Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
20-6-2006
Perú-Chile: Una difícil vecindad
No puede ser más preciso el título del libro del patriota Alfonso Benavides Correa, para graficar lo delicada que es nuestra relación con el país del sur. Por ello, conviene recordar algunos textos precisos sobre el ríspido capítulo y ante la oferta del canciller chileno Foxley para emprender con Perú una alianza estratégica.
Escribió Félix C. Calderón, embajador e historiador, en su artículo de mayo del 2005, Constantes históricas en el comportamiento vecinal de Chile: El teorema geopolítico que los peruanos deben tener siempre presente es que Chile ha visto al Perú, históricamente, como su enemigo natural. Y hacen muy mal los panegiristas del entendimiento y la cooperación vecinal en olvidar, soslayar o edulcorar este hecho irrebatible que es, además, inconmovible, por lo menos mientras siga vigente la concepción del Estado-nación. No es esto, obviamente, un reflejo de perdedor, como se ha atrevido a decir un peruano de última hora, a causa sin duda de una reflexión indigesta provocada por su conocimiento superficial de nuestra historia. No. Ese teorema fluye fácilmente del análisis del comportamiento histórico de Chile con respecto al Perú y nos da la pauta de cómo es menester actuar, porque nunca es tarde, para que por fin podamos encarrilar las relaciones vecinales sobre un terreno común de mutuo respeto y ventajas recíprocas.
El economista Alan Fairlie apuntó en octubre del 2005 en Falacias entre Perú y Chile: dos meses decisivos para el futuro: No hay ninguna complementariedad, lo que busca Chile con este TLC es consolidar la subordinación económica del Perú profundizando el actual intercambio Norte-Sur del comercio bilateral. Hay una gran concentración de nuestras exportaciones en productos minerales y materias primas, mientras que Chile tiene una mayor diversificación con presencia predominante de manufacturas y productos de valor agregado. El Perú debe mejorar su inserción en la economía mundial diversificando sus exportaciones y producción, hacia bienes intensivos en capital humano y conocimientos, mayor valor agregado y servicios, sacando provecho además de recursos estratégicos como la biodiversidad y otros sub-explotados con los cuales no cuentan países vecinos. Consolidar la complementariedad actual, limitaría severamente este proyecto.
Escribí en enero de este año en Bachelet: más chilena que socialista: Mientras que en el sur hay una política externa sólida por determinada; firme por lo que la historia registra, ayer y hoy; y una clase dirigente que privilegia como cuestión de Estado la custodia de sus fronteras terrestres y marítimas y para ello se arma como si la guerra fuera mañana, y de esto puede dar cuenta sobrada y munificente, la propia ex ministra de Defensa, Michelle Bachelet, aquí vivimos de idioteces pronunciadas fuera de contexto, alejados del marco histórico, profundamente divorciados del respeto a la memoria de los mártires y de los héroes que murieron por la patria. Sólo la ignorancia supina de ciertos candidatos puede producir estos genuinos e inaceptables- eructos que quieren ser reconocidos como declaraciones políticas. ¡Qué dislate y oprobio!.
Advierte don Alfonso Benavides en Una díficil vecindad: Instalada en el ámbito de la teoría alemana de la política, y por ende de la diplomacia, esto es, en el concepto del chileno como un cierto pueblo primordial ligado con los conceptos de sangre y hierro, sangre y suelo y sangre y raza sustentadores de una suerte de unión mística y seguidora de las enseñanzas de Johann Gottlieb Fichte que declaraba que entre los Estados no hay ley ni derecho como no sea el derecho del más fuerte; la diplomacia chilena, servida por hombres evidentemente eficaces que supieron situar los intereses de su país en el primer plano de su conciencia, demostró en su accionar ante la Argentina, Bolivia y el Perú, en las cuatro décadas comprendidas entre 1883 y 1926, que la suya era desaprensiva y, esencialmente, Machpolitik o política de poder, como lo acredita la atenta lectura del excelente libro de Jaime Eyzaguirre, Chile durante el gobierno de Errárusiz Echaurren.
¿Será suficiente argumento que los socialistas chilenos, partido al cual pertenece Michelle Bachelet y que sin perjuicio de ello, compró, cuando ministra, cientos de millones de dólares en armas y ahora hace lo mismo como presidenta, y que cantan la Marsellesa Socialista, y a los que consideran los apristas, hermanos ideológicos, garantía de paz y una buena vecindad sin menoscabo de las partes y altiva como irrenunciable dignidad nacional en cualquier trato?
¿Volverán los traidores, esos que quieren re-escribir la historia y borrar las constantes históricas desdorosas y abusivas para edulcorarlas con el barniz modernizante que procura la amnesia colectiva y el perdón aberrante? Vamos a ver.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
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