Wednesday, September 02, 2009

¿Qué Congresó validó Concordato con el Estado Vaticano?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
2-9-2009

¿Qué Congresó validó Concordato con el Estado Vaticano?
http://www.voltairenet.org/article161914.html

"El convenio con la Iglesia Católica es de Estado a Estado, es decir,
el Estado del Perú con la Santa Sede. Las otras confesiones religiosas
no tienen una representación así", dijo en declaraciones a Andina
http://www.andina.com.pe/Espanol/Noticia.aspx?id=mQ6xZwQtenk=##
monseñor Luis Bambarén refiriéndose al Concordato, tratado
internacional firmado en las agonías del gobierno militar de Francisco
Morales Bermúdez y entre gallos y medianoche, no publicado en El
Peruano y negado durante largos lustros. Pertinente y directa la
pregunta al manifestante: ¿qué Congreso, como lo preceptúa la
Constitución –que está por encima de cualquier iglesia-, validó el
Concordato aquél?

Así como ha tenido la bondad cristiana monseñor Bambarén de solicitar
mucha rigurosidad al Congreso durante el próximo debate de la "Ley de
igualdad religiosa" para evitar que incluya "en el mismo saco" a
confesiones serias y honestas con grupos surgidos para beneficiarse de
los "diezmos de los feligreses", también, debería informar al país,
por la sanidad del propio catolicismo y la feligresía menguante cada
vez más, ¿cuándo, con qué representación parlamentaria, qué ley y en
qué número de El Peruano, diario oficial, está la sanción legal que
exige la Carta Magna respecto de esta naturaleza de Tratados? No
parece que pedirle tal precisión, conocimiento del cual el Perú
entero, carece, sea mucho pedir.

Para quienes aún no saben en qué consiste la pomposa ley de igualdad
religiosa ésta se traduce transparentemente en que otras feligresías,
aparte de la católica, quieren los mismos privilegios, exenciones
tributarias, sueldos de buen calibre, patrimonio libre de impuestos de
cualquier especie y regímenes excepcionales de que es beneficiaria la
Iglesia Católica y su aparato institucional. En tiempos de la
comunicación ya es imposible negar que todo esto existe, por tanto,
hay que vivir de la cansada ubre del Estado, aunque ésta no alcance
para el resto de mortales que viven con el equivalente de un dólar al
día. ¿Qué importa no?

Ha dicho con inefable expresión monseñor Bambarén que han surgido
grupos que sólo aspiran con beneficiarse de los "diezmos de los
feligreses". ¿Y qué es lo único que ha hecho la Iglesia Católica
durante cientos de años desde que llegó, en el trío de la expoliación
que se llamó románticamente conquista, Hernando de Luque?

Para ser ecuánimes digamos que no le falta alguna razón a Bambarén.
Por ejemplo la acción letal de las sectas tiene a mal traer la imagen
de ciertas religiones. Pare de sufrir está vinculada a escándalos y
denuncias en Brasil aunque su abogado, Pflucker, que también lo es de
otra secta, el sodalicio de vida cristiana y defensor de violadores de
niños, diga que todas son sospechas e infundios, no obstante de lo
cual, la estridencia vergonzosa del asunto no ha podido ser del todo
disimulada. ¿Qué vinculación hay entre algunas sectas con patrimonios
gigantescos, bienes inmuebles, cementerios, universidades, y el lavado
de dinero? De eso casi no se habla en Perú aunque todos son testigos
que algo raro está ocurriendo allende y aquende.

La sociedad es muda, silenciosa, cómplice, tarada, y no reacciona.
Muchas sectas ganan adeptos en forma acelerada y los candidatos a
curas y monjas disminuyen, según cuenta la misma Iglesia Católica, en
forma más que desesperante. ¿Por causa de qué, al revés, las sectas
robustecen sus accionares?

Es imprescindible que se sepa las generales de ley que validaron en el
Congreso del Perú el concordato tratado con el Estado Vaticano y que
otorga facilidades de múltiple y desigual índole a una agrupación
religiosa con exclusión de todas las demás. De no cumplirse con lo que
manda la Constitución entonces el Concordato merece su trámite natural
y ¡directo a la basura! Y a cobrar todo lo ilegalmente percibido y el
Estado, el pueblo, debe reivindicar cuanto le fue abusivamente
arrebatado vía un convenio huérfano de validez. Muchos recintos debían
convertirse en hospitales y universidades o cuarteles y tambos de
alimentos en prevención de invasiones militares.

No extrañaría que algún estúpido nos replicase que por tratarse de la
Iglesia Católica, ésta está exceptuada del cumplimiento de la ley,
como si está obligada la masa ciudadana que conforman 28 millones de
habitantes.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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