Perú: cruel realidad y deberes de la hora presente
por José Cabada Delgado; jcabada130@gmail.com
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11-6-2021
La realidad en ésta nuestra
querida Patria, es cruel.
¿Responsabilidad, acaso, de
sus ciudadanos, alma y savia de la Nación?
¿Y qué podemos hacer para limpiar
la Patria del presente drama que nos sofoca?
La respuesta está en
nosotros, que no somos pocos.
Cientos de miles, millones manifestaron
su voto y el mapa peruano cambió electoralmente para mostrar que las provincias
inclinaron su preferencia por un hombre como cualquier otro peruano, simple,
que hizo una campaña no sólo contra Keiko Fujimori sino que sus aliados fueron
los miedos de comunicación, los bancos, los grandes ricachones que tiran la
piedra y esconden la mano y a pesar de todo ello, el chotano se impuso contra
viento y marea.
¿Y cuál la respuesta?
Impugnaciones, críticas, censuras, todo porque la candidata no ganó, entonces
afloran mentiras como aquellas de “salvar el voto”, “no es por Keiko, es para
defender la voluntad ciudadana”.
El fiscal José Domingo Pérez
ha pedido el cambio de la situación de la señora Fujimori de comparecencia
restringida a prisión preventiva por haber violado el acuerdo que le permitió
abandonar la cárcel y hacer su campaña.
La mayoría de peruanos es
honrada y ama el sagrado suelo patrio.
Seamos responsables y
repitamos lo que en el pasado fue óptimo y que representaba el conjunto de
buenas costumbres cuando se respetaba a los mayores, se pedía permiso y se
saludaba al entrar y despedía al salir.
¿Es esto algo imposible? De
ninguna manera, antes que los españoles invadieran nuestro territorio, el
dominio geopolítico de los Incas se extendía toda Sudamérica con la excepción
de lo que hoy se llama Brasil. Y éramos una de las siete mejores culturas del
mundo.
Por tanto, sanear el cuerpo
social y político del Perú no es un asunto que implique tareas imposibles o
demasiado complicadas.
El Perú entero tiene que
planear su futuro y garantizar su gobernabilidad. Hay que evitar los desmanes
irresponsables de los mentirosos y cacos cuyo espectáculo produce momentos de
vulgaridad e indignación.