113 crónicas de
una pasión-Prólogo
Zully
Pinchi Ramírez; zullyarelene39@gmail.com
noviembre
2019
En
el año 1977, cerca de las once de la noche del 14 de noviembre, el Hospital
Regional de Ica, oía por primera vez mi gran grito de vida. Según cuenta Elsa,
mi madre, nací con el brazo derecho hacía arriba, como haciendo algún símbolo
de libertad con la mano, dato curioso que siempre que me lo recuerda, me hace
sonreír e involuntariamente acercarme a ella y darle un tierno beso en la
mejilla.
A
unos meses de recién nacida nos fuimos a vivir un año a la fría ciudad de
Huaraz, después nos mudamos a una especie de isla bonita o de fantasía, donde
pasé los 12 años más lindos y hermosos de mi vida, en un pequeño puerto
pesquero, llamado Chimbote, a unas siete horas de Lima.
Los
días de mi infancia, en la década de los ochenta, fueron, sublimes, tranquilos
y llenos de dulzura, al lado de mis padres, hermanos y compañeros del colegio
Santo Tomás, donde cursé mis estudios de primaria.
Fue
en Chimbote donde descubrí mi pasión por la lectura, era seguidora de las
fábulas de Esopo incluso antes de conocer el abecedario. En 1987, a fin de año,
recibí un diploma de primer puesto en aprovechamiento y conducta y ese día
sentí en el fondo de mi corazón una alegría plena, desbordante e incomprensible
para una niñita que lo único que quería para celebrar, eran dos premios: la
casa y el carro de la Barbie.
Una
tarde mi madre revisó mi cuarto y encontró debajo del colchón, varios exámenes
escondidos con nota 15, cuando me llamaron la atención por mi actuar, me di
cuenta que ya desde los 8 años tenía un gran espíritu competitivo y que era
capaz de esforzarme mucho para lograr un objetivo.
Fui
feliz en mi colegio, con mi perrito Blaky, haciendo mis tareas, estudiando,
bañándome en la piscina de mi casa, yendo a los cumpleaños de mis amiguitos,
estaba enamorada hasta los huesos de Luis Miguel y sobre todo no me perdía
series y dibujos como: Quién Manda A Quién, Los Años Maravillosos, Carrusel de
Niños, La Pequeña Maravilla, Mazinger Z, Los Thundercuts, Cool Mc Cool, La
Familia Ingalls y La Pantera Rosa.
En
los noventas, comenzó la fiebre de los New Kids On The Block, Magneto, Arena
Hash y Los Muñecos de Papel, yo por supuesto caí rendida a los pies de todos
esos chicos tan atractivos, a los que adoraba verlos por la televisión.
Mi
familia y yo, estábamos instalados en un departamento de dos pisos en la calle
Berlín, en el distrito de Miraflores, pero yo no dejaba de extrañar a mi puerto,
en Chimbote Crónicas de una Bahía,
describo las anécdotas de una niña de doce años y cómo en ese entonces veía el
mundo, ya que al estilo de la telenovela mexicana quinceañera, empezaba a
convertirme en una inquieta adolescente.
A
los quince años, no tuve la clásica fiesta, que todas las chiquillas anhelamos,
porque mi papá en ese entonces había tenido una intervención quirúrgica, pero
años después cuando me casé, disfruté muchísimo, mi tiempo de vals, bailando
con un hermoso y larguísimo vestido, como en un cuento de hadas, que tan solo
por volver a sentir ese placer en mi carne, me casaría otra vez.
La
crónica Feliz día papá, fue una de
los homenajes en vida que le hago a mi primer héroe, a Miguel, mi padre, quien
ha sido un personaje clave detrás de cada decisión importante que he tomado. El
gran amor, respeto y admiración que siento por él es indescriptible y crece
cada día más, cuando yo era niña le preguntaba, hasta dónde me quería y él
siempre me respondía: Hasta el infinito.
El
primer amor llegó a los 17 años, un niño rubio de ojos azules con correctores
en los dientes, me robó los suspiros y me enseñó a conocer el significado de
tener mariposas en el estómago. Curiosamente hace unos días, nos volvimos a
ver, ya que a lo largo de este tiempo seguimos siendo buenos amigos, a modo de
sorpresa, me enseñó las cartas que yo le escribía. Me quedé impresionada
leyendo y recordando nuestra época de locos enamorados universitarios, de la
Facultad de Derecho de la Universidad San Martín de Porres. Con el pasar de los
años me ilusioné en varias oportunidades, perdí la cabeza, la volví a
encontrar, me enamoré, me enredé, desenredé y volví a amar.
Todos
estos sentimientos y emociones los cuento en varias crónicas de romance y
pasión, de las diferentes etapas de mi vida, no todo fue algodón de azúcar,
porque he tenido amores, protagónicos, antagónicos, platónicos, de un día, de
diez años, los imposibles, los espirituales y los que te atrapan para siempre.
Hoy
a los 41 años, hago un recuento de muchas experiencias como mujer, como
ciudadana, como hija, como hermana, como amiga, como tía, como esposa, como
maestra, como alumna, como líder y como abogada.
La
vida me ha llevado como en un vuelo de golondrina, a cumplir mis sueños por
distintas áreas y he podido escribir sobre política, feminismo, libertad,
machismo, sexo, religión, mujeres, niños, abusos sexuales, derechos humanos,
asesinatos, brujerías, sobre Dios y el demonio, vida y 15 muerte, pedofilia,
corrupción, elecciones, campañas políticas, neuromarketing político, judaísmo,
propaganda nazi, análisis económico, realidades nacionales y vanguardia
internacional. Lo endógeno y exógeno del sufrimiento y del dolor. Sobre poesía
y despecho.
Realizarme
como profesional, cumplir metas, estudiar másters en España, en la Universidad
Carlos III y Complutense de Madrid, son anhelos que pude concretar y así mismo
pude conocer a personajes ilustres de la farándula y política, comer con reyes
y presidentes, así como abrazar a un niño triste sin identidad, sin nacionalidad
ni hogar, sin esperanza alguna, son situaciones que me han enseñado a tener una
visión más solidaria de la vida.
Fue
una mañana de otoño del 2013, cuando recibí una llamada de un buen amigo,
Herbert Mujica Rojas, quien me propuso seguir escribiendo. Después de una larga
conversación, vino a mi memoria la primera carta de amor que le escribí a un
niño y que nunca se la di, aquella misiva tenía cerca de tres mil palabras,
llenas de formas y estrategias, con dibujitos y corazones pintados de azul con
rojo con los que quería conquistarlo y llamar su atención, pero nunca tuve el
valor de entregarle nada, solo sé que un viernes del año 1985, durante el
recreo, escondí en un macetero mis sentimientos de colegiala.
Entonces,
comencé a escribir crónicas, variadas, como para armar capítulos de hechos
ajenos, entregando todo de mí en cada palabra que ponía, volví a redescubrir,
que al hacerlo, sanaba mis heridas, la retórica me hacía olvidar cada una de
mis penas. Los amaneceres no se sentían tan lejanos porque encontré una forma
de escapar, de volar, una manía, una adicción. La soledad ya no me pegaba tan
fuerte, el desamor no tenía un sabor tan amargo. Había encontrado motivos para
reinventarme en las espirales de las letras.
Hace
poco recibí la llamada de un amigo, el escritor, Marco Sifuentes, preguntándome
a modo de curiosidad que una crónica en la que él había sido mencionado por mí
(Bodas de Hierro), no era tan exacta en las fechas y viene la pregunta de
siempre —¿Son 100 por ciento ciertas todas las historias que escribes?— La
respuesta es que casi al 90 por ciento hay una verdad y en un porcentaje mínimo
se construye una ficción, una magia, una realidad paradigmática, pero claro
todo depende, si escribo un mea culpa o hago una carta a un amante, lo hago con
los latidos de la sangre, empeñando hasta las últimas arterias, pero cuando
creo una historia, en ocasiones protejo el nombre de algunas personas que
pudieran tener sensibilidad y es importante, para mí, mantener siempre el
respeto.
En
este libro, en oportunidades específicas he mencionado apellidos porque solo de
esa forma se entienden todos los contextos.
En
el poema romántico con el que comienzo el libro, dedicado a quien decido
llamar: “El Señor”, veo a una mujer más madura, que sabe manejar sus bajas
pasiones aunque eso me cueste perder la vida mientras la busco en la mirada de
alguien que a veces decide ignorarme y otras darme un beso y una palabra
cálida. Aunque en determinados momentos, me mata con su frialdad, otras veces
me resucita con su frase: “Con cariño para Zully”, como alguna vez me escribió
en una dedicatoria en un libro que publicó. “El Señor” es un hombre de
nacionalidad española, bastante atractivo de más de 45 años. Él es mi presente
en cuestiones de amor, y aunque aún no se ha desatado nuestra historia ni todo
el mar de excitaciones como corresponde, se mantiene en suspenso el capítulo y
no me canso de esperar enamorada, ya sea en lo alto de una montaña o en el
escondite preferido de Medusa en el fondo de mis propios océanos.
Aquí
me muestro tal cual soy, con errores y virtudes, con inmadurez, irreverencia y
rebeldía pero también con mucha fuerza, calma, sabiduría y personalidad,
fusionando mi estilo clásico pero a la vez incluyendo un poco de todo lo que me
gusta en la vida, como el cine, la historia, la música, la fe y el amor en el
que me inspiro cada mañana.
Una
demostración de mi afecto puro y desinteresado le escribo a mi mamá en su día,
recordando todos mis momentos con ella, la veo como una mujer amorosa, que estuvo
pendiente de mí, entregando su calidez en la mayor dimensión.
Sócrates
solía decir: “Habla para conocerte”, en este caso el sujeto, verbo, predicado,
pasado, presente, futuro, antónimos, sinónimos y el pretérito pluscuamperfecto
en una sintonía conjunta como en un concierto de música hacen relatos que se
exteriorizan desde mi perspectiva de mujer plena que vive en este siglo XXI,
lleno de tecnología, en donde trato de encontrar mi propio espacio.
En
cada una de las crónicas, irás conociéndome y sé que al terminar de leer cada
una de las historias, me entenderás, comprenderás, hasta te identificarás
conmigo y así sin imaginarlo, nos haremos amigos, sin importar diferencias de
edades, religiones, estratos socioeconómicos, estados civiles ni preferencias
sexuales, porque intento ser solo una mujer, desnudando mi alma, a través de un
teclado, utilizando el verso con el lenguaje más simple y claro para lograr
mayor conexión y complicidad.
Episodios
con el hombre con quien una vez decidí comprometerme y caminar juntos de la
mano por senderos de espinas y de rosas, en caminos estrechos y amplios, a
quien con tantas conversaciones que quedaron en el aire, nunca le dije el daño
que me causó con su adulterio, porque nuestro matrimonio terminó, porque en una
relación donde habían tres, yo salía sobrando, estorbando y estoicamente decidí
retirarme y dejar que sea feliz, no porque yo no haya cumplido las promesas que
di ante la ley de los hombres y la ley de Dios, sino porque simplemente nuestra
unión no funcionó, porque nadie es profeta en su tierra, porque un esposo no es
el hombre con quien vives sino el que te ama, te valora y te perdona sin
importar circunstancias ni fronteras.
Para mi judío de
los 33,
se lo dedicó al Dios en el que confío, con quien tengo un pacto, al que le
ruego, le lloro y le imploro, sin caretas, nadie me ha consolado tantos días y
noches, como lo ha hecho él, me he humillado ante su presencia y le he dado la
gloria, la honra y el honor porque siempre que alguien me destruía la vida, él
me tomaba del suelo y me volvía a construir en cada una de mis tristezas y
depresiones, regalándome su gracia y su favor.
En
los últimos veinte años, tuve diversas aventuras, recuerdo una noche del año
1997 en que regresaba de una fiesta y salí del ascensor hacia la puerta de mi
departamento en la calle 28 de julio, en Miraflores y vi sentado en el mueble
de la sala del tercer piso a un hombre encapuchado con una pistola y
metralleta, el susto que me llevé, pensé que era un criminal, un asesino a
sueldo, y en lugar de irme corriendo me enfrenté al hombre, exigiéndole que se
fuera de mi casa, imaginando lo peor, me llené de valor y me puse cara a cara
con él y le pregunté –quién eres— —qué haces aquí— a lo que el joven me
respondió: —Soy guardaespaldas de Vladimiro Montesinos, su vecino señorita,
vive en el 301.— Yo no podía creer que tenía un personaje implacablemente
siniestro viviendo al lado.
Cuando
explotó la ola de corrupción y salió a la luz la Asociación Ilícita del
entonces presidente Alberto Fujimori y su asesor Vladimiro Montesinos, ocurrió
un hecho muy desagradable, salían en las noticias reportajes explícitos sobre
toda la lista de actos delictivos de los dos mencionados y hubo un domingo que
el programa Panorama, sacó el interior de mi casa con mi fotografía en una de
las mesas de la sala, mencionando que por fin habían descubierto el nido de
amor de Montesinos donde vivía con su joven y hermosa amante, enfocando de
cerca, con cierta iniquidad mi rostro en la cámara, como un acto sensacionalista.
Cuando
me di cuenta del error totalmente voluntario del que realizó la nota
periodística, me dio un gran coraje porque sabía que tal confusión de los
reporteros provocaría algunas burlas en las aulas de la universidad, donde yo
estudiaba.
Montesinos,
sus innumerables agentes de seguridad, la esbelta y guapa Jacqueline Beltrán,
eran personajes con los que me cruzaba. Todas estas peripecias las detallo en
la crónica: Mi vecino Vladimiro
Montesinos.
A
los 26 años me senté durante más de seis horas en La Tiendecita Blanca, un
conocido café miraflorino, para entrevistar al controversial periodista
peruano: César Hildebrandt, un caballero a carta cabal. Fue como asistir a una
clase magistral, guardo con cariño esa entrevista, en ese entonces trabajaba para
un periódico de circulación en el barrio de San Borja y mi ilustre entrevistado
me contó muchas anécdotas bastante interesantes e inéditas de su vida. Dicha
tertulia la comparto aquí en el libro.
Historias
como la que viví en el año 2011, con más de cien periodistas que esperaban en
la sala de la casa donde vivía, Ricardo Cerrón, el padre, de Milagritos,
conocida como la niña sirenita por un mal con el que nació. Sara y Ricardo
Cerrón denunciaron al padrino de la niña, en ese entonces el ex Alcalde de Lima:
Luis Castañeda Lossio y convocamos a varios políticos para realizar una
conferencia de prensa, todo ya estaba coordinado, pero no acudió ninguno de los
representantes del pueblo (políticos) y me vi obligada a salir completamente
sola a defenderlos, porque absolutamente nadie quería arriesgarse a quedar mal
con el burgomaestre. Los flashes y todas las cámaras estuvieron puestas en mí y
aunque no tenía un libreto ni un protocolo a seguir, intenté defender con uñas
y dientes a Milagritos.
Eran
años en los cuales los peruanos aún teníamos timidez para reclamar o miedo de
denunciar, que alguien lo hiciera era casi un tema tabú, Luis Castañeda Lossio
tenía muchos amigos dentro del poder y creo que él también se ufanaba un poco
de contar con tantos años en la alcaldía, en ese momento no me tembló la mano y
lo hice sin ningún tipo de interés ni remuneración, había que defender uno de
los derechos fundamentales de la niña, que fue vulnerado: gozar de una vida
digna, que por alguna razón, no la estaba teniendo. Canal N y otros medios de
comunicación sacaron la noticia. Sin quererlo ni buscarlo salí a la palestra
pública enfrentándome a Goliat, un hecho engorroso que duró varios años. El ex
alcalde intentó desprestigiarnos, sacando su “verdad” en otros canales donde
trataban de hacer quedar mal a los padres de Milagritos a diestra y siniestra,
pero gracias a todos los abogados de buena fe que estuvimos involucrados, pudimos
ayudar y hacer justicia.
La
crónica sobre un mineral mortal, resume años de esfuerzo y sacrificio, en menos
de 800 palabras, puesto que en octubre del 2014 mediante la ley 29662, se
decide eliminar al asbesto en el Perú, hecho emblemático. Un mineral
cancerígeno que había matado a miles. El asbesto era un tema vetado en la
mayoría de congresos de América Latina como Brasil, México, Colombia y Perú ya
que millonarios lobbys impedían que se eliminara del mercado.
Una
madrugada recibí la llamada de un amiga solicitándome que reciba en Lima, a
Rommel Moreno Zavaleta, un trujillano, mecánico, que había estado expuesto al
asbesto y que a consecuencia de ello, le había dado cáncer, la solicitud era
que colaborará con él de todas las formas posibles.
Los
correos electrónicos me exigían reunirme con líderes de sindicatos para empezar
la batalla contra el mineral. Fue así que al oír a decenas de personas
decidimos luchar por nuestros compatriotas. Entramos con fuerza en campañas
mediáticas en todos los canales de televisión peruana, incluso extranjera.
Rommel
trabajó conmigo algunos años, nos hicimos compañeros y casi hermanos, a lo
largo de este tiempo he podido observar cómo se ha superado, se sanó del
cáncer, trabaja y ha sacado adelante a su familia. Lo he visto por Facebook
viajando por el mundo, escalando y amando con fervor a su hija y a su linda
esposa.
Luego
de una guerra de casi cinco años, Perú logró a través de trabajos conjuntos en
comisiones técnicas multisectoriales, el objetivo con el cual se favorecieron
más de 150 mil familias. Como abogada participé directamente en esa gran
hazaña, así como también obteniendo acuerdos con los ministerios de Salud, de
Economía, entre otros, donde participaron: el Estado, la empresa, la sociedad
civil y las organizaciones no gubernamentales.
La
crónica Ángeles con alas rotas, narra
mi trabajo social con niños con VIH, víctimas del desprecio, en la mayoría de
los casos son excluidos y descartados. Hecho muy triste que me marcó y me
motivó, hace 16 años hasta la actualidad, a ayudar a muchos niños en
situaciones vulnerables, a adultos mayores abandonados y a mujeres víctimas de
violencia, tanto en Perú como en España.
Crónica
tercermundista y Navidad lejos de casa, describen mis
tres viajes a Europa, sin fines de entretenimiento, los dos primeros los hice
acompañada de mi esposo y el tercero por encontrarme separada, fui sola. Ya que
ultimamente las infidelidades son episodios endémicos en la vida cotidiana. Sin
embargo creo que a veces lo mejor te pasa de la peor situación y ahora estoy
tranquila sin ninguna clase de rencor.
Mis
viajes los emprendí para estudiar y prepararme en varias áreas de mi profesión
así como también mejorar mis técnicas de escritura, nunca imaginé cuando
empacaba mis maletas todas las cosas que me esperaban al otro lado del
Atlántico, alegrías, penas, soledad, esperanza, locuras, todo un compendio de
momentos indescriptibles e inolvidables.
Mi
participación como Directora de Solidarios ABC, Organización Civil
Internacional De Ayuda Infantil, que lleva apoyando diversas proyectos hace más
de 15 años, me ha permitido colaborar con la Fundación Peruana del Cáncer como
dama voluntaria y vivir esa conmovedora experiencia, así como también hacer
documentales sobre asentamientos humanos, por ejemplo La Alborada en el
Zapallal, Puente Piedra al cono norte de Lima, donde viven familias en
condiciones infrahumanas, sin agua, sin luz, ni escaleras para subir a la punta
del cerro donde viven en la mayoría de casos. Y no estoy pecando de
hiperbólica, pero casi todas son mujeres que han escapado de la violencia
machista de sus convivientes, que ya no tienen maneras de salir adelante en su
provincia o en su pueblo, emigran a la capital, llegan sin recursos
socioeconómicos y se ven obligadas a invadir.
En
España pudimos por unos meses, auxiliar a un joven refugiado africano que vive
de una forma muy lamentable a las afueras del cementerio de la Almudena, así
como a Rubén Rivera, que se quedó sin silla de ruedas en un viaje aéreo a
Marruecos y por el artículo 22 del Convenio de Montreal, solo le pueden
reembolsar mil euros y el real valor del bien mueble es cinco veces más,
teniendo que alquilar una silla por seiscientos euros al mes, su transporte fue
destrozado pero su valentía y ánimo por la vida, siguen intactos. Crónicas de
peripecias como esas nos llevaron a salir en la televisión española y seguir
siendo Solidarios.
El
triángulo amoroso entre: Valeria, Eduardo y Lorenzo, en Imposible No Comerse En El Volcán De Los Amores Canallas, ha sido
lo más apasionante que me ha ocurrido en mis casi 4 años en Madrid, dicen que
lo que se siembra se cosecha y que todo trabajo en donde ponemos nuestra
dedicación diaria siempre llega el momento de la recompensa. Participar con una
historia tan intensa, sexual y desinhibida en la octava edición del libro de
poemas dedicados exclusivamente al amor, que se publica desde hace ocho años,
cada 14 de febrero en Madrid, donde participan más de 50 novelistas, cronistas,
columnistas, escritores, poetas y renombradas figuras de la literatura
española, ha sido un gran honor para mí y me siento muy privilegiada.
Imposible No
Comerse En El Volcán De Los Amores Canallas se vendió mucho en la Feria
Internacional del Libro, en Madrid, la concurrencia de los clásicos literatos
que cada año sorprenden con un nuevo proyecto y de los amantes de la lectura,
con la presencia de la reina Leticia en la inauguración en el Parque El Retiro,
fueron hechos fenomenales.
Las
giras para promocionar el libro alrededor de las ciudades de Ourense y La
Coruña en la Comunidad Autónoma fueron situaciones enriquecedoras para mí tanto
en el plano intelectual como emocional, no había tenido la oportunidad de comer
el famoso pulpo gallego y observar las hermosas playas de esa región de España.
La camaradería se hizo fuerte en ese viaje, donde un grupo de los participantes
del libro, pudimos conocernos mejor, compartiendo conversaciones cada quien en
su edad, en su estilo, convicciones y talentos, sin ningún tipo de egoísmos,
envidias ni competencias.
La
portada sugestiva y colorida, que no deja mucho en la imaginación pero que
cuando empiezas a leer es un universo de emociones ya que cada autor pone de su
propia cosecha y lo peculiar es que todos hemos escrito poemas o historias
inspirados en un mismo título: Imposible
No Comerse En El Volcán De Los Amores Canallas. Las entrevistas en la
radio, la televisión y en los periódicos del país ibérico, fueron muy
interesantes, sobre todo cuando algún experto recomendaba la lectura del libro.
Viajar en equipo fue como estar en una biblioteca portátil, disfrutar lo simple
de la vida y valorar la humildad de los grandes, aprendí del conocimiento de
cada uno de los hombres que hoy puedo llamar: amigos.
En
mayo de este año 2019, tuve el privilegio de representar al Perú en el 1º Foro
Iberoamericano de Pesca de Alto Nivel, en la ciudad de Vigo, en España y poder
dar una charla sobre la situación actual de la pesca en Perú la exportación y
comercio de productos hidrobiológicos, en tal oportunidad pude conocer a
distintos políticos de América Latina y su interés en que Europa siga
incorporándose para promover la investigación en el sector, hay toda una
descripción interesante que comparto en este libro en la crónica: Chimbote, España y la anchoveta.
Estar
desde el año 2015 hasta el 2019 en Madrid estudiando, analizando y aprendiendo
sobre campañas políticas, en un amplio panorama, en teoría y práctica, viajando
a provincias, comunidades autónomas, ciudades, pueblos y formar parte del largo
proceso, fue como aprender de deidades en el mismo Olimpo.
Ver
en vivo, directo y detrás de cámaras, la candidatura presidencial de Pedro
Sánchez Pérez Castejón, desde él no es no, sí es sí, yo viajo con Pedro, verlo
dimitir de su cargo de diputado, iniciar la búsqueda de votos entre militantes,
simpatizantes y ganando elecciones internas para poder competir con otros
partidos por la presidencia, fue trascendental.
Verlo
perder, en varias ocasiones hasta que el año pasado (2018), por una moción de
censura se convirtió en presidente y el presente 2019 ganó por votación popular
aunque el congreso no le haya dado la confianza para poder ser investido. Todo
ha conllevado a ser una herramienta para conocer sobre Europa, España y cómo
funcionan las ideologías políticas. Curiosamente en Perú nunca estuve inscrita
en ningún partido ni he tenido cargos públicos, ya que siempre estuve en el
sector privado, sin embargo sé que los más de 15 años de trabajo social, me han
acercado a ese mundo y he sido parte.
Finalmente
he podido terminar con mi prólogo y comenzar con este proyecto que me llevará a
nuevos y desconocidos parajes, poder demostrarte lo que guardo conmigo y que
hoy lo quiero sacar para enseñarte que nada es imposible para los que creen.
Perseverancia
a pesar de muchos obstáculos, es el resumen de tomar riesgos y cruzar los
puentes del pánico para poder descubrir lo desconocido de ese arco iris que
siempre sale del fondo de mi corazón.
Agradezco
a Dios, a todos los que me han incentivado a recopilar lo que he escrito en los
últimos 6 años. A Herbert Mujica Rojas, por cada uno de sus consejos y porque
siempre ha confiado en mi trabajo.
A
Cecilia Bances, excelente profesional que se encargó de la dirección y
diagramación general, diseño de carátula e imágenes y en el camino se convirtió
en una alentadora amiga. A todos los que me han inspirado en cada una de las
crónicas.
A
mis padres Elsa y Miguel que los amo con toda mi alma, a mis queridos hermanos
Negel y Omar, a mis sobrinos que me alegran la vida Valentina, Isabella,
Rafaella, Negel Miguel, Luis Alonzo, Sergio Alonzo. A Antonino Nieto, a Xosé
Perozo, que me dedican unos poemas que están incluidos en el libro, a todos mis
amigos, familiares y en especial a “El Señor”, personaje misterioso, que sin
saberlo me ha motivado a seguir luchando cada minuto.
………………………………
113
crónicas de una pasión, Zully Pinchi, pp. 13-22; Lima setiembre 2019, P&V
Consorcio Gráfico SAC
-Coordinación,
Herbert Mujica Rojas, hcmujica@gmail.com