Wednesday, April 06, 2022

¡Algunas mentiras urbanas!

 

Señal de Alerta

por Herbert Mujica Rojas

5-4-2022

Diario Uno

 


¡Algunas mentiras urbanas!

https://senaldealerta.pe/pol%C3%ADtica/%C2%A1algunas-mentiras-urbanas-0

https://bit.ly/3JapRiu

 

A los peruanos encanta mentirse a sí mismos.

 

Se miente con tanta frecuencia desde decenios ha y casi dos centurias atrás que mentiras monumentales y perversas han estacionado sus taras en el ADN social vernáculo y hoy pasan como verdades incólumes, por todos aceptadas y sí –ciertamente- ¡jamás puestas en tela de juicio!

 

Pasemos revista a algunas de aquellas.

 

Somos un país soberano. Pero el nuevo sol baila según como van las componendas internacionales que compran las exportaciones primarias de un país bananero que no hace nada más allá que escarbar la tierra en procura de minerales o frutos para el deleite foráneo.

 

Libre e independiente. Pero no son pocas las veces en que el pueblo peruano ha visto cómo sus funcionarios, de capitán a paje, han debido viajar largas horas, hacer antesala y ofrecer el oro y el moro ante los reales depositarios del poder de las transnacionales. ¿Hay que recordar cómo garantizaron los TLCs algunos presidentes, en tiempos no muy lejanos, con su prosternación atenta en Gringolandia, por citar un ejemplo de otros muchos?

 

Todo aquél que en Perú pase de los 70 o más años es llamado por una prensa atrabiliaria de ínfima calidad como “histórico”. Importa poco que esa “historicidad” esté basada en su silencio cuando debió hablar o protestar o en la complicidad mediocre de ser parte de gobiernos exaccionadores, profundamente inmorales y vendepatrias.

 

La modernidad ha convertido a la historia y a Clío su embajadora, en harapo inservible y en jirones su reminiscencia para hacerlo con yerros, imprecisiones y deformaciones inmensas. Una de las más notorias: la guerra de rapiña que ocurrió entre 1879-1883, se la llama con desverguenza “guerra del Pacífico” invento sureño que pretendió –y casi logró- darle aureola romántica, de cruzada, a lo que fue una expoliación y matanza en territorio peruano. Si los historiadores claudican y son simples loros repetidores de moldes impostados, ¿qué puede esperarse del pueblo llano que ¡ni siquiera! sabe qué ocurrió en el decurso de su proceso nacional?

 

A mí no me convencen ni los comerciales, ni el bombardeo mediático de unos hábiles comerciantes que pretenden demostrar que la cocina es una herramienta social. ¿Reemplazan los cocineros a los ingenieros, médicos, arquitectos, comunicadores, trabajadores sociales, psicólogos, astrónomos, físicos, geólogos, etc. que por miles de miles requiere un país como el nuestro? ¿hay millares de personas que comprenden que la respetable carrera de cocineros demanda convicción muy circunscrita a los elementos que la componen? En caso de emergencia o sismo, ¿podrá un cocinero orientar las coordenadas de salvación? En casus belli, ¿guiará un cocinero el desplazamiento guerrero de los pueblos en resistencia al invasor foráneo? Y apenas cito circunstancias indesdeñables como lo enseña la historia.

 

De mentiras está hecho el proceso histórico del Perú. O de medias verdades que apenas proyectan el 50% de su savia genuina. De manera que es mejor enfrentar la cruda dureza de esta verdad al 100% que vivir sojuzgados. Una vez más.