Wednesday, November 02, 2016

SNIP creó mercado negro e informal

SNIP creó mercado negro e informal
por Germán Lench Cáceres; germanlench@gmail.com

2-11-2016

Por fin se piensa hacer algo realista, reestructurar como sosteníamos desde esta columna, el Sistema Nacional de Inversión Pública (SNIP) que ha creado un mercado negro e informal sin sentido técnico para beneficiar la aprobación de estudios de pre inversión beneficiando “estudios” copiados y/o mal elaborados, que son condición para que muchas oficinas de Programación e Inversiones  del Sector Público a nivel del Gobierno Central, Regional y Local le otorguen viabilidad pidiendo prebendas (pagos por debajo para darles pase en algunos casos).

La inversión pública complementa a la privada y se le debe acelerar, año 2014 -2.4%; 2015 -2.7%, esto con la finalidad de ayudar al crecimiento económico y aumentar el PBI nacional. El país requiere un shock de inversiones públicas para disminuir brechas de infraestructura y reactivar la economía.

El concepto de SNIP fue traído el 2000 por los tecnócratas que aún son dueños del MEF y que enseñan diplomados en universidades y sobre la metodología, perdiendo el objetivo del sistema de evitar el despilfarro en los gastos de inversión del Estado.

La idea con el SNIP era tener un sistema administrativo, utilizado para mejorar la calidad de los proyectos, a través de principios, métodos, procedimientos y normas técnicas que tienen relación con las fases de estos. Con su aplicación se ha ampliado el ciclo del proyecto con la implementación de los estudios de pre inversión (perfil y factibilidad) lo que en algún momento exigía la pre factibilidad y se busca: a) Eficiencia en la utilización de recursos, b) Sostenibilidad en la mejora de la calidad o ampliación de la provisión de los servicios relacionados a los proyectos, c) Mayor impacto socio-económico para la población.

La pregunta es si con la aplicación del SNIP se incrementó la inversión pública, o mejoró la rentabilidad para la sociedad en su conjunto con el incremento del gasto público.



BCRP: ¿economistas mudos ante ejercicio ilegal de la profesión?

BCRP: ¿economistas mudos ante ejercicio ilegal de la profesión?
por Julio César Alba Bravo; julioalbabravo@yahoo.es

2-11-2016

¡Qué pintoresco nuestro Congreso! Las prácticas del franeleo, el reino de la informalidad, el descalabro del sistema jurídico, la dictadura de la necedad. En fin, el paraíso del subdesarrollo.

Los  irresponsables congresistas que llenaron el BCR de mediocridad quizá no sabían que:

  1. En cuanto los señores Chlimper y Rey se sienten en una butaca del BCR, tendrán altas posibilidades de ser acusados de “Ejercicio Ilegal de la Profesión”. Expliquemos:
  2. Existe un mandato constitucional (Art. 20) que prescribe la Colegiatura para ejercer determinada actividad profesional. Por su parte, el Código Penal (Art.363) castiga con severas sanciones el “Ejercicio Ilegal de la Profesión” (léase prácticas profesionales sin contar con título y/o sin colegiatura). Las penalidades se hacen extensivas a quienes nombran al ciudadano bendecido por la simpatía del poderoso.
  3. Ahora bien, para acceder a la colegiatura y desempeñar determinados cargos de evidente especialidad, las leyes 15488 y 24531 señalan con claridad meridiana las condiciones obligatorias que deben satisfacer quienes se desempeñan en la conducción económica del país. Esto en añadidura a lo que especifica la Ley Orgánica del BCR, que en los casos de Chlimper y Rey ha sido groseramente violentada.
  4. Los defensores de la pareja fujimorista alegan que anteriormente han desempeñado cargos similares otros funcionarios sin especialidad titulada y, por tanto, sin colegiatura profesional. Citan varios personajes que supieron acomodarse a las circunstancias, y cerraron los ojos a la informalidad que cometían con la complicidad de  politicastros de turno. Aceptar estos peregrinos argumentos significaría convivir cómodamente con la más grosera ilegalidad y admitir que la costumbre genera derecho por encima de la Constitución, las leyes y demás ornamentos inútiles que  exhibe nuestra inefable República.