Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
12-9-2017
Terrorismo: ¿qué han
hecho los clubes electorales?
En épocas en que la información es velocísima, en tiempo
real, es imprescindible que todos los gobiernos instalen una línea coherente de
trato al terrorismo. Si hay canales televisivos, estaciones radiales y medios
impresos, todos, ABSOLUTAMENTE TODOS,
están constreñidos a dar a conocer qué fue el violentismo terrorista, sus
crímenes de lesa humanidad, los abominables atentados contra la propiedad
pública y privada y quiénes fueron sus tristes protagonistas, con nombres y
apellidos, directos o indirectos.
El violentismo terrorista costó al país la vida de más de 25
mil ciudadanos y decenas de miles de millones de dólares en pérdidas materiales
a la Nación. https://www.facebook.com/amadorrivastorres/videos/1073013722748997/
Pero hay una lucha política e ideológica que debiera
verificarse en los ámbitos sindicales, gremiales, de toda índole y fue y es
responsabilidad de los partidos políticos.
La muy evidente tragedia es que en Perú NO EXISTEN LOS PARTIDOS POLITICOS. Hay clubes electorales duchos en
“preparar” alfiles angurrientos para saquear los fondos del Estado y las luchas
intestinas se agudizan cuando hay elecciones. Repartir el botín fiscal es una
tarea en que se han especializado no pocos delincuentes que manejan juzgados,
direccionan a magistrados para sus dictámenes, se compran bienes inmuebles
millonarios, viven fuera del país con fondos de procedencia ignota y se
permiten “opinar” vía Facebook, Twitter y demás redes sociales con la ayuda
rastrera de mastines asalariados.
Los clubes electorales sólo ensamblan esfuerzos rentables.
El terrorismo, la violencia que viene de la desigualdad y la fractura en el
reparto de la riqueza en el Perú, no interesa ¡para nada! a las corporaciones
porque su fin no es la revolución social sino la picardía en los contratos o
licitaciones con nombre propio y coimas cifradas en bancos europeos o en
paraísos fiscales.
El desinterés manifiesto y, peor aún, el repudio instantáneo
de los jóvenes hacia los mal llamados “partidos políticos” es moneda común y
nadie puede desmentir el lacerante aserto. Las nuevas promociones sólo han
visto corrupción, robo, monra, inmoralidad, en sus líderes y por eso abominan
de militar en cualquier congregación.
Describo, para mejor ilustración del lector, un caso
significativo. El Apra que durante decenios representó una opción política con
la adhesión de cientos de miles y millones de ciudadanos, hoy ya no existe en
gran parte del Perú. Acaban de desalojarlos, por falta de pago, de su local en
Cajamarca donde en 1933 se levantaran huestes rebeldes y con el liderazgo,
entre otros valientes, de Carlos Malpica Rivarola. En La Libertad han perdido
desde la alcaldía de Trujillo hasta el gobierno regional del departamento.
Gracias al alanismo depredador lo que antaño fuera clarín y esperanza de lucha,
hoy tan sólo es recuerdo, añoranza, falta de fe y aprovechamiento del logotipo
por unos cuantos rufianes que no sueltan el manubrio en decadencia absoluta.
Del resto de agrupaciones tampoco hay mucho que decir. Todos
tornaron electoreros, aprovechadores de coyuntura y vividores del mundo formal
de una democracia boba y complaciente con los grupos de poder criollos y
foráneos, en tiempo real.
Entonces si quienes estaban comisionados para luchar
políticamente contra el terrorismo y todas sus manifestaciones, no existen,
¿qué queda como alternativa?
La respuesta tiene que llegar luego de un gran debate en que
todos asuman su responsabilidad activa y cívica. Como está el asunto, es vía
fácil para los violentistas que a pesar de lo arcaico y destructivo de su
mensaje, incurren en accionar más orgánico y efectivo hasta que se les haga
frente y demuestre que su insania no volverá a ensangrentar al Perú y que es
hora de ganarles la batalla, sepultar su odio enceguecido pero también de
alumbrar, con fanales potentes, el camino revolucionario por un Perú libre,
justo y culto.
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-10-9-2017
Violentismo terrorista: 25 años después