¿Qué es y por qué es
importante la autoestima?
por Isabel Peña Rodríguez; isabelpenarodriguez@yahoo.com
14-8-2019
La autoestima es una actitud hacia uno mismo, es la forma
habitual de pensar, amar, sentir y comportarse consigo mismo.
Stanley Coopersmith (1990), filósofo y psicólogo, define la
autoestima, como la evaluación que una persona hace y comúnmente mantiene con
respecto a sí mismo. Nathaniel Branden (1990), la considera como el componente
evaluativo del sí mismo, otorgándole dos características afectivas:
sentimientos de capacidad y de valla personal.
La autoestima es el sistema fundamental por el cual
ordenamos nuestras experiencias rindiéndolas a nuestro "yo personal".
Para Rogers, (1934), constituye el núcleo básico de la personalidad. Craig
(1983) considera que para el desarrollo de la personalidad, una de las
consideraciones centrales es la necesidad de conservar un sentimiento positivo
de la autoestima ya que influye decisivamente en todo el proceso de maduración.
Determina quiénes somos, lo que nosotros pensamos de nosotros mismos, lo que
hacemos y podemos llegar a ser. McKay y Fanning, (1991), expresan que
"...es esencial para la supervivencia psicológica. Es un cine que nos
emociona. Sin cierta dosis de autoestima la vida puede resultar enormemente
penosa, haciendo imposible la satisfacción de muchas necesidades básicas".
En consecuencia, la autoestima es un juicio valorativo que
se expresa mediante las actitudes positivas o negativas que se mantienen hacia
el yo. Se forma como producto de las experiencias que se trasmiten a través de
verbalizaciones, gestos y comportamientos de los adultos más significativos
para el niño: los padres.
Los niños no vienen al mundo con un sentimiento de valor
propio ni poseen una escala de valoración con la cual compararse. Más bien irán
aprendiendo, es decir "sintiendo" su propia valía en base a la
experiencia de las interacciones con las personas que les rodean y, sobre todo,
del modo como éstas los tratan y los sentimientos que se generan producto de
las interrelaciones.
McKay y Fanning (1991), refieren que para el niño pequeño
los padres son todo el mundo "la fuente de comportamiento y seguridad, la
protección de los temores y el dolor...de su sonrisa el niño aprende que es
encantador, de su caricia que está seguro de su respuesta a su llanto, un niño
aprende que es afectivo e importante”. Estas son las primeras lecciones sobre
su valía y fundamentos de su autoestima.
Como proceso entonces la autoestima es adquirida y es el
resultado de la historia de cada persona, fruto de una larga y permanente
secuencia de acciones que la van configurando en el transcurso de toda la
existencia.
Pero, a pesar de ser una estructura consistente y estable:
su naturaleza no es estática, sino dinámica, por lo tanto puede crecer,
ramificarse e interconectarse con otras actitudes para debilitarse o
fortalecerse.
Cabe destacar el hecho que la autoestima no depende muchas
veces de los éxitos que se tiene sino de cómo éstos se equiparan con las
expectativas. James, uno de los primeros en utilizar el término en las
postrimerías del siglo pasado, elaboró la siguiente fórmula:
Autoestima =
|
Éxitos (logro
de la meta)
|
Pretensiones (elaboración de metas
|
Existen diversas investigaciones que prueban esto: muchas
personas a pesar de tener logros importantes no los consideran, ya que sus
aspiraciones personales son mucho mayores. Se muestran abatidas y con
sentimientos de culpabilidad y/o depresión.
Por lo antes expuesto es fundamental priorizar el
conocimiento de sí mismo. Identificar las potencialidades para desarrollarlas y
los déficits para que en caso no se puedan superar, aceptarlos; tal como McKay
y Fanning (1991) refieren definiendo a la autoestima no como valoración sino
como aceptación de sí mismo.