Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
Diario Uno/ 27-7-2023
Por un Perú libre, justo, culto y digno
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Ya hay nueva directiva en el Congreso y su flamante titular
reclamó respeto entre los integrantes parlamentarios. Aunque obvia e inocente,
no se puede evitar la siguiente pregunta: ¿no es mejor respetar al pueblo del
Perú que les paga por su ineficiencia?
No deja de ser curioso que una de las “ambiciones” que desea
reparar la nueva directiva se refiera al inexistente prestigio del Congreso. Si
están, literalmente, por las patas de los caballos, es porque han hecho
barrabasadas, una tras otra, para ganarse esa ubicación alicaída.
Todos los Congresos contratan a consultores (no pocos
turroneros), con la misión de revertir el minúsculo lustre político,
legislativo, político de que es dueño inconfundible el Parlamento. Entonces son
decenas de miles de soles los empleados y si las gestiones se miden por los
resultados, es evidente un invariable fracaso, porque la gente NO los quiere.
Nadie en Perú puede dejar de lamentar la tremenda crisis
política que vive el país. Hay responsables en todos los sectores, tirios y
troyanos comparten culpa de que esto haya llegado a límites casi inmanejables.
¿Debemos proseguir lamentando la situación y cruzarnos de brazos a ver quién
cae primero?
Mi rotunda respuesta es NO.
Mi firme impresión es que al Perú no lo reencamina sólo un
sector sino todos: trabajadores, Estado, empresa, gobierno, ministerios, capital,
porque esa concertación permitirá organizar una radiografía precisa del país:
¿qué necesitamos, cómo lo conseguimos, qué disciplina financiera y política
adoptamos? con un plan mínimo que sea respetado por todos los peruanos.
Leí las esperanzas de dos importantes líderes empresariales,
Alfonso Bustamante de Confiep y Jesús Salazar de la SNI, en el discurso que
pronunciará la mandataria Dina Boluarte desde el Congreso el 28 de julio. Todas
las invocaciones se refieren a medidas económicas, de reactivación, de créditos
preferenciales, respaldos a la gestión e incentivo en la generación de mano de
obra y capacidad de consumo.
Todo lo anterior no es más que la repetición clásica –y
prudente- de verdades de Perogrullo. ¿Quién podría oponerse? ¡Ni una palabra
acerca de la violencia ejercida por el gobierno y que causó cerca de 70 muertos
a balazos! Quien diga que no es tarea empresarial la custodia de vidas ¡se
equivoca!
¿Qué tal si en lugar de haber sido cerca de 70 civiles, los
crímenes se hubieran perpetrado contra dueños de empresas, negocios, gerentes
de importantes pequeñas y medianas empresas? Un país sin derechos humanos y
culto irrestricto a la vida, sólo
siembra vientos para luego cosechar tempestades.
¿Qué se necesita? Voluntad de hombres y mujeres superiores
capaces de alzarse sobre la confusión que es nuestra situación política. Es
hora de buscar un plan mínimo sobre el cual deba girar Perú.
¿Y qué hay de la caótica situación política? Sugeriría que
sí hay una premisa fundamental: NO
se puede construir en la debacle. Hay que ordenar y producir y hacer producir a
todos los sectores económicos con inclusión indispensable de los trabajadores
en un nuevo Contrato Social. Luego de la segunda bomba atómica, Japón demoró
largos años en reconstruirse y hoy todos sabemos qué clase de potencia
económica e industrial es el país asiático.
Las amenazas de convertir a la educación en un prosaico
negocio y no una fuente de sabiduría y formación, deben ser atajados.
Renegociemos con las empresas extranjeras que explotan recursos no renovables y
encontremos un justo medio que las favorezca y también otorgue ventajas y un
futuro sostenible a los cientos de miles de trabajadores que viven de esta
actividad económica.
No dejemos la puerta libre para que las mafias asiáticas
destruyan a las empresas nacionales. Debe prohibirse el dumping y evitarse que
el mercado peruano se atiborre de mercaderías de ínfima calidad porque no hay
un reglamento que norme estrictamente las exigencias de calidad que ayuden bien
en la lucha contra la corrupción.
Pero la voluntad de triunfadores debe ser parte de nuestro
catecismo diario de vida. ¿Qué ejemplo vamos a dar a nuestros jóvenes
profesionales de otro modo?
Pretender que el discurso presidencial contenga todas las
soluciones, es una quimera. No hay peor ciego que el que NO quiere ver.
Pensemos no en cuanto costará, sino cuánto costará NO
HACERLO.
Cuando se cierran las puertas de la legalidad, se abren las
de la violencia.
Por un Perú libre, justo, culto y digno.