Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
17-3-2021
¡Ninguna sorpresa que Congreso será un rompecabezas!
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La profusión de listas aspirantes al Congreso no sólo
garantiza su atomización además constituye un desafío para ver qué grupo exhibe
la inteligencia capaz de enhebrar sólidas propuestas multipartidarias. Una
especie de pacto de sobrevivencia mínimo.
No pocos de los que llegan a Plaza Bolívar y se convierten
en inquilinos por los teóricos cinco años, carecen de luces, intelecto o
cualquier pizca de devoción por la defensa de la cosa pública.
El Congreso no debe seguir siendo la pila de agua bendita
que cada fin de mes gratifica a nulidades que hacen negociados y trafican
influencias amén que disfrutan del trato de “doctor”, la adulación de brigadas
de asesores y tropas de secretarias. ¡Y menos a ciudadanos que poseen genuinas
colecciones de denuncias penales y civiles y que, una vez en el Parlamento,
tornan “intocables y sagrados”.
Para nadie es un secreto que el Congreso es una de las
instituciones más desprestigiadas del país desde hace largos decenios. La
calidad de sus integrantes, a la par que el declive de la política, se fue
cuesta abajo la rodada. Y los espectáculos que ha visto el país, averguenzan a
más no poder.
Claro es que el 11 de abril se conocerán los pequeños
porcentajes de bancadas numerosas. Y el cuestionamiento es muy simple: ¿aguanta
Perú otro Congreso pleno en bufones, lenguaraces sin seso y vociferantes sin
ton ni son? Ya hemos pasado por un cierre que concitó vastísimo apoyo popular
porque el pueblo es más sabio que todos los sabios.
¿Saben los futuros
legisladores del riesgo que afrontan si continúan por el fangoso derrotero
actual? Quien gane la primera opción al Ejecutivo lo hará con un porcentaje misérrimo
o sea su respaldo será fragilísimo. Una democracia tan escuálida invita a
gritos al golpe de Estado y quien diga que todo está tranquilo, yerra y del
peor modo.
Un conjunto de parlamentarios de diverso color político,
capaz de establecer un plan o acuerdo mínimo, y eso significa intenso diálogo
constructivo, tiene el deber de pilotear al Congreso y llevarlo a ser el
contrapeso del Ejecutivo. Pero con ideas e iniciativas de ley que verifiquen su
savia en la realidad. La demagogia de prometer el oro y el moro es muy conocida
fuente de conflictos. Desde hace 200 años Perú sabe muy bien qué adefesio es
aquello.
¿Sabrán distinguir los postulantes a una curul entre un
Congreso que debe dar leyes en pro de las mayorías nacionales o una caja de
resonancia de hilarantes lidercillos que apenas si entienden el castellano y
mucho menos las construcciones sociales de largo plazo?
Son horas delicadas las que vive Perú. No advertirlo aunque
suene a repetición, sería una ofensa. En nuestro país, las cosas, de puro sabidas,
se olvidan.
Y pueblo que no repara en sus errores ¡vuelve a cometerlos!
Le toca al Congreso.