Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
30-1-2024
Cusco: ¿y la cultura en pro del turismo?
https://senaldealerta.pe/cusco-y-la-cultura-en-pro-del-turismo/
¿Quién tiene la razón en torno a la venta de boletos a Machu
Picchu, los lugareños o los que con el inocultable patrocinio de la ministra de
Cultura, impulsan el manejo on line? Es un tema polémico porque pareciera tener
aristas escondidas al común del público y eso lo hace más complicado.
Cuando se ve a turistas foráneos abominando de Aguas
Calientes, del servicio que les prestan, de su imposibilidad de ir a Macchu
Picchu, hay que calibrar el profundísimo daño que esas versiones harán contra
el turismo en Perú.
El mejor propulsor del turismo no es el Estado ni los
gobiernos nacionales o regionales: ¡es el turista feliz, maravillado de haber
gastado sus dólares o euros copiosos por las satisfacciones obtenidas durante
su estancia en Perú.
¡Todo lo contrario, letalmente adverso es lo que se está
consiguiendo estos días desconcertantes con todo parado y foráneos que no
tienen por qué comprender la justicia de peticiones que deben resolverse al
margen de ellos!
Al parecer la ministra de Cultura, ocultó que algunos
ciudadanos vinculados a Joinus, eran sus parientes. Las entrevistas televisivas
tienen el inocultable tufo de una concertación demasiado amable y siempre sale
airosa de preguntas más bien elementales.
Por su lado, los dirigentes locales advierten sobre una
privatización, cuyo primer paso constituye el manejo digital de las entradas.
¿Quién tiene la razón? ¿O unos u otros? Mi impresión franca es que los
involucrados padecen de una extremada miopía: están matando, con grosería
ramplona, a la gallina de los huevos de oro.
No es un problema local. Puede acontencer en cualquier
destino turístico de los muchos que posee Perú. Son más los sitios o atractivos
no atendidos por el Estado que el margesí de oferta que posee el país.
La conciencia que esos servicios no pueden parar porque su
derrumbe acarrea, como un dominó, la caída de los colaterales, debiera primar
en todos los negocios que viven del turismo.
Tal como están las cosas ¡nadie está percibiendo ingresos!
Los operadores turísticos debían llegar a un cartabón mínimo
de acuerdos comenzando con la primera máxima: ¡no se puede mal atender al
turista! ¡Ni asaltarle o golpearle!
Años atrás en una tienda gigante por departamentos en
Cartagena, Colombia, dejé olvidada la llave de mi habitación de hotel. En esa
época, esos adminículos revelaban el nombre del recinto y número de habitación.
Ante ese peligro y desde el otro extremo de la ciudad, con
un taxi a toda carrera, volví a la tienda, rogando a todos los santos porque
nadie se la hubiera apropiado y, de pasadita, de mis enseres, dinero y libros
que llevaba a una cita internacional.
El gerente, un simpático empleado descendiente de watusi, de
casi 2 metros de estatura, me sonrió y me dijo: “Aquí en Cartagena, NO se
pierde nada”. En efecto, en una cajita al modo del Lost and Found, estaba mi
llave. El gerente me invitó un tintico.
¿Existe alguna escuela de atención al turista y que incluya
el catecismo más elemental para su buena estadía, satisfacción y diversión
plena porque todo eso es vía la compra de servicios con sus dólares?
Nada hay mejor para un no castellano parlante que alguien le
dé las referencias más precisas y que él entienda. En Cusco es fácil encontrar
niños que manejan diálogos completos en inglés, alemán, ruso ¡y hasta chino!
Entonces en Aguas Calientes, estación indispensable para
subir a Macchu Picchu, se incurre en el pecado capital de ofender al turista
por una controversia que debió haber sido resuelta hace mucho.
Es hora de adentrar la conciencia en pro del turismo como
parte de las obligaciones políticas de las colectividades que están en ese
rubro. En lugar de salmodias o monsergas sobre sus desprestigiadas figuras,
obligación tienen de aprehender estos barruntos modernos.
Es hora de exigir la solución del tema de la venta de
entradas. Y si hay dolo en cualquiera de las facciones en contienda, hay que
castigar con todo el peso de la ley a los infractores. Socavar el turismo de
esta manera tan brutal, requiere punición y nada de contemplaciones.
Un servicio integral que ofrezca hoteles cómodos y seguros,
guías de turismo multilingues y culturalmente adiestrados, transportes seguros
y modernos en joint ventures puede ser una opción desde el Estado con empresas
de todo el mundo.
Perú tiene cientos de lugares que visitar, potajes que
degustar, folclore, historia, mito y tradición que mostrar a los ciudadanos
vengan de donde vengan.
¡Es hora que tirios y troyanos entierren la estupidez y se
pongan a forjar un Perú libre, justo, culto y digno!