Apra actual: olla de
grillos, envidias, dictadura
por Zully Pinchi Ramírez; zullyarlenepinchi@gmail.com
7-2-2017
El próximo 22 de febrero, el fundador del Apra, Víctor Raúl
Haya de la Torre, cumpliría 121 años. Y su partido 92 el 7 de mayo. Su
organización política se ha convertido en una olla de grillos, en chisme de
callejón, en odios mal intencionados, envidias insanas y revanchas infundadas,
más débil que nunca, en vías de extinción, ha quedado muy lejos el momento en
que dijo con viva pasión: ¨Estamos de nuevo juntos, estamos de nuevo
fuertes, porque siempre estuvimos limpios”.
Las últimas semanas, un estigma casi epidémico, desestimó
los últimos rezagos de honorabilidad que pulula en los pasadizos del Congreso,
de los cinco electos del Apra,,
liderados por una bonita, un chiclayano, un copión, un conciliador
mediático, y barbudo con aroma francés.
A raíz de la investigación que se hizo por lavado de activos
por la Corte Suprema de los Estados Unidos, se desató una exhumación de los
casos más escándalosos de América Latina, y la verdad, a la luz de la clase
política dirigente de la región. Pero en lo que respecta al Perú, el accionista
principal de la empresa brasileña Odebrecht, confesó que entregó US$ 29
millones de dólares en sobornos en Perú, por proyectos realizados durante los
tres últimos gobiernos: Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala.
El primer golpe fue para el gobierno aprista y su
emblemático tren eléctrico, que ha generado el encarcelamiento de una serie de
técnicos de la corrupción, encabezados por el ex viceministro de
comunicaciones, Jorge Cuba y su esbelta novia, la ex grande del voley peruano, Jéssica
Tejada, que si bien esa asociación ilícita para delinquir no es de militantes
apristas, sí ha afectado hasta los cimientos más altos, del partido de la
estrella, como es el caso de Enrique Cornejo.
La segunda delación afecta al gobierno del ¨sano y sagrado¨,
porque según se informa, Alejandro Toledo, recibió 20 millones de dólares, lo
cual ha generado la indignación de los cuatro suyos.
El tercer gran golpe vendría a reventar en la gestión del ex
presidente Ollanta Humala y a su esposa, Nadine Heredia.
En tiempos modernos, manifiestan los apristas del siglo XXI
que requieren un líder joven que se encuentre en una media de edad entre 27 y
47 años. Pero que nunca va a empoderarse de ningún cargo que pueda eclipsar al
robusto Alan García y a la élite de la dirigencia actual. Traducido al idioma
popular, no hay forma de convertirse en adalid destacado hasta que el club del
poder decida dar de baja a su declinante estrella mayor, con lo cual se
concluye que les queda una larga espera y esto sucede porque nunca deciden los
militantes, están todos atados de pies y manos porque la democracia interna no
funciona y la dictadura sí.
El notable y veinteañero Víctor Raúl Haya De la Torre, tuvo
un sueño por el cual se sacrificó, al punto de poder constituir un partido que
con el tiempo se transformaría en su legado político, una gran visión, que le
causó la prisión, deportación, sin conocer el miedo ni el resentimiento, nada
lo detuvo en convertirse en el pionero de la Alianza Popular Revolucionaria
Americana, en México en 1924, y en Perú, sus seguidores, en 1930.
Haya de la Torre no era un obrero, era un intelectual, de
origen aristocrático y estudioso, un pensador, que tuvo la idea de fusionar un
frente entre los trabajadores manuales, los profesionales y estudiantes, su
lema era la lucha antimperialista, se refería a que existía en esa época un
imperialismo capitalista que venía de Estados Unidos y un imperialismo
comunista que consistía en importar las ideas marxistas que venían de Europa,
específicamente de la Unión Soviética, pero que tales ideologías no aplicaban a
la realidad peruana, por lo tanto, él rechazaba, tales modelos económicos ya
que nuestra historia y procesos sociales eran acentuadamente diferentes.
Mientras José Carlos Mariátegui en ese momento, en sus Siete
Ensayos, importa el socialismo y el marxismo, Haya de la Torre, analiza el
espacio-tiempo histórico local, acto que significaba que no se podía traer la
misma cura, cuando la bacteria y el virus eran otros.
Haya de la Torre, vivió, conoció y se interrelacionó con los
actores políticos de su época y con otras mentes brillantes tales como Gabriela
Mistral, César Vallejo, Antenor Orrego, Bertrand Russell, Ho Chi Minh, Nehru,
Romain Rolland y el más anecdótico, el histriónico científico, Albert Einstein,
con quien coincidió en la Universidad de Princeton en 1948, los unió
rápidamente y les generó química que ambos no tenían ningún pánico a la reforma
y al cambio y les importaba muy poco lo que la gente opinara de ellos, ese
discurso los hizo simpatizar el uno con el otro, quedando en la historia y en
el recuerdo, aquel memorable encuentro.
Soy absolutamente pobre, así pido que se me entierre. Víctor
Raúl Haya De la Torre, (1946).
…………………………….