Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
Diario Uno/2-8-2022
¡Aguda ceguera política!
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Nuestros políticos o quienes se llaman a sí mismos como
tales, carecen de visión constructora de civilidad. Están huérfanos de un
horizonte por más años que los de su mandato y su falta de cultura para el
diálogo, la polémica y el contraste de ideas, genera que la sociedad civil los
rechace sin mayor distingo.
El grito de ¡Que se vayan todos! merodea calles y plazas,
cruceros y avenidas de todo el Perú.
Algunos bobos atrincherados en forma precaria en el
Congreso, pretenden un descalabro tuerto: se va el presidente Castillo pero
siguen en funciones los legiferantes. De un universo de 130 representantes, no
menos de 120 son parte de esa mazamorra indigesta que la gente repudia.
La ceguera política impele a que los que están en la cosa
pública, aprovechen lo que esté a su alcance, luego la censura les colocará
como artículos inservibles por algunos años.
¿Por qué no hay escuelas de gobierno en los mal llamados
partidos? La taifa electoral y la angurria pasajera domina el minúsculo
cerebrito de quienes creen estar predestinados a ocuparse del destino de 30
millones de peruanos.
El resultado no puede ser más clamorosamente horrible: la
gente abomina de la política y no quiere comprometerse con nada. Pero así se le
deja el país a los pícaros, atorrantes, analfabetos funcionales y rateros que
sin distingo mayor, sólo maneja las uñas largas para negociados y componendas.
Claro que con el dinero público.
El Perú no atisbará una solución parcial eficiente. Tiene
que existir la suerte que mentes lúcidas se pongan de acuerdo en un plan mínimo
por 10 años y ¡fuera los golpistas de todo signo!
Los jóvenes necesitan ideas y estímulos, para ponerlas en
práctica con la garantía de un porvenir fuente de recursos y también de
compromiso con el Perú. ¿Por qué se van muchos nuevos profesionales a buscarla
en otros países?
El éxodo no es peruano, en toda Latinoamérica hay hambre de
puestos de trabajo y los que sí piensan no dudan en aprovechar todo ese talento
y les extienden visas de trabajo, acceso a bancos y préstamos para casas y
autos y el resultado es obvio: la “exportación” de jóvenes hábiles produce
riquezas en sus destinos y no en sus tierras originales.
La aguda ceguera política mata tanto como cualquier epidemia.
Hace 201 años que tenemos esta bronca.