Oswaldo de
Rivero y Jorge Valdez Comisión de la Verdad de RREE enfrenta a dos diplomáticos
Por VIDAL SILVA ......La directiva de la
Asociación de Funcionarios del Servicio Diplomático del Perú (AFSDP) tuvo que
postergar una asamblea extraordinaria que estaba convocada para el viernes
último, en la que se debía decidir una controversia entre dos de sus
integrantes, pero que en realidad es un reflejo de la conducta que adoptaron
los diplomáticos durante el decenio fujimorista. Una resolución del ministerio
de Relaciones Exteriores creó una Comisión de alto nivel para investigar los
actos inconstitucionales, manejos irregulares de recursos y cese de los 117
funcionarios del Servicio Diplomático en 1992. También sobre manejos
irregulares de recursos destinados a obras y adquisiciones, la utilización de
las asignaciones en el servicio exterior entre 1990 y el 2000, la intervención
de diplomáticos en el fraude electoral del 2000 y en otros actos contrarios a
lo que establece la Constitución. En un plazo de 90 días deben presentar un
informe con las conclusiones, recomendaciones y la determinación de las
responsabilidades penales, si fuera el caso. La comisión está presidida por el
embajador Oswaldo de Rivero, representante permanente del Perú ante la ONU en
Nueva York, e integrada por Harry Beleván McBride, presidente de la Asociación
de Funcionarios del Servicio Diplomático, Carlos Higueras Ramos, presidente del
Consejo de Honor de la misma asociación, y José de la Cruz Arteta, inspector
general de la cancillería, además de un representante de la Defensoría del
Pueblo y otro del Consorcio Nacional para la Etica Pública (Proética). Con la
creación de esta comisión, la asamblea debió ser postergada hasta esperar un
informe que dé mayores luces sobre el asunto.
Las cartas
Dos debían ser los principales documentos, a los
que tuvo acceso La República, que los diplomáticos tenían que analizar en la
frustrada asamblea, en la que por primera vez se debían enfrentar las dos
líneas que siguieron los diplomáticos durante la aciaga y vergonzosa etapa en
la que la Cancillería también fue controlada por la dupla Alberto Fujimori y
Vladimiro Montesinos. Primero, una carta del 31 de enero, enviada por el
entonces secretario general de la Cancillería durante el apogeo del gobierno
fujimorista Jorge Valdez Carrillo al
presidente del Consejo de Honor de la AFSDP, embajador Carlos Higueras Ramos.
Allí acusa virtualmente a De Rivero de ser instigador de una campaña en su
contra y en contra de un grupo de diplomáticos que tuvieron papeles
protagónicos en la década autoritaria. Jorge Valdez expresa que existen
evidencias de «una campaña orquestada con el exclusivo propósito de difamar a
determinados miembros del Servicio Diplomático, al amparo del ambiente político
enrarecido que se vivía en el país en aquel entonces y hoy aún perdura en
determinados sectores y medios».
El segundo documento, la carta que De Rivero
envía Higueras, en la que recuerda las circunstancias que lo obligaron a
renunciar al Servicio Diplomático, cuando la dictadura fujimorista cesó a 117
diplomáticos el 29 de diciembre de 1992. Señala que la defensa del honor
personal, sobre todo en las carreras jerárquicas, como la militar o la
diplomacia, implica muchas veces renunciar al cargo por dignidad y con ello
perder privilegios y niveles materiales de vida. Confiesa que no fue nada fácil
decidir su alejamiento y luego "enfrentar públicamente al gobierno
autócrata y corrupto de Fujimori, cuando estaba en el esplendor de su poder,
cuando la mayoría del Perú lo alababa, se sometía o al menos lo toleraba".
De Rivero dice respetar a sus colegas que no pidieron su pase al retiro,
comprender sus dudas éticas y decidir o no por la renuncia, pero afirma
"no respeto al embajador que logra los más altos cargos dentro de la
autocracia y luego no pide su pase a disponibilidad cuando la democracia
públicamente prescinde de sus servicios". Agrega que Valdez obtuvo sus más altos cargos "cuando la
autocracia llegó a las más grandes bajezas y arbitrariedades. Jamás se atrevió a
decir basta al fujimontesinismo".
Conducta
durante decenio
Ambas cartas son la base de un debate interno en
Torre Tagle, cuyo objetivo en el fondo debe ser juzgar la conducta del servicio
diplomático durante una de las décadas más oprobiosas de la historia
republicana del Perú. Valdez fue el segundo hombre en la Cancillería durante
los más críticos momentos de la vida política del los últimos años, cuando
-fraude de por medio- Fujimori intentó un ilegal tercer período de gobierno
consecutivo, con el apoyo de Montesinos, quien desde el Servicio de
Inteligencia Nacional controló las FFAA, la PNP, el Poder Judicial y el
Ministerio Público, compró a gran parte de la prensa y mantuvo el dominio sobre
el aparato estatal, una de cuyas piezas fundamentales es la Cancillería. Tras
la caída de Fujimori, Valdez es retirado
de la representación del Perú ante la ONU y posteriormente no es aceptado
como embajador en Uruguay. Al respecto, De Rivero señala que en tales
circunstancias "no se atrevió a pedir su pase a disponibilidad" y que
"esta falta de renuncia es para mí reñida con la práctica de la virtud del
honor". Allí también hace referencia a su actuación en una cuestionada
operación de alquiler de un helicóptero
militar peruano a las Naciones Unidas, por el cual Valdez abrió una cuenta
bancaria por un millón de dólares, de la cual se transfirió dinero a Suiza y no
al Perú, como correspondía. Las cartas están sobre la mesa y corresponde a
los miembros de la AFSDP reivindicar su maltrecha imagen, por conductas de algunos
de sus miembros.