Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
19-11-2013
¿Es Perú un país
posible?
No pocos cientos de miles se hacen esta pregunta desde que
amanece hasta que el día termina y las respuestas son siempre desconsoladoras.
Los noticieros y sus entregas sangrientas por toneladas puntualizan que somos
un país con lobos que atacan a gorilas y chacales a plena luz del día.
Nuestros políticos en su inmensa mayoría son piltrafas
ayunas de intelecto y visión geopolítica, pocas veces la Nación tuvo a sus
sentinas como representantes y a tarados como gonfaloneros de lo que debía ser
un proyecto para cien o doscientos años.
Periodistas e intelectuales por manadas emiten señales de
baja estofa y según quien pague el envión. Casi nadie cuestiona el status quo,
a todos alegra ser considerados "formadores de opinión", aunque
aquello sea garrulería de la más palurda que pueda haber registrado la historia
patria de los últimos casi 200 años.
¿Alguna vez la corrupción dejó de ser la constante porfiada
y tenaz que acompaña a todas las dinámicas aquí emprendidas y a las inercias
respetadas? Nunca se recuerda que en el trío expoliador que llegó desde España
estaban Francisco Pizarro, Diego de Almagro y el cura Hernando de Luque. La
codicia, la crueldad y la mentira de la mano por estas tierras.
Basta con ver el rostro del hombre y mujer común por dónde
uno pase y obtendrá la gráfica triste de seres resignados, incapaces por
ignorantes de cuáles son sus derechos y patrimonios. La desolación camina por
calles y plazas de todo el país, de norte a sur, de este a oeste. En épocas
contemporáneas hasta la primavera demora su entrada triunfal cediendo su puesto
al grisáceo tradicional de una capital informe, monstruosa, horrenda, mucho
peor que el Chicago o el Nueva York de los años 20 y 30.
Si se habla con jóvenes hay la comprobación que sólo les
preocupa tener un buen puesto de trabajo, tarjetas de crédito, ir a Miami o
Europa y su divorcio con la historia o el pasado es clamoroso. No parece fácil
para ellos establecer trabazón con un país en que abundan ladrones de cuello y
corbata, gorilas politicantes que aspiran a ser presidentes cada vez que pueden
y que en lugar de ser ejemplo constituyen aberraciones ambulantes.
¿Se ha preguntado, amable lector, si fue ejercicio limpio y
democrático que se otorgara prescripción al ex presidente Alan García Pérez y
que todas las asimetrías de que le acusaron por su desgobierno entre 1985-1990,
fueran legalmente finiquitadas? Este baldón vergonzoso ¡ni se enuncia!
¿Por causa de qué se atribuye a un presidente peruano, que
manda poco y administra peor, poderes imperiales de que carece y peor aún si
gasta el dinero del pueblo en campañas políticas para su esposa? Que la prensa
tributaria y mediocre barnice el asunto no quita veracidad a lo que todos ven.
Los partidos políticos son tan solo clubes electorales que
cumplen la sagrada misión de entronizar a vividores de la cansada ubre del
Estado cada cierto tiempo, y los más pícaros hacen negociados urbi et orbi y
despiertan pobres pero anochecen enriquecidos de mala manera.
Aquí hemos tenido unos zafarranchos que en cualquier país
civilizado causarían carcajadas de burla y mohínes de lástima. Un diplomático,
célebre por haber pasado el 1.80 mts. de estatura y cociente intelectual por
debajo de los 80 puntos, fue ministro de Defensa durante el segundo gobierno de
García Pérez y el pobre no diferenciaba el maullido de un gato de una ráfaga de
metralleta. Para variar en los días de crisis que corren, el jefe de Estado
Humala asignó la cartera de Interior a un vanidoso productor de letanías que
nunca obtuvo respaldo del Congreso para ser Defensor del Pueblo de manera legítima.
Repetir con González Prada que el Congreso es un lugar del
que hasta el caballo de Calígula se avergonzaria de formar parte, no es más que
moneda común que a todos consta menos, ciertamente, a los precarios 130
inquilinos que no se dan por enterados. ¡Por favor, los fines de mes y los
cheques son fundamentales en el esquema de estos personajes!
Es pertinente preguntar y hacerlo con firmeza:
¿Es Perú un país
posible?