Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
11-7-2024
¡Para repartir la piel del oso, primero hay que cazarlo!
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Un signo más que desvergonzado que exhiben numerosos
calichines de la política, acompañados de veteranos curtidos y vividores, se
refiere a dar por hecho que fulano o zutano será senador o diputado. ¡Como si
el escaño estuviere a su alcance porque así lo dicta su imaginación y angurria!
Una posible explicación del porqué nuestros representantes
parlamentarios exhiben impúdicamente absoluta falta de cultura política,
orfandad de formación cívica, en suma son individuos a quienes no inquieta
¡para nada! la sociedad peruana, su desarrollo y proyección y horizonte. En
ellos habita la ambición de tráfico de influencias y el aprovechamiento desde
el saque del puesto.
¿Qué hacen los que reparten la piel del oso sin haber
cumplido el requisito indispensable de cazar antes a la bestia? Simple:
envilecen el debate, lo reducen a la suma de restas y ambiciones personales que
casi nunca coinciden con las tareas para con el país.
¿Por qué, contra la voluntad manifiesta, expresa e
inconfundible, de más de 16 millones de peruanos en el referéndum del 2018, se
rehabilitó el Senado y autorizó por una centena de ciudadanos, la reelección inmediata?
Los cazapuestos no ponen en tela de juicio, la legitimidad
de lo que hizo el Congreso, zurrándose en el voto de millones de peruanos que
abominan de la función legislativa por su ineficacia, bajo nivel y que su
decisión provenga de una consulta popular sobre la que nadie ha impugnado su
caudalosa legitimidad.
¿Cómo habrían de cuestionarla, si ellos, los cazapuestos,
están buscando la solución a sus problemas de fin de mes?
En las listas de interés en las redes sociales, hay
posibilidad de seguir el desarrollo de vanidades de los más pintorescos
personajes. Algunos “comparten”, “ponen al alcance”, “invitan” a la lectura o
visión de sus presentaciones que trasuntan 85% de egolatría, gestos adocenados
y de pura imitación, que docencia y mirada estadista hacia la construcción del
país.
Con una frivolidad vituperable, ya hubo quien manifestó su
deseo de integrar la plancha presidencial de su agrupación. Como es de público
conocimiento aquella, no pasa por la mejor circunstancia y la pugna entre decenas
de tendencias aniega cualquier esperanza unitaria.
Tener menos de 40 años no garantiza estudio, ciencia y
conciencia. Eso del apellido y el “derecho de sangre” es una concepción
antediluviana y profundamente reaccionaria. Recordemos el viejo dicho ibérico:
lo que Dios no da, Salamanca no lo presta.
Tres puntos cardinales sobre los que no se lee ¡ni una
línea! en los documentos maestros de los angurrientos: salud, educación,
trabajo vía la generación de puestos y un otear para los próximos 50 años.
Los que quieren repartirse la piel del oso, no han cumplido
con el deber imprescindible de mostrar sus cartas ciudadanas honestas y lejanas
de financistas sucios o vinculados a negocios extraños donde lo único que no
falta es el dinero.
¿Por qué los bocatanes no revelan de dónde el dinero para
sus constantes boletos de avión, hoteles y transportes? ¡Ni qué decir en torno
a las simplonadas que cacarean en sus conferencias y seminarios!
Cuando la transmisión de “conocimientos” es de mísero nivel,
se incurre en yerro mayúsculo porque impartir “ciencia frágil” es edificar con
barro, sin cemento ni fierro. Cualquiera puede atisbar el derrumbe más pronto
que tarde de esos mamarrachos.
En el otro extremo, las consignas reemplazan al pensamiento
ciudadano. Recordar que el lema no suple a la obra y que el dictamen ideológico
no siempre camina por la realidad es una tarea fundamental. Serenidad y buen
juicio, dosis infaltable de objetividad, guarismos sinceros e información
fidedigna, son tareas obligatorias.
¿Qué puede esperar Perú de “políticos” formados en un molde
comercial en que todo tiene precio y si hay “coimisión”, mejor? A algunos, la
política y su aventura seduce porque resuelven el vivir con sueldo fijo cada
fin de mes.
Pero los ganapanes no tienen más rumbo que su interés
ganancioso y fenicio. El país puede seguir a la deriva, su mentalidad de
langosta depredadora, prima sobre todo lo demás.
Por tanto, el interés legítimo de servir al país tiene que
tener portavoces y representantes que no vean a la política como vía ilícita ni
permiso para que entren los compadres, las queridas o los malos elementos, a
gozar de fondos que provienen del bolsillo de los peruanos.
¡Esos que ya se creen senadores y diputados, integrantes de
candidaturas presidenciales y demás ubicaciones, tienen que comprender que Perú
está harto de esta clase de personajes y lo que han hecho en dos centurias,
justifica la poca fe que concitan en el sentimiento popular!
Para repartir la piel del oso, primero hay que cazarlo.