Saturday, April 19, 2025

¡Leer con ojos dudosos!

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

20-4-2025

 


¡Leer con ojos dudosos!

 

Los lectores “rápidos” dan por ciertas las carátulas que ven en los quioscos. Cualquier publicación resulta en fuente de verdades que reciben apoyos entusiastas, asombrados o indignados. Dar crédito a rajatabla a lo que se dice en impresos, a veces irresponsables, es una tara de nuestro tiempo.

 

No sólo en Perú, en buena parte del mundo ocurre lo mismo también con los otros miedos: televisión y radio.

 

Profetas sociales, salvadores autonombrados de la nación, futuros senadores y diputados, ministros, gerentes y funcionarios vendepatrias, no paran mientes en lo que mal leen, lo asumen y, como en el juego del teléfono malogrado, lo que comienza en A termina en Z.

 

La ociosidad, madre de todos los vicios, ha venido a instalarse en el colectivo social peruano que ya no investiga, o lo hace epidérmicamente y no ha aprendido a indagar con ojos de duda para premunirse de premisas sólidas e imbatibles.

 

Siempre me he preguntado ¿cuáles las virtudes de esos intelectuales de quiosco que, premunidos de una pantalla gigante y una computadora pequeña, repiten mecánicamente cuanto se ve reflejado en el ecran?

 

No pocas veces los relatores son tartamudos, tienen pésima dicción y del castellano no entienden gran cosa. Sólo cacarean cuanto refleja el haz de luz en la superficie blanca. Estos idiotas modernos usan facilismos retrógrados que envilecen el lenguaje a cacofonías gestuales de las cuales les es imposible apartarse.

 

Si acaso un corte de luz o interrupción subitánea de su “presentación”, entonces, acaece la desgracia y el fracaso. Incapaces de improvisar, su disco duro no admite semejante alternativa, hemos llegado al nivel en que apenas superamos a los loros y la escala zoológica no nos favorece si nos comparamos con estos pajarracos.

 

Dirán los adictos a este método: “hoy es así, más rápido”; “las pantallas ayudan”. Es posible que así sea, pero eso nos confirma que, también, es más rentable leer y repetir sin creación alguna y sin comprobación que el auditorio entendió algo. Siquiera algo. Y por cierto: cobrar por tanto “esfuerzo”.

 

¿Pongo en duda la eficacia del negocio fácil? ¡Enhorabuena!

 

Algo parecido sucede con Internet. Los escolares de hoy y los universitarios de estos días, han perdido el buen y constructor hábito de la lectura. Todo se reduce al cut and paste y como original sólo pueden reclamar que ponen su firma a textos que no revisan, que asimilan acríticamente y que transcriben bajo el supuesto que por estar en la red, son datos exactos e impolutos.

 

Un estudio privado en temas comunicacionales de larguísima experiencia y trayectoria determina que sólo minúsculas porciones ven los programas políticos y que más escasos aún son los que aprehenden algo.

 

No poco de lo antedicho, débese al lenguaje primario, casi simiesco de nuestros políticos, absolutamente primarios, huérfanos de cultura elemental y moderna y lastrados por arquetipos anclados en 30 ó 40 años atrás.

 

Si unimos ambas circunstancias de comunicación insuficiente, mecánica acrítica, entre quienes se suponen son los instructores y el público llano, podemos explicarnos la aberrante miseria del lenguaje de nuestras juventudes que abdican del castellano para usar interjecciones en cada frase o sentencia o de la falta de lógica que los hombres y mujeres públicos denotan a cada instante.

 

No es tan desencaminada la idea de volver a los cánones antiguos en que la energía y habilidad del ponente motivaban en el auditorio la comprensión merced al buen manejo del lenguaje, a la precisión expositiva y, sobre todo, al esfuerzo mayúsculo que demandaba entablar empatía con el público tan acostumbrado, hoy por hoy, a las pantallas y a esos idiotas que repiten como autómatas y que no acometen ¡esfuerzo alguno!

 

Los conceptos también tienen que aterrizar, como era antes, por la deseable vigorosidad intelectual del expositor y porque, además, tienen el reto fundamental de confrontar la inteligencia del oyente que así practica y razona. Y no repite sumisamente cuanto hay en textos que otros preparan.

 

Trasládese lo antedicho al cuadro general de un país que pretende ser moderno pero que no puede, a pesar de cañones y pantallas, borrar de sus calles tanta mendicidad, pulverizar taras delincuenciales y el accionar de pandillas vinculadas al narcotráfico que hacen ajuste de cuentas, todos los días.

 

Y no hablemos de esas otras cáfilas de vendepatrias que regalan el país merced a contratos con dedicatoria y concesiones sine die de término con pingues ganancias. Pero la nación se desprende de su patrimonio con el silencio cómplice de las múltiples castas que gobiernan regularmente el Perú.

 

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

 

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

 

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

 

¡Sólo el talento salvará al Perú!

 

¡Mercaderes por todas partes!

 

Informe

Señal de Alerta-Herbert Mujica Rojas

19-4-2025

 


¡Mercaderes por todas partes!

https://herbertmujicarojas.lamula.pe/2025/04/18/mercaderes-por-todas-partes/herbertmujicarojas/

https://tinyurl.com/yc5pwpsm

 

En los anchos confines de la Patria, de sur a norte, de este a oeste ¡todo tiene precio! ¡Y hay mercaderes, fenicios, que todo lo venden al mejor postor incluyendo como bienes valiosos almas torcidas, espíritus venales, delincuentes y criminales!

 

Ser comerciante o mercader no es una tara a excepción que los bienes en juego sean la dignidad del Estado, los bienes de la Patria y la no custodia de nuestras fuentes naturales de riqueza en mar, cielo y tierra.

 

Gran parte de los funcionarios de todos los niveles, maneja escalafones y tarifas que les permiten asegurar la vejez, vida cómoda y sobre la base del esfuerzo del pueblo tributante y que labora de sol a sol.

 

Pocas son las dudas sobre lo que un presidente en nuestros países manda. En el mejor de los casos, administra. La cacareada majestad de un mandatario está al vaivén de los sucesos mundiales, de sus guerras financieras y aquí se reciben órdenes. ¡O aranceles!

 

Los que imponen sus criterios sobre precios de materias primas, su comercialización, las tendencias y orientaciones económicas, rugen desde afuera y sus gestores son empresas de mil caras y direcciones múltiples.

 

Las transnacionales cotizan las paridades de la moneda local, imponen privatizaciones y deciden cuándo y en qué monto gratificar a los países que lucen buena conducta, verbi gracia, en la lucha contra el narcotráfico. Por tanto, el poder de un mandatario nativo está muy recortado o posee fronteras restringidas.

 

No obstante lo anterior, un presidente, como primer funcionario público del país y mantenido por el dinero de los contribuyentes, sí tiene acceso a información privilegiada y sobre la que usualmente debe guardarse enorme reserva.

 

¿Qué garantiza que, una vez fuera del sillón presidencial, no use el episódico personaje, tanto margesí en favor de sus nuevos o antiguos amigos o socios? ¿Qué impunidad pacta al irse para no terminar sus días tras las rejas?

 

¿Y qué sabidurías trasmite a los recién llegados cuyos ímpetus se morigeran de inmediato?

 

Se ha vuelto moneda común que los ex mandatarios o los que van a serlo pronto, aparezcan dando conferencias pagadas -con varios miles de dólares- urbi et orbi. Como el principio es que quien gobierna en economía, lo hace en política, a nadie en su sano juicio puede ocurrírsele que cualquiera de estos corifeos discurseará contra sus pagantes.

 

Ergo, no pocas veces trocan en publicistas rentados e importa poco, casi nada, que sus alquiladores sean en no pocos casos, epígonos del capitalismo salvaje que predica que el mercado lo regula todo.

 

Viene al caso una cita de honda convocatoria a reflexión:

 

"el Perú dejó de ser una nación de ciudadanos y se convirtió en una sociedad de mercaderes, la corrupción infiltró en todos sus poros". (Químper, José María, Manifiesto del ex ministro de Hacienda y Comercio, J.M. Químper, a la Nación, Lima, Imprenta F. Masías e Hijo, 1881).

 

¿Avituallarían empresas foráneas a ex presidentes para que defiendan el medio ambiente a veces destrozado por actividades industriales sin el debido cuidado y previsión como ocurre en muchas partes del Perú? ¡De ninguna manera!

 

Esas firmas, las principales contaminantes del medio ambiente, necesitan embajadores itinerantes que posean información privilegiada, sean caraduras, cobren a precio de mercado y conserven la esperanza de retornar a Palacio. ¿Para qué otra cosa alquilarían a sirvientes nativos sino para columbrar más negocios y pingues ganancias?

 

¿Qué secretos de Estado se llevan en sus maletines o laptops los que hoy disfrutan del mando y mañana, si las cortes judiciales no los alcanzan, podrán administrar esas informaciones para su propio provecho o el de las corporaciones que los contraten como asalariados?

 

Nuestros políticos son en proporción altísima, personas con miopía geopolítica, intelectualidad precaria y nula identificación con la riquísima geografía y biodiversidad del Perú. A lo más se interesan en el turismo pero la buena salud, trabajo y educación de sus mayorías nacionales, les es ajeno, extraño, raro.

 

¿Por qué los del Congreso no sacan una ley que preceptúe que por lo menos por 10 años, un ex presidente del Perú, esté impedido de ser empleado de empresas con intereses directos o potenciales en Perú? Además de espectáculos o sainetes de escaso valor histórico, el pueblo exige que los parlamentarios hagan algo.

 

Y con los imperialismos muy de moda y provenientes del Asia, el chino en particular, Perú fue sorprendido con los viajes a todo costo, pagados por ese país gigantesco, a parlamentarios. ¿Para qué? ¿Creen en China en la “inteligencia” de aquellos o sí saben cuan útiles pueden ser haciendo cabildeo por sus intereses?