Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
13-4-2016
Sacando garras y “por
la puerta grande”
Reviviendo el estilo autoritario de las peores épocas del
fujimorismo, la actual -y reelecta, esta vez por Lima- parlamentaria Cecilia
Chacón, anunció que Alberto Fujimori debía salir “por la puerta grande” porque
el juicio que lo condenó era nulo. Hasta donde se sabe la segunda vuelta será
en junio y si quieren perder votos caudalosamente y fracasar, sigan permitiendo
los dislates de la legisladora.
Todos reconocen que Chacón no es un dechado intelectual y
que es más bien una agresiva operadora de su fuerza política que, como ya no es
apreciada ni querida en su natal Cajamarca, debió buscar el paraguas en Lima, y
lo consiguió.
En su discurso de cierre de campaña, la señora Keiko
Fujimori prometió solemnemente que no iba a favorecer a nadie de su familia si
alcanzaba la primera magistratura. Pero no habló ni hizo alusión a consensos parlamentarios
que podían fletar fácilmente la prisión domiciliaria de Alberto Kenya. Tanto
monta, monta tanto, Isabel como Fernando.
En el mundo se jalan los pelos con los resultados y no se
comprende bien del todo cómo es que dos fuerzas conservadoras, la una
autoritaria y la otra tecnocrática, ambas con arrastre en las urnas, ganaran el
domingo 10. Hay muchas explicaciones, voy a intentar algunas.
Cuando hay trabajo político, acercamiento, relación,
establecimiento de vínculos, con las bases, las consecuencias son indubitables:
puestas a prueba, otorgan respaldo de toda índole. La señora Keiko afirmó que
su partido era la única fuerza política organizada. Los guarismos subrayan una
verdad, no agradable para todos, pero es un hecho objetivo.
En la antípoda, los clubes electorales, disiparon sus cuitas
en el fracaso absoluto. Persuadidos que sus monras, promesas falsas, falta de
escrúpulos, inmoralidad fehaciente, descaro criminal, iba a servirles, otra
vez, minaron sus estructuras partidarias, ya muy débiles, y terminaron de
destruirlas. El caso más patético y anti-histórico, el de Alan García Pérez,
aniquilador de lo que fuera la gran organización que fundó Haya de la Torre.
No hay que buscar en las exquisitas discusiones sociológicas
o periodísticas, la o las explicaciones a la derrota. Quien trabaja, siembra y
luego cosecha. Quien vive de su fama, más supuesta que real y encaramado en la
urdimbre de estafas al por mayor, sólo puede conservar la inscripción
partidaria porque el Jurado Nacional de Elecciones tuvo la gentil previsión de
ratificarla en 5%. ¿O no fue así?
El papel entusiasta y dinámico lo protagonizó, qué duda
cabe, el Frente Amplio. Aún perdiendo el pase a la segunda vuelta, consiguió un
número importante de legisladores. Ahora le toca un papel muy difícil: o logra
la inteligencia de plantear un buen debate sobre los grandes temas nacionales o
encuentra la previsible cerrazón normal de los grupos conservadores que hasta
pueden prescindir del Congreso. La responsabilidad es gigantesca, si los
llamados a una oposición creadora, persisten en sus actitudes de cenáculo, de
líderes de ONGs que esperan las quincenas, se meten en un fango inmovilizador.
Y de consecuencias políticas imprevisibles.
¿Es Cecilia Chacón parte de un juego matonesco que berrea ya
por la libertad de Alberto Fujimori?, ¿qué prisa tenía para mostrar sus
conocidas garras agresivas? Si bien algunos veteranos de esa tienda, fueron
jubilados y no postularon al Congreso, pareciera ser que tampoco habremos de
extrañarlos mucho porque los sucesores están intoxicados hasta la médula por el
10 de abril.
Una forma más bien palurda de abrir los fuegos electorales.
Y no serán las mayorías obsecuentes o borregas las que digan al pueblo peruano
cómo actuar en caso de resucitarse pasajes abominables que ya vivimos años
atrás.
Las pistolas están llenas de balas.