Wednesday, August 22, 2007

La transnacional sorda

Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
22-8-2007

La transnacional sorda

Como Telefónica conoce la psicología peruana, tan dada a escuchar
monsergas y a "ponerlas en agenda para el análisis", le fue suficiente
decir dos o tres tonterías respecto al criminal apagón de teléfonos
celulares y fijos luego del terremoto del pasado 15, fletar a sus
monigotes oficiosos –o rentados- la ministra de Transportes, Verónica
Zavala, la de los 5 millones de dólares puestos en el NBK que luego
quebró; su viceministra, la indigna Cayetana Aljovín; al jefe de
Osiptel, Thornberry (que si sigue así de nervioso, se va a comer sus
manos) y ¡sanseacabó!

Por raro que parezca, los medios de comunicación (¡todos tienen
millones de dólares en propaganda de Telefónica!) se han esmerado en
dar excelente cobertura a los pretextos de esta empresa ibérica que NO
ha explicado nada y se lava las manos en promesas de costumbre que no
resuelven nada, persisten los cobros caros y abusivos y el servicio
resiente una degradación de lo más aberrante.

Todos nos hemos preguntado ¿qué hubiera ocurrido en casus belli? En
Lima no se hubiera sabido que ya estaban tomados el resto de pueblos.
Y en estos, se ignoraría del destino de la capital, sede del gobierno
desinformado. Alan García tiene el imperativo moral de escribir (o
pedir que le redacten) un libro: La información exacta como
herramienta poderosa. Su ridículo, obviamente ocasionado por la
incomunicación y la asesoría nula de hueleguisos y no de asesores de
altísima capacidad intelectual cuanto que social, ha sido de
antología. De la crónica de lo cursi, lo insensato, lo
impresionantemente estúpido. Los paganos han sido españoles y
periodistas.

Como en cábala del absurdo, el Congreso, ha debido esperar siete
largos días y en el primer aniversario semanal del terremoto, convocó
a su primera sesión evaluativa. ¿O sea que si se hubiese caído el
edificio del Parlamento, lo hacían en algunos años? ¡Qué disparate! Y
nos referimos al Establo porque cábele la misión irrenunciable de
pronunciar su condena total e inequívoca a un atentado contra los
derechos humanos de todos quienes pagan el pésimo servicio de
Telefónica.

El mundo formal en que se mueve y anquilosa Perú, se da por satisfecho
por los adefesios que Telefónica ha pronunciado en su aparente
descargo. Del reclamo inicial y temprano del presidente García, poco
después del terremoto, hace exactamente siete días, ya no hay ni el
más insólito recuerdo. De diluir, amainar, difuminar, el atentado
contra el pueblo, se han encargado las pandillas de imagen del
ministerio de Transportes y de Telefónica. ¿Habrán tomado debida nota
los del Establo?

Cuando ignaros fletan –o procuran hacerlo- el contrabando que so
pretexto del dolor y la desorganización, no es oportuno ni
ultra-necesario, fiscalizar a Telefónica, y censurar a payasos que
fungen de ministros con enfermizo afán de figuración para permanecer
en el gabinete, se perpetra un crimen contra la historia social del
país. Con ese criterio, en lugar de abominar la pezuña invasora de
1881, debimos haberla instituido como fecha nacional celebratoria.
¡Hay cada mentecato en las alturas por estos pagos!

Si Telefónica se burla con pocas palabras, los intelectuales se han
tomado otra de sus recurrentes vacaciones con cura de silencio
incluida. No oyen, no hablan. El terremoto también les yuguló su
capacidad creadora de protesta. De repente el que Telefónica les pague
sus viajes allende y aquende; imprima lo que ellos llaman libros;
sufrague sus recitales huachafos y de capilla; sea algo más que el
rosario infame de casualidades venales. ¿Acaso son pocos los que están
en la planilla de pagos, uno que otro con recibo o factura, es decir a
sueldo mercenario de Telefónica y que tributan loas que los dólares
pagan?

Las castas políticas actuantes hoy han probado ¡una vez más! su
aniquilación absoluta y sin atenuantes. ¡No sirven para nada! Ni
siquiera para poner en vereda a una empresa famosa por sus robos y
estafas. Con razón inverosímil, aquí también, Telefónica se ha vuelto
rica, muy rica.

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!

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