y una identidad factibles.

Tal incapaciad obedece a que no se ha producido una identificación
sincera y real con la Patria y su destino, y si lo hubo más de una vez
no pasaron de ser brotes e inquietudes patrióticas, que por falta de
unión y comprensión entre los peruanos motivó a que cada gobierno de
turno hiciera lo que le placía, so pretexto de argumentos
aparentemente consistentes, por suponer que la gestión de su antecesor
habría sido pésima, que requeriría cambios y reformas, dando lugar que
a través del tiempo y la historia los gobiernos siempre se hayan
ocupado más de hacer reformas y contrarreformas, truncando el poco
avance o visión que pudieron tener gobiernos anteriores, aplicándose
implícitamente a nivel gubernamental la política del palo encebado.

....La indiferencia en la idiosincracia de la mayoría de los peruanos,
los condiciona a ser inertes e indolentes respecto a los problemas que
los circundan menoscabando su autoestima, limitándolos a no
comprometerse con la solución de los mismos; percibiéndose en ellos
una tendencia hacia una conducta del facilismo y de un cortoplacismo
en los políticos. Dicho fenómeno, indudablemente, tiene que ver con
nuestro derrotero histórico, el cual no ha sido ajeno al episodio de
la destrucción de la cultura tahuantinsuyana, conocida como la
destrucción de las Indias durante la Conquista, con la imposición de
una cultura foránea; y luego con el triunfo de la República criolla
que nación dando la espalda a la cultura del Tahuantinsuyo y al propio
pueblo subsistente a la postindependencia del yugo español". (Ob. cit.
pp. 33-34).

Bien vale la pena revisar esta lectura y discurrir por sus sugestivos
retos. ¿Habrá llegado la hora de pulverizar esos ocios que nos reputan
como un pueblo que no lee y que habla de oídas? ¡El desafío está
planteado!

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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