Informe
Señal de Alerta-Herbert
Mujica Rojas
Diario Uno/ 11-2-2023
¡Lo mismo un burro que un gran profesor!
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Que el mundo
fue y será una porquería*, ya lo sé, en el quinientos seis y en el dos mil
también; que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafáos, contentos y
amargaos, valores y dublé. Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldad
insolente ya no hay quien lo niegue, vivimos revolcaos en un merengue y en un
mismo lodo todos manoseaos.
Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que
traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. ¡Todo es igual, nada es
mejor, lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao... Si uno vive en la impostura y otro roba en su
ambición, da lo mismo que si es cura, colchonero, rey de bastos, caradura o
polizón.
¡Pero qué falta
de respeto, qué atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un
ladrón! Mezclaos con Stavisky van don Bosco y la Mignon, don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín. Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches
se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remache ves llorar la Biblia
contra un calefón.
Siglo veinte, cambalache, problemático y
febril, el que no llora no mama y el que no afana es un gil.¡Dale nomás, dale
que va, que allá en el horno nos vamo a encontrar! ¡No pienses más, sentate a
un lao, que a nadie importa si naciste honrao! Es lo mismo el que labura noche
y día como un buey que el que vive de los otros, que el que mata o el que cura o
está fuera de la ley. (Enrique Santos Discépolo, 1934)
Cuando uno observa cómo discuten los políticos peruanos tan “plenos”
en recursos intelectuales, apeladores al sentido ideológico o programático que
nutre sus vidas, dan ganas de recordar, casi de inmediato, el viejo refrán: la
sartén le dice a la olla, no me tiznes.
Entre otras monedas comunes los políticos nativos carecen,
por completo, de un plan integral que proyecte y active la movilización popular
en los planes de gobierno por los próximos 50 años. Todo es inmediatismo,
demagogia barata para “ganar” votos con ofertas debilonas y puramente mañosas.
Y como está de moda la especie que “fuimos elegidos hasta el
2026”, no importa que el pueblo los odie, les manifieste su descontento porque
ellos (los legisladores), erre con erre, persisten en la impostura.
Se desató desde hace 10 ó 15 días una fiebre por la
presidencia.
Un examen revelaría que el 95% de los postulantes, no tiene
idea del Perú en su multidimensionalidad: Costa, Sierra, Selva, Mar de Grau y
Cielo de Quiñones, proyección al Atlántico mediando la inmensa Amazonía y nuestra
presencia en la Antártida. ¿Cómo quieren ser gobernantes de algo que no
conocen? ¡Que ni siquiera intuyen!
La política para muchos es un entretenimiento. Paga puntual,
crea bandadas de enanos mentales y sirvientes las 24 horas del día y ¡total! ya
vivimos de ese modo desde ¡hace 200 años!
Si inquiriéramos a cualquiera de los aspirantes
presidenciales sobre temas de geopolítica, acaso 1 ó 2 tendrían alguna
respuesta.
El resto ¡jamás! ha mostrado el más mínimo interés en
resolver las profundas asimetrías del Perú con Chile en torno al uso de los
cielos, la definición de la soberanía y los miles de millones de dólares que ha
dejado de recibir, desde el gobierno de Alan García 2011, Perú! Cómo si los
cielos no pertenecieran al destino soberano de la Patria.
¿Ha escuchado usted definición, siquiera remota, de nuestros
políticos, en combatir la absurda inequidad que significa que tengamos casi 3
mil kilómetros de litoral y que la ingesta de pescado en Perú sea menor que en
otros países que carecen del mismo?
Por casualidad ¿ha oído los planes enérgicos y nacionales de
algún candidato para renegociar radicalmente cómo se distribuirá en todo el
país Internet barato, potente y en cada villorrio, aldea o conjunto humano en
Perú y con eso solucionar el tema de la educación remota?
Cuando en Perú no hayan niños por las calles mendigando
monedas; cuando los ancianos no duerman en cualquier parte o mueran a vista y
paciencia de la gente que pasa y tengamos trabajo, salud y educación de
calidad, entonces podremos cantar que la revolución está en marcha.
¡Política, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!
En el Teatro Maipo de Buenos Aires, aquel lejanísimo 1934,
Enrique Santos Discépolo, autor de Cambalache, anticipaba con luces potentes lo
que habría de ser una constante en la política latinoamericana: ceguera absoluta y reprobable.
Y es que la alergia de nuestros políticos por la historia,
les lleva a la ignorancia y frivolidad que narra en sus descarnada letras
Cambalache.
¡Lo mismo un burro que un gran profesor! ¡Bah!
*Cambalache https://www.youtube.com/watch?v=T0kTiKCC3UI