Informe
Señal de
Alerta-Herbert Mujica Rojas
1-11-2024
Epidemia de repensadores
https://senaldealerta.pe/epidemia-de-repensadores/#google_vignette
Desde algo más de un lustro, un grupo de ciudadanos, cuya
ejecutoria social o ante la civilidad peruana, es casi secreta, clandestina o
inexistente, decidió llamar a sus publicaciones: repensamiento.
En castellano menos complicado eso significa que el
pensamiento de otro, es analizado y estudiado, reformado, mejorado o superado
por ellos. ¿Será verdad tanta belleza?
Años atrás en una modesta
articulación ¡Superemos a González
Prada!
http://www.voltairenet.org/Superemos-a-Gonzalez-Prada,158488
, el 7-11-2008, hice algunos apuntes:
“Desde el saque el titular reta,
golpea, solivianta. ¿Cómo así que superar al maestro inmortal y al espíritu
levantisco cuasi conciencia rebelde, ayer y hoy, del país? Seamos justos y
puntuales. Más allá de la feroz crítica, no pudo ir más hacia adelante don
Manuel. No le alcanzó el tiempo, tampoco eran las comunicaciones como hoy.
Y el Perú –en eso sí seguimos
estancados- persiste en un mosaico impresionante, desunido, fragmentado y sin
líderes. Las castas políticas hieden, los capituleros abundan, los logreros
presiden el menú cotidiano del asalto a la faltriquera que aquí se llama
presupuesto nacional.
Cuando propongo la reflexión en
camino a ser prédica diaria, es decir en catecismo no religioso –aunque eso
desafíe la propia definición- lo hago porque en Perú la desidia popular permite
la actuación de patibularios en la cosa pública. Si no fuera de ese modo,
muchos prontuariados ya habrían dado con sus huesos en las cárceles y no
estarían como están hoy detrás de escritorios, cobrando sueldos a la Nación y
“personificando” al país.
¿Existen los partidos políticos? Son
clubes electorales. Usinas que proporcionan técnicos o panzones funcionales al
Estado, pero en modo alguno, alfiles de la revolución constructiva de que
hablaba hace más de 50 años Manuel Seoane y que empezó tempranamente una
prédica hoy olvidada por quienes se reclaman sus alumnos.
No son lo mismo tropas de
capituleros angurrientos que combatientes de insobornable decisión y ansias de
victoria. ¿Hay que refundarlos? Pero ¡si no existen! Verbi gracia: hay que
crearlos superando a González Prada que admonizaba que no era bueno “tomar a lo
serio cosas del Perú.
Penosamente en Perú sólo hay lectura
de infortunios y desgracias. Pero es hora de trocar la sentencia atroz en que
discurría don Manuel para convertirla en acicate, espoleo, látigo y furia hecha
creación genuina, heroica y revolucionaria que constituya el baluarte de la
reconstrucción nacional”.
Por rara coincidencia los
repensadores estiman y subrayan su capacidad de exégesis con las tesis
políticas de Víctor Raúl Haya de la Torre a quien señalan como su eje central
para la escritura de sus ensayos.
Saludemos a los repensadores pero
preguntemos, a la vez, si pueden mostrar los estudios precedentes que exhiban
el proceso de ese llamado repensamiento. La elaboración de las propuestas no
cae del cielo ni brota en las ramas de los árboles. Tampoco subyace debajo de
cada piedra en el camino.
La coincidencia con algún
aniversario o proceso electoral no es más que una referencia. Porque si fuera
el motivo de fondo (hacer presencia), se incurriría en un tema mas bien palurdo
y desdeñable.
Pero deviene de suyo interesante
escudriñar el repensamiento para coincidir con aquél y sus descubrimientos y
alternativas o, simplemente hacerlos trizas por su falta de seriedad académica
y científica.
Hoy cuando la fragmentación
latinoamericana es más que imprescindible ante la arremetida del imperialista
dragón chino, con los arrebatos de Gringolandia que envía cientos de militares
al Perú, sujetos a los vaivenes que dictan en las finanzas y en el comercio
mundial las potencias, la prédica de Haya de la Torre por la unidad
latinoamericana es de una fortaleza vigente imbatible.
El fenómeno del imperialismo en
todas sus variantes igual de agresivas: tecnología, capitales, calificación de
riesgo país y el dictamen y luz verde o roja para grandes negocios, persiste
modernizada pero socavador y peligroso, tal como lo estudió y denunció Haya.
La epidemia de los repensadores urge
de escrutinio y metódica crítica implacable.