Amor, estaciones y
etapas de una relación
por Isabel Peña Rodríguez*; isabelpenarodriguez@yahoo.com
25-6-2019
·
Predisposición
amorosa
En esta etapa las personas entran en un estado de
disposición afectiva, el individuo está apto para amar, dispuesto a encontrar a
alguien para compartir con él o ella, algo muy especial e indescriptible que se
llama amor.
Así pues, en esta etapa de predisposición el individuo imagina
disfrutando de este sentimiento y emociones como algo deseable, sublime y
gratificador, está predispuesto a amar, idealiza un cierto perfil de su “alma
gemela” con enorme ansia por intimidad y compañerismo. Poniendo en acción su
poderosa antena direccional en busca de satisfacer sus carencias
psico-afectivas y sexuales con la persona que también desea amar y ser amada que aún no conoce.
·
Apasionamiento-la
pasión
¡Momento mágico en la relación
afectiva! En esta etapa se han dado las condiciones para desarrollar sentimientos
hacia otras personas pero se requiere de una serie de factores que favorezcan
la atracción, proximidad y conocimiento interpersonal.
a.- La proximidad,
un contacto repetido incrementa la relación interpersonal, hay una exposición
repetida a nuevos estímulos, se provoca una evaluación más positiva de esos
estímulos.
b.- conocimiento
interpersonal, el hecho que una persona entre en contacto con otra, sea
conocido o superficial o pase a un conocimiento más profundo, dependerá de dos
factores: necesidad de afiliación de la persona y la otra, reacciones ante las
características observables.
Amor apasionado
Una vez establecido el vínculo
de reciprocidad afectiva, entramos a un período de alegría, contentamiento,
sonrisas, miradas; la pareja se ríe sin alguna razón especial. Los amantes se
miran mucho y manifiestan el deseo de estar juntos los tiempos que dispongan y,
en la mayor proximidad física posible, escuchamos frase como: “no voy si tú no
vas”, “sin ti mi vida no tiene razón de ser”, “me siento feliz cuando estoy
junto a ti”, etc.
En el amor romántico hay una comprobada alteración en la
química cerebral con una apreciable elevación de los neurotransmisores dopamina
y encefalinas como las endorfinas, sustancias naturales similares en sus
efectos a la morfina. Eso esclarece el arrebatamiento e inspiración que todos
los amantes apasionados demuestran y también delante de la más pequeña
señalización de reciprocidad por el objeto de deseo.
·
Amor
en transición
Desarrollo más común en que se convierte el amor apasionado.
Es una etapa muy importante, guarda relación directa con el apasionamiento, acá
todo lo que fue dejado de ser visto o notado por la intensa vibración y
fantasía, ahora se verá de manera más rigurosa. Dicen las estadísticas, que al
cabo de dos y 6 años de relación aparece una serie de eventos, entre los cuales
señalamos:
·
Amor
compañero
Trasmutación ideal del amor romántico, acá es evidente la
dependencia emocional, se estabiliza la relación basada en una saludable
interdependencia de: confianza, ternura,
admiración, respeto y sexo, están en un equilibrio saludable. Todo ello
propicia una sensación de paz interior, de plenitud que llamamos felicidad. La simple presencia de la
otra persona en el mismo entorno, trasluce la inmensa sintonía que caracteriza
el amor compañero. Hay un legítimo interés en el bienestar del otro, siendo el
más fiel indicativo del abstracto llamado amor.
·
El
amor en conflicto
La crisis conyugal, llamada “crisis de los siete años” pero
no hay nada que ver ni relacionado con el numero cabalístico. La realidad es
que esta crisis.
Por lo que pasa un vínculo amoroso puede ser una etapa
decisiva en la vida de la pareja, de hecho el conflicto se instala a través de
una previsible lucha por el poder, una disputa velada o explicita para ver
quién es el dominante, seguido de discusiones en lugar de diálogos
constructivos. La tempestad puede ser continua o intermitente, pero puede dejar
marcas irreversibles. Como el entorno se pone casi insoportable, la crisis
puede tomar uno de los tres caminos: tregua, resolución definitiva y, el
desapego, este último es consecuencia del desgaste del amor y las dudas.
·
La
resolución
Es el camino, que constituye la mejor solución para el amor
en conflicto, pues puede conducir a la vuelta del amor romántico, con derecho a
una segunda luna de miel, cenas a la
luz de las velas, viajes, etc. Pero es difícil retornar al apasionamiento
inicial, pues las fantasías e idealizaciones ya fueron en el estadio del amor en transición, ver al otro como
deseamos, en vez de cómo es.
Acá puede ver una revaloración y hasta un fortalecimiento de
la confianza en el éxito de la relación, basados en la experiencia. La
resolución depende mucho del trabajo de pareja, de motivación bilateral y
cooperación, una mediación a través de terapia de pareja, siempre y cuando tenga
el deseo de preservar el vínculo y priorizar la relación.
·
Tregua,
el desapasionamiento
Es el camino más frecuente, acá los compañeros pueden
desahogarse y decir todo lo que no les gusta y proponer resoluciones cabales y
aceptables con dignidad, apenas se hacen las paces sólo para que se interrumpa
la situación hostil. Es común acumular una colección de malos sentimientos
crónicos, solo para que se salven las apariencias delante de los amigos(as),
hijos y parientes hasta por falta de autonomía económico-financiera. En estas
crisis pueden surgir las perniciosas relaciones extra-conyugales, que sustraen
energía de la relación, aumentan la impaciencia y predisponen a los conflictos.
Después de un relativo número de crisis la relación marcha para un
desapego-desapasionante.
·
El
desamor
Final de la vinculación
afectiva, enfriamiento total de la relación, sensación de amar más a esa
persona que en algún momento significó e inspiro tan cálidos sentimientos. Acá
no hay retorno posible. Puede haber el reemplazo inmediato o mediato de aquél o
aquélla que un día amamos, que ahora parece tan distante y tan extraña. No deja
de ser un final melancólico para una historia que empezó tan bella y
emocionante. La o él que ha tomado la iniciativa del rompimiento, sufre menos y
se vuelve más vulnerable a una nueva relación. Es mejor que ambos se dieran un
tiempo para elaborar la pérdida, antes de asumir un nuevo compromiso, para no
repetir los mismos errores de la relación pasada.
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*Isabel Peña Rodríguez; Psicoterapeuta Gestalt.