Friday, April 28, 2017

2011: ¿mano de Alan en chuponeo a Ollanta?

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
28-4-2017

2011: ¿mano de Alan en chuponeo a Ollanta?

Las siglas AG detonaron pasiones variopintas, delictivas y, sobre todo, el desentierro de audios y textos que retratarían de cuerpo y miseria enteras a personas públicas que ocuparon la más alta magistratura.

¿A quién daban cuenta los fiscales y jueces, comisionados para el chuponeo (peruanismo que designa las escuchas telefónicas de las personas)? Obviamente que el tema arribaba a manos del jefe de Dirandro.

¿El jefe de Dirandro guardaba o coleccionaba los dichos audios para sí mismo? ¡De ninguna manera! Tenía un jefe que presionaba por conocer ipso facto el contenido de esas escuchas: en aquellos días de 2011, nada menos y nada más que el presidente Alan García Pérez.

¿Por causa de qué los fiscales y jueces que fueron encomendados por el caso del terrorista Artemio, contrabandearon los celulares de Ollanta Humala y de Nadine Heredia? Son temas distintos. La mazamorra de estos días sale a la luz para echar un manto confusionista Y DISTRACTIVO respecto de las letras AG supuesto receptor de un 1 millón de dólares de la corrupta Odebrecht.

El eximio penalista Guillermo Olivera Díaz apunta ánulos sensibles del caso:

Chuponeo telefónico a Humala: mayo 2011, gobierno de García. Pena: 15 años, 162 CP.

¡No es cosa juzgada archivo de caso Madre Mía en favor de Ollanta Humala!”.

En Perú la opinión pública y los personajes públicos que dicen analizar los temas de la agenda son famosos por epidérmicos y frívolos. Cada quien pronuncia disparates y según de dónde la propina que barnice sus preferencias-recomendaciones. Y la hipocresía podría exportarse y pagar ¡de un tirón! la deuda externa. Todos mienten o dicen la verdad a medias que es casi lo mismo.

¿Por qué se guardó el cúmulo de audios durante tantos años?

¿No saben los jueces y fiscales metidos en el contrabando que les aguarda una pena no menor a 15 años en la sombra y vituperados por sus delitos?

¿Podrían aquéllos ser colaboradores eficaces?

¿A quién sindicarían los jueces y fiscales como responsables de las órdenes?

¿Creerán los ex presidentes que delito no come delito y que echando barro por toneladas unos son menos culpables que otros?

Una constante de vergüenza como halo sucio rodea el ejercicio de quienes estuvieron encargados de la más alta magistratura.

Las viejas limeñas musitaban: la sartén le dice a la olla ¡no me tiznes!
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