Wednesday, July 12, 2006

Los miopes sociales y la revolución


Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
12-7-2006

Los miopes sociales y la revolución

Abundan por doquier e infestan el aparato público y privado de la nación. Ríen con rostro docto en su cuarto de hora de gloria. Muchos, la mayoría que se encontró sin saber leer ni escribir, el puesto, se solaza en la efímera cumbre muy bien remunerada. Para los miopes sociales, la máxima fundamental se refugia en un mal entendido costo-beneficio, entendiendo cuánto pueden llevarse al bolsillo sin mayor esfuerzo y cuánto pueden no pagar por el servicio o trabajo que pretenden. Es más: si el asunto discurre sin pago ¡enhorabuena!

¿Cuántas iniciativas, proyectos, esperanzas, planes, se quedaron en el tintero y en garrulería a secas, porque quien debió haber invertido quería volverse millonario u obtener resultados de inmediato? El Perú es el compendio de las buenas materias. Aquí sobran los análisis, las exégesis. Las ideas-fuerza reinan a nivel teórico. Material humano existe. Operadores, honestos, entusiastas, con ciencia y concientes de cuanto da su propia inteligencia, están sujetos a la “buena voluntad” de quienes mal entienden el éxito. Es “éxito” si da réditos velocísimos para quienes ponen el dinero. Y es fracaso si no es así. Lo maniqueo del asunto es que considera a los gestores como simples idiotas sin facturas que pagar, alimentos que ingerir u obligaciones que honrar, celulares o teléfonos que mantener con línea abierta.

Una pincelada grotesca. En Cajamarca ha ocurrido un hecho espeluznante. Autoridades del ministerio de Salud y de la Región han mantenido, por años aberrantes y lentos, detenido el expediente que debió haber culminado en el gran hospital de esa ciudad nor-andina. El hoy presidente electo, Alan García Pérez, enunció durante su campaña esta inconducta. ¿Cómo puede concebirse tanta estupidez acumulada en servidores necios que debieran ser fusilados en la pena más benigna que merecen como punición? ¡Quién atenta por cretinismo contra el pueblo es, simplemente, un enemigo del mismo!

Hoy compete a las nuevas autoridades investigar y sancionar, en todos los niveles, a quienes hicieron posible obstruir la edificación del hospital de Cajamarca. Más aún, incorporar a los grandes sectores sociales en el escrutinio exhaustivo de ese hospital que será una gran obra de infraestructura para ese pueblo tan olvidado por decenios.

¡Son de mamey! Los miopes sociales, de aquí o acullá, llegan a creerse que la casualidad es permanente. Así, puestos episódicos causan atrofia cerebral que estupidiza totalmente. Quienes compran favores en la prensa, pagando esbirros ad hoc, o goza de cobertura periodística porque es inevitable, no entienden que, una vez fuera, vuelven a ser mortales comunes y silvestres y, para colmo, en el ojo de la mira pública que no tendrá la más mínima contemplación para encontrar fallas en su desempeño.

A muchos la palabra revolución asusta. Y hay enorme superchería en su significado y también en su horizonte. Revolución implica cambio y mutación. Y siempre para adelante, en términos de desarrollo social de pan y libertad. Lo opuesto será involución y estancamiento anacrónico aunque se lo disfrace con castillos ideológicos hoy en absoluto descrédito.

Un amigo contaba cómo es que algunos empresarios le han encomendado tareas interesantes pero refería que le exigen resultados pero ¡jamás! se inquieren si él goza de salud, tiene sus cuentas pagadas o trabaja contento. No sólo le pagan con desorden sino que nunca aprecian sus ideas y desarrollos aprendidos en casi tres decenios de ejercicio cristalino y valiente por luchar contra los molinos de viento. Y para más reír afirma que Internet no se puede comer y tampoco produce dinero aún para pagar facturas. Este tema acontece a miles de hombres y mujeres, operadores empresariales, políticos y periodísticos, que son hábiles transmisores de ideas e iniciativas, pero padecen del ostracismo de quienes, miopes sociales hasta la médula, no les tratan como humanos sino como guarismos y máquinas productoras de “soluciones”.

Los operadores independientes también luchan, a su modo, contra el status quo. Son vendedores de intangibles y ambulantes de su propia inteligencia. Pero, sobre todas las cosas, hombres y mujeres, respetables y dignos. ¡A ellos, un homenaje cordial y muy merecido! ¡Y para los miopes sociales, el más absoluto repudio!

¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

Lea www.redvoltaire.net
hcmujica.blogspot.com


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