Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
11-5-2015
Cuando el Estado vía su gobierno militariza con el envío de
tropas un problema medio-ambiental referido a la minería, el caso específico de
Tía María en Islay, es que traspasó su ínsita mediocridad y convocó a las
puertas de la violencia: Estado y gobiernos gendarmes de la empresa Southern,
escribirán de ahora en adelante páginas de verguenza y ¡contra el mismo pueblo
que masivamente le otorgó los votos años atrás!
Los rábulas y cipayos, tan eficientes las quincenas y los
fines de mes para cobrar sus emolumentos mercenarios, se huelgan de su talante
pro-minero. En su lógica siniestra todos los que cuestionan el daño ecológico y
el prontuario de la empresa, demostrado por décadas de fallas continuas y
adrede, son antimineros. A tenor de las hazañas de los pro, corrompiendo
conciencias con ofertas de dinero y con el uso de abogángsteres de la peor
laya, no constituye ningún orgullo cargar con las discutibles banderas de las
firmas mineras.
Y la prensa "nacional", tan pagada de sí y de las
cotizaciones publicitarias que sufragan a los alfiles, los "enemigos del desarrollo"
tienen que ser pulverizados, borrados de la faz de la tierra y nada mejor que
la remisión de tropas para que abran fuego cuando así se les ordene. ¿Para qué
otra cosa están en Islay? En buen castellano: el Estado y gobiernos gendarmes
siguen, al pie de la letra, el guión escrito por los esquiroles del status quo,
por los "productores" de riqueza por miles de millones de dólares. Ni
la riqueza la ve la mayoría del pueblo peruano y las ganancias pingues van a
parar a bolsillos de las transnacionales. No quedan aquí en forma de
hospitales, universidades, carreteras o ferrocarriles. ¡Y encima se contamina
el medio ambiente y se destruye toda agricultura!
Advertimos pocos días atrás de las amenazas que viene
recibiendo el valiente colega arequipeño de varias radioemisoras y canales de
televisión, Alberto Núñez Borja, quien no hesita para denunciar, con pelos y
señales los abusos de Southern. Y estas bravatas podrían, en cualquier momento,
tornarse realidad dura y física. Sobre este delicado caso en que hay en juego
la vida de personas consagradas a la misión informativa ¡no hay una sola voz
atenta o de solidaridad de los señorones, analistas o exégetas ilustres que se
pasean por diarios, radioemisoras y canales de televisión. ¿Es que hay que
dejar en soledad a Núñez Borja? ¡Pamplinas y nuestra solidaridad de siempre!
No pocos estudios sindican a Southern y su trayectoria
plagada de insolencias y abusos como el principal obstáculo para el proyecto
Tía María. La gente del lugar desconfía de aquella. ¿Será la metralla, la
coerción, la violencia tropera las que los haga cambiar de opinión? Se equivoca
el que comanda al Estado y gobierno gendarmes. El pueblo es más sabio que todos
los sabios, decía en sus notas, no pocas veces, Simón Bolívar.
La minería no genera empleo masivo. Además sus prácticas inmorales
han infestado el Perú, gracias a la complicidad de manadas de sicarios que
alquilaron sus conciencias para convertir la farsa y el sainete, en
"desarrollo y progreso". ¿Acaso no hemos visto que en Cajamarca hasta
las piedras están compradas por la minera principal que allí saca oro?
Quien deduzca mercenariamente que entonces la conclusión es
oponerse a la minería, se equivoca adrede. Pero hay que compatibilizar todas
las circunstancias y lograr el consenso con las poblaciones que tienen que
estar bien informadas de los pro y los contra. ¿Usted le creería a Vladimiro
Montesinos haciendo promesas de moral acrisolada cuando su hoja de vida es un
fango de actos delictivos? ¿Y qué hacen las mineras?: sobornan funcionarios,
compran abogaditos, rentan turroneros que se hacen llamar periodistas, alquilan
"formadores de opinión" y los homenajean con miles de dólares y los
fletan para que desde la televisión, radio y diarios, "condenen" a
los "antimineros", los apostrofren como "antipatriotas" y
"terroristas". ¿Quiénes son los terroristas? Me atrevo a decir que la
respuesta es obvia.
La verdad genuina es que la reparación de estructuras
nocivas o planes desdeñosos del medio ambiente, cuestan mayor inversión y eso
no está dispuesta a hacer la gran mayoría de empresas mineras. Si eso
ocurriera, la escalerita hacia abajo repercute en el gerentito que está de paso
por el Perú con su familia, o el inversionista ve "lesionada" su alto
ratio de ganancia y por la que ha pagado con la corrupción de presidentes,
parlamentarios, alcaldes, gobernadores, comisarios y demás comprables. Azúcar
caro y cholo barato.
La violencia sólo produce más violencia, así se cubra bajo
el dudoso como ilegítimo manto protector que les da un Estado y gobiernos
gendarmes. No hay excusa ni asidero posible para justificar la militarización
de una parte del país, salvo que sea parte inicial del plan que dé al trasto
con los calendarios electorales y se vuelva al pasado vergonzante de golpes,
imposiciones y abusos de los mandones de turno. Aunque la mona se vista de
seda, mona se queda.