por Herbert Mujica Rojas
14-5-2007
Contrabandos no muy nuevos
Empieza a descubrirse en el Congreso, la existencia de empleados que
no son lo que dicen, cobran lo que no deben y actúan con favoritismos
claros y en perjuicio de la ética ciudadana. La prensa y sus múltiples
vectores están con hambre de circo y víctimas. ¿A qué se debe una
reacción que, siendo interesante, no deja de llamar la atención?
Enhorabuena si lo que se quiere es escarmentar una viejísima tara en
el Establo. Prueba de ello: la denuncia que formulé un tiempo atrás
(como se da cuenta líneas a posteriori). ¡Por supuesto que la Comisión
legiferante enterró, entonces, bajo toneladas de disculpas el entuerto
y se lavó las manos! ¡Y de paso toleró la sinverguencería manifiesta
de Alcides Chamorro quien no tuvo otra defensa que el dicterio vía los
mismos medios y el argumento, de dudosa eficacia, ad hominem. De
repente lo ocurrido sirvió para algo, aunque entonces pareció un
disparo en medio de un océano infestado de tiburones de todo tamaño.
Leamos.
Señal de Alerta
30-3-2005
Chamorro acusado en Comisión
Esta mañana de fin de marzo, en la Comisión de Etica se debe estar
analizando la acusación fundamentada que hice contra el parlamentario
Alcides Glorioso Chamorro Balvín por proteger a un empleado fantasma,
Max Galli, quien cobraba como su asesor principal, sin trabajar ni
presentarse en el Congreso. En buen romance, una práctica abominable
que significa que los tontos peruanos paguen para que otros ganen
dinero sin hacer nada.
Con la mañosería típica de abogado cunda, Chamorro, ha pretendido
cohonestar su mala acción diciendo que no hubo "nepotismo" en el caso
que denunció Radio Programas del Perú y que, más modestamente, volví a
poner en blanco y negro. Pero hay antecedentes alarmantes que perfilan
que Chamorro es un lobo practicando el insano deporte de apropiarse de
dineros de manera indebida.
El programa televisivo de César Hildebrandt dio cuenta pormenorizada
que Alcides Chamorro había viajado a Estados Unidos con dinero del
Estado. En efecto, el legiferante –que ocupa una presidencia de
comisión que le permite berrear en cuanta ocasión se le presenta- tuvo
que reconocer el desmán y ¡no sólo eso!, ¡devolver los fondos al
Estado! ¿Qué garantiza que el efectivo que cobró supuestamente Max
Galli, haya llegado a sus bolsillos o al de otro vivo con antecedentes
vergonzosos?
Si la Comisión de Etica que preside Fabiola Morales, tiene real
interés en destapar una olla hirviendo y con muy malos vapores, debía
investigar al milímetro a Chamorro Balvín y estudiar las pruebas
documentarias que presenté contra el legislador. ¡Es más, debiera
citarme y –como pido también- recabar la grabación completa de RPP
para mayores elementos de juicio sobre este indecoroso esperpento!
Si ocurre lo contrario, es decir, que no se haga nada o se desdeñe una
acusación pública, por un mal entendido espíritu de cuerpo y de
solidaridad en la comisión de delitos que el pueblo sufraga sin saber,
estaríamos frente a un caso enorme, clamoroso, monumental y aberrante
de corrupción degradante. En cualquier caso, tenía razón, mucha razón,
Manuel González Prada cuando decía que hasta el caballo de Calígula se
avergonzaría de ser parte de semejante corporación (el Congreso).
Esta denuncia fue presentada en noviembre del 2004. Hablé por teléfono
e intercambié varios emails con el presidente del Congreso, Antero
Flores Aráoz, quien me aseguró que este caso iba a ser visto en la
Comisión. Tal parece que se olvidó o tuvo mucho que hacer más
importante que velar por la precarísima integridad moral del
Parlamento o porque –según dicen- Chamorro forma parte del inner
circle de sus allegados más íntimos. Como eso a mí me importa un
ardite ¡volví a presentar la denuncia pocas semanas atrás porque no
voy a permitir que un Congreso que no representa a nadie se burle de
un ciudadano que presenta pruebas y las esgrime ante cualquier
tribuna!
Una solución terminal discurriría por aquella que sugerí públicamente
en Liberación años atrás: ¡quemar el Congreso con todos sus
integrantes adentro! Y así ¡sanseacabó! Pero los cánceres republicanos
son recurrentes y si no son estos, serán otros ¡y hasta peores! Y
nótese que este Parlamento es más malos que los más malos del
fujimorismo ¡que no es poco decir!
Como dicen los gringos: wait and see!
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!